Créditos: Juan José Ramirez
Por: Sonia Arévalo Lanceros
Arturo Hernández González ya es considerado por algunos como un autor de culto. Sus cuentos, poemas, artículos y ensayos han sido traducidos, publicados y reproducidos en importantes medios culturales y artísticos de todo el mundo. Le solicité una entrevista con pocas esperanzas de que aceptara, pero me contestó que lo haría con gusto. Muchos han dicho que habla poco, que tiene una mirada intimidante, pero nadie ha consignado hasta la fecha que su voz es una rara combinación de las tesituras de Peter Steele y Juan Carlos Onetti (su ídolo literario). La mirada de Hernández es fija, profunda y triste, sí, pero él es un conversador nato y elegante.
S.A. Ya le han hecho muchas preguntas sobre su poesía, así que a mí me gustaría intentar algo diferente, si le parece bien. ¿Qué prefiere usted: un libro o una película?
A.H. Es complejo. Soy una persona de libros. Nunca se me permitió ver mucha televisión y mi interés por el cine fue más bien tardío. Así que si tuviera que escoger entre un libro y una película, seguramente escogería el libro. Pero todo dependería de qué libro o qué película. De lo que sí estoy seguro es que, por lo regular, las mejores películas están o han estado siempre basadas en obras literarias…
S.A. ¿Y de qué podría depender? ¿De si se la recomiendan?
A.H. No. Nunca me fio mucho de recomendaciones. La gestión intermodal funciona con las mercancías porque estas no son tan susceptibles al tipo de alteración que sufren las ideas o las obras de arte. En economía una cosa tiene un valor y este varía si la cosa se daña, pasa de moda o se altera; los outlets redistribuyen esa mercancía, por ejemplo. Hoy las ideas también se manufacturan. Pasan por un largo proceso de revisión, cuando no de censura, de publicidad y luego, hay una redistribución intermodal de esas obras e ideas en distintas plataformas. Por eso los “influenciadores” y los “youtubers” son patrocinados a menudo por compañías que buscan posicionarse. Y esto no significa que todas esas opiniones estén sesgadas, aunque sí sirve para centrar indirectamente la atención de los espectadores, que están ahí es para informarse, en una geografía ontológica específica dentro del mercado…
En muchas entrevistas se les pregunta a los poetas por el “renacimiento” del verso o del aforismo que Twitter parece haber desencadenado. Con el cine sucede algo parecido. La brevedad cosecha grandes frutos en este tiempo de liquidez. Melancholía de Lav Diaz es una película fenomenal, pero opuesta al gusto popular de hoy. No quiero decir que ver una película de 7 horas te haga mejor cinéfilo que ver un corto, pero si sólo estás viendo cortos y lo haces por recomendación de alguien más, entonces debes comenzar a buscar por ti mismo y eso aplica para todo. Hay mucho regocijo en los descubrimientos.
S.A. Siguiendo con eso, ¿qué tipo de películas le interesan?
A.H. No las clasificaría porque tengo la memoria desordenada. Muy mala memoria para los títulos. Aunque eso no me pasa tanto con los libros. Me gustan muchas obras de Jaromil Jireš, Juraj Herz, Andrei Tarkovski, David Lynch, Roman Polanski, Fritz Lang, David Lean, Kenji Mizoguchi y Akira Kurosawa. Hay dramas como Beginning que es del año pasado o Disobedience que recomendaría. También los trabajos críticos de Gastón Duprat y Mariano Cohn. Me gustan algunos guiones y películas de Charlie Kaufman, especialmente I think of ending things. Mucho de lo que hicieron recientemente Ari Aster, Darren Aronofsky y Robert Eggers, me gustó bastante.
Me interesa el cine relacionado con la literatura obviamente. Wim Wenders y Peter Handke lograron algo excepcional con El miedo del portero al penalti o El cielo sobre Berlín. También me interesan Martin Edén de Pietro Marcello que es una adaptación de la novela de Jack London, Los santos inocentes de Mario Camus que es una versión de la obra del mismo nombre de Miguel Delibes. Zazie en el metro es una cosa maravillosa, tanto como película como libro; el año pasado volvió a aparecer en Godot en una traducción genial de Ariel Dilon ¡Recomendadisima!. También la adaptación cinematográfica de la novela de Naguib Mahfuz El callejón de los milagros, que la hizo el mexicano Jorge Fons. La obra maestra de Vasco Patrolini Crónica de pobres amantes que terminó reinventada por Carlo Lizzani. Y aunque no soy un gran fanático de Stephen King, La niebla, Milagros inesperados y muy particularmente La redención de Shawshank (en especial la escena de Brooks estuvo aquí). Pero también hay que decir que películas como Lo que queda del día, que está basada en la novela de Kazuo Ishiguro o El diablo a todas horas, que está basada en una grata novela de Ray Pollock, ganaron más visibilidad, en nuestro continente al menos, que esos libros.
Intento no mencionar lo obvio como 2001: Odisea en el espacio, dirigida por Kubrick y que está basada en la obra de Arthur C. Clarke o El curioso caso de Benjamin Button que está inspirada medianamente en un cuento de Fitzgerald… pero creo que mis favoritas, por ahora, son El Caballo de Turín que hicieron Tarr y Hranitzky y sin lugar a dudas, La carretera dirigida por John Hillcoat y basada en la novela homónima de Cormac McCarthy que le hizo ganar el Premio Pulitzer o algo así.
S.A. ¿Se ha acercado usted al cine? ¿Ha querido actuar, dirigir o escribir guiones?
A.H. Esas cosas no. Cuando veo una película que me gusta, busco el guion para leer el esqueleto de lo que se actúa, pero nada más. Siempre he pensado que la poesía debe darles voz a otros que no la tienen o no la tuvieron. Ítaca de Paca Aguirre o el cuento Dulcinea de Nélida Piñón prestan voz a personajes femeninos que están en las márgenes de la gran literatura universal. A mí me gusta traducir poesía de poetas extranjeros porque puedo intentar esa voz en nuestra lengua, porque desgraciadamente no conozco mucho de lenguas indígena para intentarlo también, así que quizá lo que sí haría es doblar, prestar mi voz para algún personaje, para algún villano si se puede.
Lo único que he hecho aquí [Colombia] es intentar difundir un poco el cine documental de un querido amigo griego, Dimitris Yeros. Traduje el guion y compuse los subtítulos… pero pues ya veremos.
S.A. ¿Qué otra cosa ha traducido recientemente?
A.H. No sé. Que se haya publicado no sé y lo otro no lo puedo decir. A finales del año pasado traduje algo de la canadiense Marjorie Pickthall y del checo Josef Hora. Ahorita estoy colaborando con una organización norteamericana llamada Democracy at Work traduciendo contenidos informativos sobre economía e historia, que también están en YouTube.
S.A. Y publicó un ensayo sobre Borges…
A.H. No sobre Borges como tal, sino sobre Medio siglo con Borges que es un compendio de textos de Vargas Llosa sobre el escritor argentino. Y tampoco es un ensayo sino un pequeño artículo. De haber sido un ensayo me hubiese demorado en Onetti y en su mala relación con Borges, de lo que Vargas Llosa habla poco. Y quizá hubiese explicado mejor que la posición ideológica del personaje central del cuento La forma de la espada es el eco de un prejuicio que inauguró el sociólogo e ingeniero italiano Vilfredo Pareto en una de sus pobres críticas a Marx.
S.A. Cuando le pregunté si se había acercado al cine me faltó incluir si le gustaría que algo que usted escribiera se convirtiera en una película.
A.H. No sé. Sienkiewicz se murió en 1916 después de una exitosa carrera literaria y de haber conseguido el Premio Nobel en 1905, pero la primera adaptación de su obra más famosa Quo Vadis es del 51, si no estoy mal. Quizá me muera y algún cuento mío se vuelva alguna otra cosa, pero no tendría por qué. Hay millones de obras más urgentes. Quiero decir que es más posible que me muera sin conocer una adaptación de mis textos a otro formato… Pero pensándolo bien, me gustaría que alguno de mis cuentos sirviera para un manga o un comic.
S.A. ¿Le interesa el manga?
A.H. Por sobre todo me gusta la voluptuosidad del arte de los mangakas. Y es que, ante el desamparo institucional, hay grandes artistas, dibujantes pues, que encuentran en la novela gráfica y el manga un espacio para la expresión de sus identidades.
S.A. ¿Qué le interesa de ese género?
A.H. Creo que no soy el único siguiendo el desarrollo de Shingeki no Kyojin. Pero lo me llama la atención es la lectura constante de la individualidad, el sexo y la violencia que se dan tanto en el manga como en el anime. Es decir, la desnudes por la desnudes es vulgar pornografía, de la misma forma que la violencia gratuita solo excita el morbo. En Tarantino, al igual que en Scorsese por ejemplo, la violencia supone unas cualidades estéticas que son funcionales a la forma en la que el artista indaga en la escena. En obras como Ghost in a Shell, Elfed Lied, Gantz, la violencia sirve como crítica a la sociedad y al desapego por lo realmente humano. Este tipo de arte se pregunta acerca de qué significa ser humano. Paprika o The Animatrix no solo sirvieron como vehículo para que occidente produjera la saga de películas Matrix, sino para hablar de lo real, del sueño, de lo falseable que puede y suele ser la realidad.
Pero también otros más complejos como Dororo, Death Parade, Devilman Crybaby o La tumba de las luciérnagas que presentan no ya la violencia, sino el absurdo y la fragilidad de nuestra sociedad, la memoria histórica, la percepción del sentido de la vida y de las realidades humanas, como la muerte y la enfermedad. La tumba de las luciérnagas, por ejemplo, puede ser usada también como punto de partida para intentar entender lo que han dicho Sartre o Danilo Zolo acerca de los “vencedores” después de la Segunda Guerra Mundial y de las configuraciones geopolíticas subsecuentes. O Kiseiju [Parasyte] como moraleja irónica de la destrucción ambiental. Bueno, seguramente se me escapan muchas cosas.
Y bueno, pues claro que me interesan las piezas relacionadas con la literatura: Bungo Stray Dogs contextualiza la colonización cultural de occidente a la cultura japonesa. De ahí que algunos personajes de la obra lleven el nombre de escritores norteamericanos como Fitzgerald, Melville, Lovecraft, Poe, Hawthorne, Steinbeck y otros de autores europeos como Gide, Dostoievski, Rimbaud o Pushkin mientras que los principales, los que disputan desde el principio el territorio materno son Dazai y Akutagawa, escritores fundamentales de la literatura nipona. Sin lugar a dudas, mi anime favorito es Aoi Bungaku, porque se adaptan varios relatos de la literatura clásica japonesa como Indigno de ser humano de Dazai, Corazón de Soseki o el Biombo del Infierno de Akutagawa.
S.A. Y antes de que se nos acabe el tiempo, ¿qué música prefiere para escribir?
A.H. Dicen que Bolaño escribía escuchando Metal. Yo no puedo hacer eso. Me encanta Motörhead y Johnny Cash, pero para escribir debo hacerlo en silencio. Me fascinan Leos Janacek y Bela Bartok. La literatura influye en la música como ha sucedido con Lovecraft, Cervantes o los mitos nórdicos. Idea Vilariño fue una gran letrista y una poeta desgarradora. Mederos musicalizó los poemas de mi querido maestro Juan Gelman. Hay una dinámica sutil entre las artes. Las cantadoras de la tradición negra aquí en Colombia o las jóvenes de Retama en Perú, que mezclan las oralituras y la poesía con los ritmos que les son propios y que hacen parte de su identidad, me parecen invaluables. Ojalá más gente se acerque a ellas. Albert Schweitzer dijo alguna vez que para escapar de la inmensa miseria de la vida había dos formas: los gatos y la música. Yo no tengo gatos. No soy una persona de gatos, así que tengo que compensarlo con más música. Y sí, invierto más tiempo en música y libros que en el cine.