Edad del sol
El frío te despierta.
Es tu propio cuerpo renaciendo en la madrugada.
Te dice que eres capaz de ser tu abrigo
y de estar contigo, cálido fuego.
Que es tu abrazo el abrazo más hondo.
Que es tu energía una fuente luminosa.
Fraterno concierto de notas gráciles
cuando tocas el piano de tu espalda.
Respiración fecunda y templanza:
un clavel a tu costado.
Un sol expandiendo sus alas
hacia el horizonte
se revela ante tus ojos,
estiras la suavidad de tu mano
queriendo tocarlo tiernamente.
Eso es Amor.
Y te antecede.
Y se refugia en tu alma;
y cada que crees que una sombra existe,
evocas ese paisaje
replicado en todas las ventanas
de nuestro amado planeta.
Es tu fe. Es tu calma.
Trae su brillo al presente.
Bazar de artesanía China, Quito
(30 de diciembre 2022)
La claridad de un santuario
reverdece la mirada.
Sanar también es reencontrarse
con la vida y su belleza:
diáfano tesoro amado.
Palpitar de luz colorida
el aleteo de colibrí
que deja su valiente rastro
sobre el agua divina de un estanque koi.
Aquella mirada resplandeciente y humana
reconoce su firmamento,
aquel que no veía por tener los ojitos
llenos de polvo.
Era evadido y olvidado.
Ahora se expresa en gratitud.
Una verdad le es revelada
Un hombre advierte su rostro,
el viento lo despoja de todo antifaz.
Alza su mirada y halla la luna.
Entonces sabe que debe entonar su alma.
Es valiente ante su soledad,
observan las hadas.
El hombre susurra al viento “te amo”,
recordando a la mujer que lo ama y aguarda por él,
sosteniendo los ojos hacia lo alto.
Sosteniendo lo que el corazón dicta.
Sin pasado, sin futuro,
solo habitando su integridad y su silencio.
La carretera se extiende hacia el Norte.
Él profesa su viaje en motocicleta.
Ha reintegrado su vida:
cree en el mismo lenguaje en el que los niños danzan.
Cree en la lucidez.
La noche lo cuida.
La noche lo mira con ternura.
Se sabe amado.
Nunca se borrará esa noche
de los libros del Amor.
Nunca la Luna será la misma Luna.
Y él nunca será el mismo hombre.
En desacuerdo con Théatre D’Opera Spatial
Nuestra humanidad únicamente
puede retomarse con lo que ha sido creado
con ambas manos,
con la armonía de pensar
y el pensar del corazón luminoso.
Aquel que sabe ser hogar y resplandece.
Aquel que se habita.
Aquel imposible de abandonar.
Serenas manos sintieron
y escucharon latidos.
Así dieron origen al sonido del tambor.
Entonces danzar nació como un acto
de libertad infinita.
La gracia es vital
divinidad de lo humano creado:
la lucidez del alma y el latido.
Amanda Pazmiño Torres (Quito, 1993). Dirige talleres de creación que potencian la escritura como una herramienta de autoconocimiento y sanación, es tutora de inglés y realiza entrevistas a poetas de Latinoamérica en Radio La Consentida Internacional. Directora de ERGO en Ecuador. Obtuvo el 1er Premio de Poesía Ileana Espinel Cedeño (Ecuador, 2019). Mención Honorífica “Poeta del Silencio” del II Concurso Internacional de Poesía J. Bernavil (España, 2021). Ha participado en Festivales de Poesía nacionales e internacionales. Accedes a su poemario Les hablaré de ti a todos los mares que fragüen un hogar en mis ojos en el siguiente enlace: http://mybook.to/AmandaKindle y también a su plaqueta La primavera entre tus manos en su usuario de Amazon.
La poesía de Amanda Pazmiño posee un enfoque analítico, en búsqueda de aquellos vestigios de hunanismo. Su misión: salvar al mundo. Cree en el poder de la palabra y en la naturaleza. No olvida la esperanza ni el lenguaje del amor.