INSOMNIO
I
¡Ay, noche!
dame una tregua
no puedo despertar de este insomnio.
II
Tomé el pijama con frenesí
lancé y desparramé la ropa del día
apagué la lámpara
cerré las persianas,
instalada la mirada fuera de toda luz
acallé el corazón y solté el pulso.
Acerqué la luna en mi pecho
con el máximo propósito de soñar
y esperé toda la noche el instante aquel.
III
Aviso de utilidad pública:
No molestar, hombre aún despierto.
Santiago
Llueve en Santiago
impacientes sus calles
sufren
ira de barricadas
pobrezas que duermen olvido
burbujas en frustración.
Puro Chile tu cielo nublado.
Confundidos en teorías
y cristalinos en el caos
de no reconocernos,
naufragamos.
Dibujos en la oscuridad
de una huérfana violencia
mientras preparan sus nidos
los pájaros al atardecer
y el callejón recibe la lluvia
la lluvia desilusión.
Santiago estira su geografía al alba
despiertan los temores
CREACIÓN
A todo viento las rutas se desgranan
en los puntos cardinales de la hoja en blanco.
Llevan la necesidad del invierno a los jardines,
llevan las acequias, los charcos y las escarchas
hasta el rayo, encendiendo colores y fragancia.
Estiraré la noche sobre la geografía de la pluma
inflamaré el adjetivo entre el frio y la niebla
asirlos de la mano, salvarlos de la selva
y con un soplo de tinta esparcir la vida
a pesar de los cadáveres cargados en la espalda.
La semilla suspira sobre las estacas
desata alas de sus propias anclas
siembra libertad a las ideas nonatas
hasta despuntar la flor y parir el fruto.
Heme aquí en el nombre de este siglo
desinfectando perturbaciones
listos para alzar los intentos y deslizar
la mejor respiración posible.
Prefiero morir en el intento de tus fuegos
en la condición alerta de tu marea alta
sobre las superficies de toda palabra
una tarde preñada de intención
y una intención, preñada de surcos.
INOCENCIA
Las señales de tu cuerpo
anuncian media noche.
Nos enloquece tu inocencia
de incontenible fuerza
por desbordarme
con desparpajo de rieles.
Nuestras sábanas hablan
entre húmedos aires
la noche alarga su viaje
hasta nuestro cansancio.
Las señales de tu silueta
abren cristales desnudos
susurros vírgenes
y construyen la primera huella
de repentinos volcanes.
Llegar a tus colores
al sonido de la hoguera
desatar el instinto
que ha tejido un manto de sed
es sorprendernos
es volatizarnos en el tú y yo
vestidos con trozos de placer.
Claudio Ernesto nació en Santiago de Chile en 1963. En el ámbito de la poesía ha publicado el poemario: “El Título queda Pendiente” (PdE 2020) y participado en las antologías “Voces a la noche” (Lom 2017) “Debut” (Santiago Inédito 2018) y “Tiempos Fragmentados (OS Color Ltda.2021) “Doce miradas tras el cristal” (La Trastienda, 2022). En el ámbito narrativo ha participado en tres antologías de cuentos en los años 2015, 2016 y 2020. Escribe como una forma alternativa de respiración, como una forma alternativa de caminar y seguro de que, a través de esto, haya garantía de darle a la sobrevivencia, tanto razón como vías hacia la emoción.