MIS DESEOS
Yo quisiera decirte, mi ángel,
Cuanto eres adorado por mi alma
Yo quisiera mostrarte que traigo
Tu imagen grabada en el pecho.
Yo quisiera, que la sabia naturaleza
Sus primores para ti reservarse;
Yo quisiera, que Dios dé bondades
De mil consejos tuyos días coronases.
Yo quisiera, de todo el universo
Sobre el trono mejor te sentaras;
Yo, en fin, desearía ser hombre
Y poético amor te ofrece.
Solo en ti, embelesado, vería
Mi voto más caro cumplido;
Cuando un alma, que me entendiese,
Al Eterno yo hubiese pedido.
Tú entonces realizaras, mi ángel,
Mi querido ideal amoroso;
Tú me darás del cielo las delicias;
Yo sería el mortal más dichoso.
ACRÓSTICO
Ángel, que me apareciste
En esta vida de aflicción
Genio bueno, que me pusiste
Esta fe en el corazón,
Linda estrella, que fulguras,
Envidia causando a los demás,
En tu Edén de venturas
¿Acaso escuchas mis ayes?
FRANCINA
(Glosa improvisada)
Lema
Oh son cuatro las bellas gracias
Oh Francina una de las tres
tú, Francina, que sobrepasas
cualquier mortal en belleza,
Es de Citera la deidad,
Oh son cuatro las bellas gracias.
Como tu blancura borrosa
Del jazmín la candidez;
Quien te contempla una vez,
Dice, de las Carites tan bellas,
Que ser cuatro deben ellas
Oh Francina una de las tres
A ANGELINA
Como eres
Angelina es tan hermosa,
Como la rosa
En fresca aurora del verano;
Eres pura como la corriente,
Transparente,
Del más cristalino río.
Eres cual estrella brillante,
Rutilante,
En el armamento azulado;
Hace de la tierra un paraíso
Tu sonrisa,
Oh tu sonrisa agraciada.
Tu voz armoniosa,
Melodiosa,
Iguala a la del ruiseñor;
Son tus ojos tan hermosos,
Luminosos
Como de los rayos de sol.
Tú eres tan tierna e inocente,
Como el ente
En la madrugada de la vida;
Eres tan grata y placentera,
Cual primera
Prueba del amor no mentida
Es alegre como la niña,
Pequeñita,
Por los jardines a danzar;
Eres suave cuerno la brisa,
Que ameniza
Linda noche de luna.
Eres casta como lo maternal
Beso tierno
En el rostro del hijo amado;
Eres divina como un canto,
Sacrosanto,
Modulado por serafines.
Eres dulce como la esperanza,
Que descansa
En el alma de los fieles cristianos;
De los ángeles la santidad,
La bondad,
Reside en tu corazón.
UNOS OJOS
(en un álbum)
En un semblante peregrino
De los ojos castaños vi,
Tan tiernos, tan matadores,
Otros jamás conocí.
Del sol ardiente no tenía
El deslumbrante fulgor:
Pero, como la serena luna:
Muchas hablaban de amor
Brillaban con la luz suave,
Que alumbra el corazón;
Del divino mirar de los ángeles
Tenían el dulce don
Ojos, que así poseían
Tan poderosa magia,
Quién, después de avistarlos,
¡¿Por ellos no morirían?!
ACRÓSTICO
Abriste en fresca mañana
En medio de las otras flores
Gentil florecilla loza;
Extasiando los amores…
Lirio del cielo, que has venid
Ensalzar mi mundo
En el puro seno trajiste
Almos placeres de ti.
EL AMOR
Amor tu nombre querido
Cuanto es dulce proferir
Pero cuanto no es más dulce
En el corazón sentirte.
Divinidad, que las almas abrasas
Como la llama de tus fuegos;
Inmensa como el océano,
Infinita como Dios.
No ser ilimitados,
Fuera locura pensar;
Al tu despótico imperio
¿Quién puede en fin firmar?
En los corazones donde reinas,
Tienes poder misterioso;
Lo bueno, a veces, malo se vuelve;
Vuelves lo malo, virtuoso.
Oh feliz, oh desgraciado
Poseerte es un bien supremo,
Quiera el cielo nos arrebate,
Quiera nos despeñe en el infierno.
¿Infierno?… Al seno donde existas
¿Puede tal nombre caber?
Puede sufrir de él las penas
Que en el alma te eleves.
De tus hechiceras virtudes
La más celeste, la más pura,
Es permitir que encontremos
¡En el sufrimiento la dulzura!
Es hace que tus golpes
Queríamos antes sufrir,
Que sentir en el pecho vacío
¡Que nada más puede llenar!
Del mundo las realidades,
Que más codiciadas son,
¡Amor! ¡Amor! Yo no cambio
Por tu ilusión.
¡Amor! Cual yo te imagino
En los dorados sueños míos,
Es un resumen de las glorias,
¡De las harmonías de Dios!
Traducción Sebastián Novajas
Adélia Josefina de Castro Fonseca (Salvador, Bahía, 24 de noviembre de 1827 – Río de Janeiro, 9 de diciembre de 1920) fue una poeta brasileña. Sus padres fueron Justiniano de Castro Rebello y Adriana de Castro Rebello. Se casó con Inácio Joaquim da Fonseca. [1] Publicó sus poemas en periódicos y libros, y fue colaboradora constante del Almanaque de lembranças luso-brasileiro. Hacia el final de su vida ingresó al Convento de Santa Teresa, en Río de Janeiro, adoptando el nombre de Madre María José de Jesús.