Comencé a pintar de niña, el material líquido, de olor fuerte y la fuerza del color de los óleos fue algo que tenía como inscrito en el cuerpo. Dejé de pintar muchos años y hace un año comencé de nuevo.
Me llevo mejor con los objetos y plantas a diferencia de los animales y las personas, en el sentido de la facilidad de representarlos en la pintura o el boceto. En algún punto comencé a comprender, desde la cartomancia, a que entendemos las cosas por símbolos.
Y para mi cada objeto tiene una asociación en nuestra mente y nuestro sentir, configuramos colectivamente la idea del agua, del color carmín y del vidrio, por dar algunos ejemplos. A pesar de que entendemos las cosas desde un punto común, la experiencia es capaz de cambiar los significados de los símbolos.
Cuando pinto bodegones, uno aleatoriamente objetos que con cierta luz o color evocan algo en mí y me comienzo a conocer a partir de mis propias obras. Veo desde lo que hizo mi mano lo que siente mi alma y mi mente. Cuando alguien más lee mis obras, los objetos le pueden evocar algo completamente distinto y ahí es donde juega la experiencia de cada persona en su visión; pero compartimos los mismos símbolos y les abro una ventana a mi mundo interno.
Pienso que la creatividad es nuestra capacidad de conectar con lo divino y nos permite conocer nuestro origen personal y social. La pintura me permite una fluidez intuitiva que otros materiales como el papel o técnicas como el grabado no me permiten y por eso creo que es lo más personal de mi obra y oficio a causa de aquello
Josefa Cáceres. Es una artista gráfica chilena de 23 años dedicada a los oficios de impresión manual, la educación no académica y la pintura al óleo. Su trabajo se vincula a la magia, a los oficios y a la creatividad.