Crítica: Unos campos no muy verdes

Recorre los campos azules

Claire Keegan

Eterna Cadencia, 2008, 208 páginas

Traducción: Jorge Fondebrider.

Por Sebastián Novajas

 

 

Los textos de Keegan hablan de una sociedad rural irlandesa que parece más una fotografía en blanco y negro que un mundo de un verde esmeralda. Sus relatos son especies de retratos que van directo a la yugular; sin asco narra la hipocresía de los que van a la iglesia para mantener una imagen a pesar de no creer en nada como en la Hija del guardabosques. O en El regalo de despedida. Lo un secreto de lo más aberrante que puede ocultar una familia; esos momentos dolorosos que van emergiendo con la huida por parte de la protagonista. Keegan no cae en la facilidad de decirlo, sino que lo muestra, uno puede ver lo que pasó en la infancia de una niña y a pesar de ese horror se continúa leyendo. El olvido no sirve, la memoria se mantiene intacta y cada cierto tiempo emerge para recordar que lo vivido es una herida que siempre quedara media abierta supurando. Lo mismo pasa con Recorre los campos azules, en donde el protagonista, un cura, no se puede alejar de lo vivido y vuelve una y otra vez a lo mismo como un perro persiguiendo su cola. Las cosas nunca son fáciles con la autora, ninguno de sus protagonistas la tiene. La huida, es parcial, solo del campo. La compasión no cabe. La estructura social corroída hasta la médula. Y más y más. Se pensara que la extensión para el relato es una debilidad, pero al leerla, esa idea queda socavada al momento de sentir la tensión, que en vez de bajar va en aumento. Esto último no es un cliché aunque suene así, la dificultad de avanzar manteniendo la misma pulsión trazo tras trazo es todo un logró. Y eso provoca que leerla con lentitud se vuelve un acto voluntario para paladear cada frase. La retórica no existe. En el ambiente de sus narraciones impera la violencia del silencio. La vida sigue a pesar de herir al que está al lado. Tampoco hay redención. Es fracaso y derrota constante. Hojas y hojas cada una más profunda que la otra. Si se intenta dejar de leer, no se puede, hay que terminar a pesar del dolor continuó.

Compuesto por: La larga y dolorosa muerte, El regalo de despedida, Recorre los campos azules, Caballos oscuros, La hija del guardabosques, Cerca de la orilla del agua, Rendición, y La noche de los serbales.

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