Poesía: Observaciones del que espera y otros poemas. Hernán Contreras R.

 

 

Amuletos

iba a dejar todo lo que tenía

en los bolsillos

para caer

más lento

 

la creencia en ciertas cosas

me ha hecho pensar que miro una escena distinta

cuando un niño juega a enterrarse en la arena

y al fondo los cormoranes confunden a los turistas

 

yo solo buscaba una conchita tornasol para llevar a casa

que hoy tendría de cenicero

 

de niño en el patio

hacía hoyos y buscaba tesoros para mi abuela

una piedra que brillara

o se pareciera a un corazón

 

las guardaba en mis bolsillos para tenerlas a mano

por si hubiera que salir corriendo

ante un terremoto o una estampida

 

solo quería estar seguro

de que las cosas fijadas en mis ojos

tendrían un valor para las palabras de calma

que me decías por las noches

 

 

Observaciones del que espera

 

esperar la noche

era entender la oscuridad

 

en cada piedra lanzada

iba un sueño

 

mirar cada concha de mar

como un hogar abandonado

 

despertar a las polillas

al revisar en los bolsillos

 

la sombra de cada cosa

se evapora del suelo

 

saber que este color

solo dura unos segundos

 

el viento persiste en una vida despierta

 

porque todas las hojas de un árbol

pueden ser pájaros dormidos

 

“Así, por mucho tiempo, cuando al despertarme por la noche me acordaba de Combray, nunca vi más que esa especie de sector luminoso destacándose sobre un fondo de indistintas tinieblas, como esos que el resplandor de una bengala o de una proyección eléctrica alumbraban y seccionaban en un edificio, cuyas restantes partes siguen sumidas en la oscuridad”.

Marcel Proust

 

no es necesario encender la luz en casa

cada objeto pertenece a la memoria

por un vaso de agua

es posible llegar desde la cama a la cocina

 

una luz interrumpe el ejercicio

los focos del auto del vecino

que otra vez llega tarde

 

se trata de comprobar que todo está ahí

los recuerdos tienen esa iniciativa propia

de completar los espacios vacíos e invisibles

 

no hay tiempo para mirar todos los días

estas fotos

se pierde la nitidez de la imagen

es repentino

y no vemos ese cambio en el color

 

por eso un día en que toca limpiar

cambiamos de orden los muebles

sin saber por qué

buscamos entre lo perdido

la casa de la infancia

 

“apoyaba blandamente mis mejillas en las hermosas mejillas de la almohada, tan llenas y tan frescas, que son como las mejillas mismas de nuestra niñez. Encendía una cerilla para mirar el reloj… y la esperanza de ser confortado le da valor para sufrir”.

Marcel Proust

 

todo lo que tocábamos era de nuestro mundo

aunque quisiéramos que fuera de otro

descubrir era crear para los ojos que brillan

de igual manera ante el asombro

alegría y miedo

las noches de no poder dormir

eran eternas

y cambiaban de posición las sombras cuando había luna

hasta perder el tiempo en la imaginación

de que volviera a dormir en la pieza

de donde alguna vez creí que nunca saldría

pero el sol apaga a la luna

le quita ese brillo misterioso

todo azul ahora con los colores reales

levantarse estirar la cama

salir y volver para encontrar la forma

de generar calor con un solo cuerpo

y mantenerlo

 

 

Interrupción de un paseo 

 

eres un temblor

luego de cualquier noticia que lleve un nombre conocido

 

las manos reproducen el ruido

como única distracción posible

 

damos sentido a lo insignificante

proteger el cigarro de la lluvia el papel de las manchas

porque salvar las cosas que son capaces de sostener un mundo

nos lleva el corazón nuevamente a flotar en una poza

hasta borrar a toda una montaña que temblaba en el suelo

 

rompemos la imagen con nuestro movimiento

salvamos nuestras pertenencias olvidamos

dejamos que los pasos molesten a las aves

caminamos con una mano en el bolsillo

sin ritmo sin buscar

inútilmente monedas y papeles

que suenen y recuerden el día de ayer

 

caminar al fin

es mirar lo que va quedando atrás

 

 

Recordatorio

a C.B.

yo solo quiero que me digas

si ayer

la noche

tenía los mismos ruidos que hoy

el viento desgranando árboles en el techo

el nacimiento de las polillas que desvela a los gatos

 

situaciones cotidianas que envolverían

cualquier momento años después

arrastrado un elástico vencido

a la noche en que no dormí

para así recordarla:

dejar estos detalles

como un recordatorio

para cualquier día

 

en que pise arena

y vea un glaciar

intentando los colores de la luna

 

 

Estábamos en la orilla preparando el desayuno

 

el lago tranquilo como todo en esa mañana

nunca sabemos cuánto durará un espejo flotando en el agua

o una ventana quieta que no mueva puertas a golpes

 

de niño escribía encima de las canciones

son las mismas que he cantado todos estos días

pero no recuerdo ninguna de las palabras que yo agregué

a esos ritmos que hoy no encajan

 

te dije que buscáramos otra orilla

otro lago donde pasar una mañana

esta vez con la certeza de que lloverá y se nos mojará todo

 

aunque tú solo querías la de aquella vez

con la sorpresa como palabra

siempre en la punta de la lengua

 

aun sabiendo de la lluvia

 

 

 

Hernán Contreras R. (Santiago, 1990). Forma parte de Memorias Colectivas, agrupación que trabaja en el área del patrimonio inmaterial. También integra el equipo del Colectivo Abierto. En lo literario, fue finalista en el XVI Concurso Literario Gonzalo Rojas Pizarro 2019. Aparece en las antologías poéticas Pánico y Locura en Santiago (Editorial Santiago-Ander, 2018) y Voces Territoriales – La Revuelta Callejera (Estructuras Rotas, 2020). Ha publicado la plaquette Proyecciones (La Maceta Ediciones, 2018), el poemario Trayecto hacia algunos días (Ediciones Filacteria, 2018), mención honrosa en I Premio de Poesía “Rostros”, Colombia. También el poemario Voces a la barricada (Editorial Camino, 2021) y la plaquette El agua que baja (Porlasmias Ediciones, 2022). Actualmente reside en Puerto Montt.

 

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