SELECCIÓN POEMAS
La pipa de Kif
Mis sentidos tornan a ser infantiles,
Tiene el mundo una gracia matinal,
Mis sentidos como gayos tamboriles
Cantan en la entraña del azul cristal
Con rítmicos saltos plenos de alegría,
Cabalga en el humo de mi pipa Puk,
Su risa en la entraña del azul del día
Mueve el ritmo órfico amado de Gluk.
Alumbran mi copta conciencia,
hipostática Las míticas luces de un indo avatar,
Que muda mi vieja sonrisa socrática
En la risa joven del Numen Solar.
Divino penacho de la frente triste,
En mi pipa el humo da su grito azul,
Mi sangre gozosa claridad asiste
Si quemo la Verde Yerba de Estambul.
Voluta, de humo, vágula cimera,
Tú eres en mi frente la última ilusión
De aquella celeste azul Primavera
Que movió la rosa de mi corazón.
Niña Primavera, dueña de los linos
Celestes. Princesa Corazón de Abril,
Peregrina siempre sobre mis caminos
Mundanos. Tú eres mi «spirto gentil».
¡Y jamás le nieguen tus cabellos de oro,
Jarcias a mi barca, toda de cristal:
La barca fragante que guarda un tesoro
De aromas y gemas y un cuento oriental!
El ritmo del orbe en un ritmo asumo,
Cuando por ti quemo la Pipa de Kif,
Y llegas mecida en la onda del humo
Azul, que te evoca como un «leit-motif».
Tu luz es la esencia del canto que invoca
La Aurora vestida de rosado tul,
El divino canto que no tiene boca
Y el amor provoca con su voz azul.
¡Encendida rosa! ¡Encendido toro!
¡Encendidos números que rimó Platón!
¡Encendidas normas por donde va el coro
Del mundo: Está el mundo en mi corazón!
Si tú me abandonas, gracia del hachic,
Me embozo en la capa y apago la luz.
Ya puede tentarme la Reina del Chic.
No dejo la capa y le hago la †.
Fin de carnaval
Miércoles de ceniza.
Fin del carnaval.
Tarde de lluvia inverniza
Reza el Funeral.
Con ritmos destartalados
Lloran en tropel,
Mitrados ensabanados,
Mitra de papel.
Lloran latinos babeles,
Sombras con capuz.
Lleva al arroyo rieles
La taberna en luz.
Los pingos de Colombina
Derraman su olor
De pacholí y sobaquina
¡Y vaya calor!
Un Pierrot junta en la tasca
Su blanco de zin,
Con la pintada tarasca
De blanco y carmín.
Al pie de un farol, sus flores
Abre el pañolón
De la chula: Sus colores
Alegrías son.
¡Cómo la moza garbea
Y mueve el pay-pay!
¡Cómo sus flecos ondea
En el guirigay!
El curdela narigudo
Blande un escobón:
—Hollín, chistera,
felpudo, Nariz de cartón—.
En el arroyo da el curda
Su grito soez,
Y otra destrozona absurda
Bate un almirez.
Latas, sartenes, calderos,
Pasan en ciclón:
La luz se tiende a regueros
Sobre el pelotón.
Y bajo el foco de Volta,
Da cita el Marqués
A un soldado de la Escolta,
¡Talla de seis pies!
Juntan su hocico los perros
En la oscuridad:
Se lamentan de los yerros
De la Humanidad.
Por la tarde gris y fría
Pasa una canción
Triste. La melancolía
De un acordeón.
Los faroles de colores
Prende el vendaval.
Vierte el confetti sus flores
En el lodazal.
Absurda tarde. Macabra
Mueca de dolor.
Se ha puesto el Pata de Cabra
Mitra de Prior.
Incerteza vespertina,
Lluvia y vendaval:
Entierro de la Sardina,
Fin de Carnaval.
Bestiario
¡Romántica casa de fieras
Del buen Retiro, he vuelto a ver
La alegría de tus banderas,
Bajo la tarde, como ayer!…
Y me detuve emocionado
Ante aquel viejo carcamal
Estilizado
En el escudo nacional.
¡Viejo león que entre las rejas
Bostezando agitas la crin,
Sobre tus cejas
Sus arrugas puso el esplin!
El canguro antediluviano
Huyó con saltos de flin-flan:
Es australiano
Y tiene trazas de alemán.
Temeroso esconde las crías
En el buche de acordeón:
Antipatías
Tiene el canguro, de embrión.
El tigre se agita ondulante
Tras los hierros de su cubil:
Belfo tremante:
Garra rampante y ojo hostil.
¡Qué triste el oso se espereza
Sobre las pajas de su coy!
¡Cuando bosteza
Recuerda al Conde de Tolstoy!
Tiene un gesto de omnipotencia
El leopardo bengalés,
La impertinencia
De su gesto dicta al inglés.
Sonríe el lobo. Tras la reja.
Con un guiño de curial
Rasca la oreja
Y la estameña del sayal.
Y la romántica jirafa,
Solterona que bebe hiel,
Las rosas chafa
En la cúpula del laurel.
¡Arquitectura bizantina,
Imposible de razonar,
De la divina
Silueta de Sara Bernhardt!
Un disparate pintoresco,
Maravilloso de esbeltez,
El arabesco
Del caballo del ajedrez.
Ruge encendida la pantera
Su ensueño de arenas y sol,
Sabe la fiera
Un aljamiado de español.
Recuerda el índico elefante
Los bosques sagrados de Anám,
Sueña el gigante
Como un fakir ebrio de bahám.
Meditaciones eruditas
Que oyó Rubén alguna vez:
Letras sánscritas
Y problemas del ajedrez.
¿Viejo elefante de Sumatra
Sueñas acaso con Belkis,
Con Cleopatra,
O con un circo de Paris?
¿Añoras la torre guerrera
Sobre tus hombros de titán,
O la litera
De las reinas del Indostán?
¡Tú, que a mi musa decadente
Brindas la torre de marfil,
Resplandeciente,
Como una torre de las Mil!…
Encumbrado sobre una rama
El triunfo del pavo-real,
Es una llama
Del Paraíso Terrenal.
Un ensueño de surtidores,
Un cuento de viejo jardín
Con los olores
De la albahaca y el jazmín.
¡El negro opio de la China,
Sabe tu verso ornamental,
Ave divina
De un Paraíso Artificial!
El mono acrobático salta
Y hace del mundo trampolín.
Mima y esmalta
Cada salto con un mohín.
Y la cotorra verdigualda,
Retaleando su papel,
Luce una falda
Que fue de la Infanta Isabel.
Feminista que disparata
En la copa del calamac,
Bajo su pata
Las ramas secas hacen crac.
Y a Dionisio Aereopagita
En penitencia sobre un pie,
Desacredita
La cigüeña falta de fe.
Caricatura del milagro,
En un fondo de azul añil
Exprime el magro
Y cabalístico perfil.
Sobre una pata se arrebuja,
Y en el tejado hace oración,
Como una bruja
Que escapó de la Inquisición.
Esponja el
flamenco la pluma
Y su absurdo
monumental
Trémulo esfuma
Sobre dos rayas de coral.
La cabra dibuja
una aldea,
Dando vaho de
la nariz.
¿Es de Judea
La aldea o de Arabia Feliz?
La cabra contempla
la vida, Con los
ojos muertos de
luz,
Una dormida
Visión de Oriente en el testuz.
Y el cocodrilo faraónico
Las fauces abre en el fangal
Al sol, que
irónico Hace
llorar su
lacrimal.
¡Olvidada Casa
de Fieras, Con
los ojos de la
niñez
Tus quimeras
Vuelvo a gozar en la vejez!
Muere la tarde. —
Un rojo grito Sobre la
fronda vesperal—.
Y abre el círculo
de su mito El
Gran Bestiario
Zodiacal.
Ramón Valle y Peña (Villanueva de Arosa, 28 de octubre de 1866- Santiago de Compostela, 5 de enero de 1936), también conocido como Ramón del Valle-Inclán o Ramón María del Valle-Inclán, fue un dramaturgo, poeta y novelista español, que formó parte de la corriente literaria denominada modernismo en España y se encuentra próximo, en sus últimas obras, a la denominada generación del 98. Se le considera uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX.