Miguel: ¿De dónde surge tu amor por la lectura? ¿Tu amor por escribir?
Richard: Tu pregunta me permite pensar en mi colegio donde estudié la enseñanza media que se llama Instituto Misionero San Pablo donde tuve una profesora muy importante en mi conocimiento de la literatura, de autores, y que me permitió en algún minuto de esa juventud soñar con escribir, quizá no soñaba en su momento, con publicar un libro, pero si con escribir, con atreverse que es algo tan difícil de repente y ella; es la profesora Lidia Morales quién era mi profesora de lenguaje del electivo, también lo fue preuniversitario. Pero lo más relevante que ella hacía un taller literario al que yo me incorporé cuando iba en segundo medio y esos tres años de formación fueron increíbles; nosotros nos juntábamos todos los días miércoles con amigos que lo son hasta el día de hoy como Claudia Hernández que estudio derecho después, Astrid que estudio lenguaje, yo que estudie periodismo y varios compañeros más. Y nos juntábamos todos los miércoles y ella nos enseñaba autores/as que no estaban dentro de un plan de currículo y era un tremendo descubrimiento leer cuentos, poemas, de Brice Echeñique, de Cardenal… Muy centrada su orientación a la literatura latinoamericana y a partir de ese ejercicio leímos muchísimos cuentos de Cortázar, Borges; textos a veces bien complejos que en un taller literario uno se da la chance de poder dar tu comentario, de atreverte a equivocarte en tu interpretación y aprender a interpretar a cómo saber leer en el fondo y eso fue una luz muy rica para que uno se atreviera a escribir. En su momento yo escribía poemas, poca prosa, estaba más orientado a la poesía. Relatos cortitos sin mayor ambición. Pero ahí está la clave de que yo me dedique a escribir libros. O sea, sin ese taller literario yo nunca hubiera llegado a atreverme a escribir.
M: Después de pandemia, un estudio destacaba que los niños de primero y segundo básico tienen una muy baja capacidad de comprensión lectora. Cuán importante es volver a las aulas, volver a destacar lo importante que es para nuestro cerebro, para nuestro enfoque situarnos, tu hablabas de Latinoamérica, que bueno es leer literatura Latinoamérica.
R: Ese dato es increíble y a mí también me impacto el otro día cuando lo leí. Claro, el noventa por ciento de los niños en primero básico no conocen las letras. Entonces, por ejemplo, bueno lo sabes, yo tengo una niña que va a cumplir dos años en noviembre y a mí me encanta que ella juegue con mis libros. Yo tengo muchos libros en mi pieza, algunos, afortunadamente no los ha roto, pero los dobla, los mira, los ojea, juega con sus figuras, juega a que los lee, entonces, ese contacto a mí me parece maravilloso. Le voy a comprar el silabario para que llegue al jardín sabiéndose las letras. Me parece clave generar ese contacto, y si uno lo puede hacer como padre es muy rico, pero por cierto ese rol también lo tienen crucialmente en los jardines, en las escuelas; ahí está la importancia de la educación y la importancia de que también la educación se la juegue por los libros… No sé, tengo amigos que me cuentan que trabajan en colegios y que en sus colegios no hay bibliotecas. ¡Un colegio sin bibliotecas! Entonces, como un niño de un colegio público va a entrar en igualdad de condiciones con alguien que paga en un colegio que tiene las posibilidades para ofrecer libros, para mostrar los libros, para tocar los libros, o sea, el tema de la lectura para mí, tiene que ver mucho con el tacto, con el objeto-libro que para mí es algo crucial. Entonces, volviendo al tema de cómo yo me inicie en la lectura y escritura; claro, en mi casa no había una biblioteca llena de libros y sin ese taller literario probablemente yo no hubiese accedido a conocer autores, a conocer palabras, a conocer puntos de vista, a conocer los universos que te proponen los escritores. Entonces, me acuerdo mucho de leer algunos cuentos de Benedetti que hablaban de clubes de futbol de Montevideo y sin haber ido a Montevideo imaginas las calles; sentirme en otra ciudad. Esa cosa es mágica, yo creo, que son los libros los que tienen más la posibilidad de trasladarte a un lugar, a veces, más incluso que el cine; porque uno imagina, proyecta su presencia en otro lugar. Eso sigue siendo clave en la escritura; la relevancia de la escena, del ambiente, de un espacio o lugar es algo que yo siempre cuido.
M: ¿Tú crees qué nos acercamos a una época muy anti-intelectualista, una época en que quién crítica es criticado y no se toma en consideración la voz de estudiosos, intelectuales o gente relacionada con la cultura?
R: Yo pensaba el otro día respecto al deterioro de, no sé si de la cultura o de la sociedad o vinculando de pronto también con este fenómeno, claro no es de ahora, pero como que hay mucha presencia de la idea de delincuencia, de la idea del delito, cierto. Hoy en la radio estábamos analizando los datos de la encuesta Paz Ciudadana que, si bien, indica que hay un menor índice de victimización que en otros años, hay un miedo a la delincuencia de record, histórico. Ahí se explica revisando los datos en detalle que se debe al aumento de los delitos de alta connotación o mucha presencia de tipos de violencia que quizás antes no veíamos y todo ligado mucho con el arma. Mucha presencia de armas, entonces yo pensaba en cómo se ha deteriorado el valor o el amor a la lectura. A lo intelectual desde lo más básico, inclusive. El otro día leí una entrevista que tenía unas cuñas muy interesantes que decían: ‹‹en ciertos grupos de la sociedad los jóvenes como que estudiar te hace perkín, como ser el mateo del grupo este es perkín, no es choro, no tiene estilo››. Como que no es parte de los gánsters como dicen la canción de Pailita. Como que en ciertos grupos de la sociedad está esa idea de que el estudio o el libro no es algo valioso. Y yo creo que eso es un problema de la sociedad inmenso que no hemos visto, porque, claro, yo daba el ejemplo de un colegio que no tiene biblioteca, pero si hay otros espacios que si tiene recursos y que son públicos y yo lo comparo cuando estudiaba los niveles de precariedad eran mucho mayores en el sentido que yo tuve un computador en tercero medio. Y ahora, claro, los chicos tienen un computador, les pasan un notebook en sexto básico, les pasan internet, hay acceso a más recursos, hay más materiales para entrar al estudio. Sin embargo, los índices te señalan que no hay como tanta mejora; al contrario, hay un estancamiento en el aprendizaje en los contenidos. Entonces, yo creo que hay una cuestión social de fondo. Como que la sociedad no sé por qué o mediante qué mecanismos a desvalorizado el contenido, el conocimiento, la cultura y yo creo que eso es re preocupante.
M: Es muy preocupante la imposibilidad que tenemos como de generar una alternativa a esa cultura de masas, a esa cultura popular, que destaca un poco los atributos del modelo neoliberal que es conseguir dinero rápido, no importa cómo, lo importante y lo que te hace moralmente superior o respetable es tu cantidad de dinero y no tus capacidades, tus talentos, tu entrega comunitaria. Es un llamado al individualismo de alguna forma.
R: Es como el entrenamiento de la inteligencia. Para mí la lectura es eso. Todos somos inteligentes, nacemos inteligentes. Y leer es entrenar tu inteligencia. Comprender un texto, es tratar de comprender. O sea, yo me siento muy feliz de leer. Ahora estoy leyendo El momento populista chileno de Cristóbal Bellolio que es muy rico. Pocas veces leo libros como de ensayo y claro tienen un lenguaje más complejo que una novela o una crónica hay bastantes citas a autores, entonces la cabeza se calienta un poquito más cuando entra a ese tipo de contenidos. Y lograr entender una tesis y luego compararla con otra. Interpretar otro elemento, entonces hacer esa renuncia a ese tipo de placer que te da el entrenamiento de la inteligencia es algo triste y derechamente lamentable y eso nos va a condenar como país subdesarrollado un largo rato más.
M: La sonrisa de Gladys ha sido una investigación gigante. A mí me ha sorprendido la cantidad de detalles de la vida personal. Nunca había llegado a considerarla una figura tan impactante dentro de la estructura política y social del país. De alguna forma yo, solamente, conocía su intentona de presidencia de la república el año noventa y nueve y posteriormente su fallecimiento el dos mil seis con muy vaga cobertura de prensa y un trabajo político que se dedicó a dejarla ir y olvidar que alguna vez hubo mujeres rebeldes, mujeres que de verdad estuvieron a un pelo de cambiar la estructura social de Chile. ¿Cómo llegaste a ella?
R: Creo que lo que, provocado el libro de alguna forma, es ese redescubrimiento. Ese reconectar con una figura que siempre estuvo ahí, pero que quizás no se le dio el valor histórico que tiene en la figura de Gladys Marín. Hace algunos días fui invitado a una conversación con alumnos de primer año de periodismo en la Universidad de Chile y más de la mitad del curso no conocía a Gladys Marín antes que le dieran la tarea de leer el libro para encontrarse conmigo. Claro, son chicos de dieciocho años que nacieron casi cuando Gladys murió, entonces, no tienen por qué conocerla. Nunca fue un personaje en sus vidas fallecidos, nunca apareció como una figura pública y si no te interesa la política y la historia no tienes por qué haber conocido a Gladys Marín. Eso igual a mí, me impactó muchísimo; saber que hay un grupo etario de la sociedad que no conoce, derechamente, a Gladys Marín. En otra, me encontré con una chiquilla en un bar, ella es periodista, y yo le conté del libro y me preguntó: ¿entrevistaste a Gladys? Y yo le dije, no poh, si la Gladys murió hace mucho tiempo, entonces, esto es como indicador de lo que falta hacer investigaciones sobre la memoria. Porque yo con este libro también lo pongo de la categoría de memoria. Es un libro que requirió hacer un trabajo de memoria impresionante. Yo en ese sentido como periodista fui un canal de la memoria de decenas de fuentes que en cada entrevista echaron mano a las mayores profundidades de su memoria y eso es súper intenso también. Como cada entrevista de tres horas, es como un ejercicio humano tan intenso para las personas. Y claro, yo de esas cuarenta entrevistas no las usé todas; de pronto uso una frase de una persona. Por eso agradecerles infinitamente a las personas que son parte de la investigación que salen nombradas al final del libro. Claro, a nivel periodístico, a nivel de investigación yo me propuse que fuera una investigación robusta y en esa línea me encuentro con una infinidad de detalles que yo los tomo y bueno eso permite que se provoque la sensación que te deja a ti y que le ha dejado a mucha gente de que es una investigación robusta, muy completa, porque es lo que yo quise hacer bien. O sea, hacer un libro que tiene categoría de biografía es un desafío profesional inmenso. Por eso yo trabajé con tanta perspectiva de poder abarcar la mayor cantidad posible.
M: ¿Cómo fue el trabajo de investigación?
R: Tuve la fortuna de acceder a todas las fuentes que quise y no hubo ninguna fuente que yo dijera está faltó, esta fuente fundamental faltó. Entreviste a los dos hijos, a las hermanas, a toda la cúpula del Partido Comunista, a los amigos y amigas vivos más cercanos de su entorno. Por ejemplo, lo del exilio es inédito. Todas las investigaciones en torno al exilio es algo que nunca se había escrito. Yo lo consigo de una fuente que nunca había hablado con ningún medio ni con ningún periodista o documentalista. Ella es Rosa Hernández a quien también se le conoce como Eugenia y ella fue la secretaria de Gladys durante todo el tiempo del exilio. Básicamente vivía con Gladys en su departamento y la acompañaba durante esos años tan fríos, literalmente, allá en Moscú y también metafóricamente en el corazón de Gladys. Para Gladys el exilio es la parte, de pronto, más triste de su vida. La lejanía con Chile un país que ella amaba infinitamente. Siempre estuvo muy conectada con la tierra; toda una historia mágica con la araucaria. El exilio es una etapa del libro que para mí es central. Hay un capítulo que se llama el abrazo de Moscú que da cuenta de cómo reacciona Gladys junto a su amiga cuando se entera de la detención y desaparición de su esposo Jorge. Son detalles que se pudieron reconstruir a base de fuentes directas y eso hace que el libro sea muy vivido, también.
M: ¿Cuál fue su relación con el Partido Comunista?
R: Gladys Marín es sinónimo de Partido Comunista. Eso era ella, para bien o para mal. Más para mal en muchos momentos de su vida. Este país nunca ha sido, particularmente, pro comunista. Sin embargo, Gladys traspaso esa barrera siendo ella un personaje muy político. Muy doctrinariamente comunista en el sentido de cómo condujo el partido y lo que le valió incluso acusaciones de ser muy rígida. Bueno, ahí está la entrevista que logro con Fanny Pollarolo que la describe como una heroína autoritaria, porque tiene ese tipo de conducción: si te vas del Partido Comunista vas acusar, si te vas en mala de un partido que crees que no se abrió lo suficiente para aceptar transformaciones. Claro Fanny Pollarolo se fue con esa idea y no solamente ella. Incluso en la interna Gladys tuvo resistencias, disputas con grupos que no la querían tanto. Entonces, Gladys siendo una lideresa del Partido Comunista, muy comunista, traspasa aquello de pronto por su vocación democrática, por su carisma y por su inteligencia. Su discurso, en los noventas y en los dos mil hasta que se enferma: todo su discurso está en la lógica de la democratización. Ella sabe, concibe y percibe que Chile es un país que no está democratizado, mientras la transición Concertación-Alianza viven un idilio, una suerte de fiesta democrática a nivel institucional y a nivel económico. Gladys percibe, sabe que no es un país democratizado. Por eso es tan potente para el tiempo del estallido; surge su figura espontáneamente desde el pueblo y surge esta idea y frase de: lucha como Gladys. Porque es ahí donde renace la figura de Gladys Marín. Porque el pueblo recuerda y se reconecta con que ella lo dijo hace veinte años. Todo lo que se dijo en el estallido que hoy día se intenta tapar con barro. Todo lo que se dijo en esa época, esa energía profundamente mayoritaria; Gladys la presentó en la época de los noventa. La mostró en los noventa y claro era un discurso que se ridiculizaba, se estigmatizada, se arrinconaba, se dejaba fuera de juego en el fondo. Yo lo comparo con el discurso que era muy similar al que ofrecía Jorge González, si tú ves sus entrevistas en los noventa es como un discurso fuera de la onda de la época, no, anti-imperial, anti-empresarial, crítico de los políticos, apostando por una democratización, hablando de una nueva constitución, claro, eso es Jorge González, eso es Gladys en los noventas.
M: Gladys nunca dejo de luchar por verdad y justicia. Por el paradero de los detenidos desaparecidos. Por las dos mil querellas como bien dices en tu libro; la primera firma de las querellas contra los crimines de lesa humanidad fue de Gladys Marín. Esa consecuencia, esa capacidad de no perder el foco, de no manejarse, de no adaptarse a ciertas circunstancias solo por beneficio del momento; nunca estuvo Gladys para venderse.
R: Hay algo que pocos saben o recuerdan es que Gladys Marín estuvo presa el año mil novecientos noventa y seis, en la cárcel de mujeres por sindicar a Pinochet como responsable de crímenes de lesa humanidad. El ejército se querella y a Gladys la toman presa y ella está algo así como una semana en la cárcel de mujeres de San Miguel y fue un escándalo nacional, nivel de atentado a la democracia. Aquello recordaba la fragilidad y la falsedad de esa democracia noventera con un Pinochet, dictador jefe del ejército; era bien sui generis esa forma de vida democrática y Gladys dos años después se convierte en la primera persona que presenta una querella contra Pinochet. Hace todo un trabajo de conversaciones con el equipo de Garzón, por ejemplo, para que luego Garzón tome una serie de documentos y antecedentes y logre detener a Pinochet en Londres. Entonces, es todo un impulso que Gladys es protagonista en la persecución judicial a Pinochet. En todo ese proceso Gladys es protagonista y eso la marca y también tiene que ver con su lucha política colectiva y con su lucha personal, porque este es otro dato que poco se recuerda y reconoce: hasta el día de hoy Jorge Muñoz es un detenido desaparecido. Que deja a sus hijos, la dictadura le arrebata un padre a niños de catorce años. La dictadura le arrebata un esposo, a una mujer en el exilio Y Gladys con esa juventud que ella tiene, treinta y cinco años, que es la edad cuando desaparece Jorge. Desde ese momento de su vida busca a Jorge y denuncia por todo el mundo los crimines de lesa humanidad de la dictadura. Imagínate durante treinta años, casi veinte y nueve años, la mitad de su vida Gladys la dedica a la búsqueda de su esposo y a la exigencia de justicia de todos y todas sus compañeras. Nunca poniendo a su esposo por delante del resto; siempre entendiendo todo como una lucha colectiva. Eso es de un amor infinito, porque creo que esa esa otra palabra que me gustaría que quede siempre presente cuando se habla de Gladys: todo esto lo hace por amor. Porque a ella siempre se le quiere mostrar como un personaje arisco, un personaje enfadado, un personaje sinónimo de problemas. Todo lo que se ve de Gladys esta mediado por el amor. Como ella decía su lucha es porque todos puedan ser felices. Es un valor que hay que darle a una persona, a una lideresa; a veces, más allá de lo político.
Richard Sandoval es periodista de la Universidad de Chile y licenciado en Comunicación Social. Cursa el Diplomado de Periodismo de Investigación Ciper-Universidad Diego Portales. Ha sido finalista y seleccionado en el Premio Periodismo de Excelencia de la Universidad Alberto Hurtado, en las ediciones 2015, 2016 y 2017. Ha publicado los libros Colo-Colo ya no es de Chile —junto a Dante Faúndez—, Soy periférico (Contragolpe ediciones), Tanto duele Chile (Los Libros de la Mujer Rota), Tiempos peores (Planeta) y La sonrisa de Gladys (Planeta). Conduce el programa Todo por la tarde en Radio Nuevo Mundo y Noesnalaferia en Súbela Radio. Ha escrito en Th e Clinic, La Tercera, Medios Regionales de El Mercurio, revista Dossier y El Desconcierto. Desde 2010 dirige el medio de comunicación Noesnalaferia. Dicta el taller de crónica urbana en la escuela Casa Contada.
Link entrevista: https://www.instagram.com/p/CkPLrDjqwcY/