Hay un poema que llama mi nombre,
rompe su eco en los filos de mis dedos,
pero no lo sostengo,
es tan pesado como la melancólica piedra
que en mi espalda duerme.
¡Pero ha venido!
Ha venido apenas sosteniéndose
de aquel rayo de rojo cielo que observo;
el poema entre mis ojos se diluye
y el mundo en purpurina veo.
<<Hay poemas que te salvan>>.
<<Hay poemas que son ángeles>>.
**
En mis ojos hay muros,
mi tacto los lee.
Mi nombre.
Mi fecha.
Un deseo pendiente.
¡Grito! Debajo de mí.
Me ahoga en mi boca la tierra.
Un número.
Un final.
La sonrisa que no di.
La sonrisa que no me dieron.
**
Yo no quiero escribir
por escribir.
No quiero ir cogiendo letras
que me escupa el austero viento,
si no, en sus médulas ahondarme
respirar su mismo aire
y al mundo con sus ojos ver.
¡Someterme!
A sus instintos someterme
y sus murmullos oír,
en mis puntillas sus deseos sentir
de ser milagro o el plasmado canto
en la sonrisa de un astro.
Yo no quiero escribir
por escribir,
quiero ser con ellas
o de ellas.
**
En tus ojos hay un cielo
de iris crisantemo,
los contemplo,
en ellos navego
el ulular del viento.
Eli Ludeña (Arequipa, Perú). Auxiliar de educación inicial, con especialidad en terapia de lenguaje, estimulación temprana y didáctica de enseñanza Montessori para inicial. Estudiante de literatura y lingüística. Están sus poesías en la revista literaria ERGO en su sexta edición (Perú). Formó parte de la antología poética; La melodía de los versos (Colombia). Participan sus poesías también en la revista literaria AUTORES en su segunda, tercera y cuarta edición (España). ‹‹Escribo para darle voz al sentimiento››.