Selección De la serie: El altar de la mujer sin huesos por Camila Peña.
El altar de la mujer sin huesos
Este es el altar de la mujer sin huesos, pero los crujidos suenan. Solo somos en el espejo del agua, dice él y dibuja una estrella en su mano. Acostada sobre imágenes, la predilección de su propia pérdida se mueve entre sus dedos como espuma. De su aliento salen pequeños cristales violeta que hieren.
Algunas noches sueña con ser crustáceo, en un mar negro que no conoce la arena. Las olas la llevan y ella quiere liberarse de su caparazón. Quiere ser agua espesa, corriente que no desemboca en ninguna parte. Se despierta pensando para qué sirve su cuerpo.
Por la mañana, el aire todavía sangra. Los niños colocan estrellas de mar rotas en su cama. Ella les muestra su mano vacía, dice aquí estuvo él y la luz salía de mi espalda. Pequeños dedos tocan sus yemas en silencio, no entienden la herida del aire y corren al agua en la hora roja del sol.
Talismanes
En el día de los párpados cosidos, de los párpados cuervos. Una pequeña luz entre los ojos y ese animal con tentáculos que recorre su altar pero no la toca. Flores, flores, como medicina. El olor amargo de su recorrido y ella sin abrir los ojos. Flores, flores, como talismanes. El sonido de los tentáculos, la respiración que consume sus cristales.
Su estrella
Al verla el primer niño lame sus rodillas saladas. Este es mi hogar, en este sabor mi madre me habló de la mujer sin huesos, de la urgencia que tenía de romper el aire. En su altar, la mujer no puede abrir los ojos. El niño se acerca a la ventana. Coloca una estrella y se da cuenta que duele. Rompe dos de sus puntas.
Él cabalga entre algas azules
Recostada sobre flores con espinas. Desde su cuerpo, ese húmedo artefacto para coser la carne, recorre esternones, clavículas y costillas. Partes de hombres que acomoda hasta sentir la sal. Hasta encontrar entre sus labios el sabor de un hueco en donde vivir.
Él cabalga entre algas azules en el agua de la transparencia. Su caballo es de fuego. Las algas lo idolatran, lo llaman padre. Ella toca su pecho y nace una estrella diminuta. La besa en busca de sal pero no encuentra nada.
Él cabalga entre algas azules. La estrella lastima con ausencia frágil, esta noche una costilla, mañana una boca abierta y después. Él cabalga entre algas azules. Después un corazón que bombea azul y la idolatra, la llama diosa. Él cabalga entre algas azules. Lanza conchas en su pecho desnudo, busca que se acomoden hasta el nacimiento de un lenguaje. Él cabalga entre algas azules. El único hogar es su propia sal.
Anotación
Escribe entre cristales, después besa sus dedos, los limpia de lenguaje.
Al irme me sentirás en el agua
el placer de mi fragilidad
será poco,
el aire se limpiará de sangre.
Camila Peña (Cuenca, Ecuador, 1995). Comunicadora Social y máster en Estudios Artísticos, Literarios y de la Cultura. Ganadora del II Premio de Poesía Hispanoamericana Francisco Ruiz Udiel con el poemario Jardín transparente, publicado en Valparaíso Ediciones en el año 2021. Sus poemas han sido publicados en distintas revistas literarias como Poesía, Casapalabras, Elipsis, Buenos Aires Poetry y New York Poetry Review. Ha participado en dos ocasiones en el ciclo Poetry and Poetics de la Universidad de Virginia.