Crítica: La punta del hielo

Aquí hay icebergs

Katya Adaui

Literatura Random House, 2017, 124 páginas

Por Sebastián Novajas C.

 

 

Escritura fragmentaria. Recursos de la dramaturgia. Y escarbar en la memoria hasta lo más profundo posible. Eso fue lo primero que descubrir de Katya Adaui la escritora peruana que destaco con su libro de relatos más reciente, y digo reciente porque es de esa tradición que escribe poco y pausado, y por eso en el caso de Adaui las relecturas son más que bienvenidas —no está demás decir que el título me evoca a la teoría del iceberg de Hemingway y cada relato de este libro tienen mucho de eso—. En esa fragmentación antes dicha que deja esos espacios tan necesarios para crear silencio se van tejiendo historias profundas y absolutamente humanas con la familia como principal estandarte —no el único, por supuesto—. Los cuentos destacan por esa experimentación del montaje de escenas que conforman toda una historia y manipulando el tiempo en un vaivén que en ningún momento provoca le perdida del hilo narrativo.

‹‹Todo lo que tengo lo llevo conmigo››: narrada la vida de la protagonista desde su adultez hasta llegar a su infancia, un orden cronológico de los recuerdos —relato que me recuerda a la Esposa en reversa de Stephen Dixon—, un contar de la vida vivida hasta ese momento rondando lo que hace su propia familia como si fuera una cascada. La familia y la amistad siempre al borde del precipicio. Adaui siempre al filo; preparando el ambiente para algo terrible que no queremos que pase porque a medida que uno la lee cree que esas posibilidades están más cerca del lector que de los propios personajes, en una reflexión que muchas veces negamos por no asumir lo que nos rodea. Eso se refuerza en ‹‹Alaska››, no solo por su estructura, sino también porque al leerlo me sabe cómo una especie de psicoanálisis por medio de la cartografía, es decir, que la escritora mediante esta exploración nombra ciudades en las que va relatando la historia de una familia, la suya probablemente, hasta llegar a Alaska —este es el cuento que le da título al libro—. Otro de los relatos más interesantes es ‹‹Ese caballo››. Un viaje al campo, recuerdos de la infancia. Y que puede decirse de otra manera: un caballo negro, un abuelo, una pistola y un lamento que marca al narrador de por vida por sentir que algo le falta a pesar que nunca fue suyo. O ‹‹Los gemelos Hamberes››, que precisamente por su brevedad le da una intensidad inusitada narrada por la voz de un médico que cuenta como los gemelos hacían todo juntos al punto de pactar su propio final al momento de padecer una enfermedad que a pesar de ser incurable no provocaba una desgracia insoportable.

Compuesto por: Todo lo que tengo lo llevo conmigo, Si algo nos pasa, El color del hielo, Alaska, Ese caballo, Donde tienen lugar las cacerías, Este es el hombre, Puertas, Agapornis, Los gemelos Hamberes, Jardinería, y Siete olas.

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