Poesía: Estas flores son cadenas y yo habito en las cadenas y otros poemas. Alejandro González Espinoza

 

 

PANERÍAS

(Inspirado por Leopoldo María Panero)

 

“Su risa se parecía a la muerte. ¿O era él quien se parecía a la muerte?”

 

Pregunté mirando al río

donde flotaba distinta muerte

 

y el río era la muerte

 

y la risa era el reflejo de la muerte

intentando conservar la calma

que jamás fue su calma

sino más bien

decepción

 

 

“La luz del día vence sobre la llama de los cirios”

 

Ni siquiera la oscuridad

vence sobre la llama de los cirios

lo sé

 

ni siquiera el frío de este mayo

pasado de moda

donde el luto se lleva en la sangre

 

La luz del día

es solo un subterfugio

otro más

para ocultar la verdad del cirio

la realidad de una llama

capaz de quemar las cartas

que alguna vez conservé

 

 

“Es la hora profesor…hace tiempo que fue la hora”

 

Sin darme cuenta

dejé pasar la hora

entre génesis y parusía

 

Hace tiempo fue la hora

de reconocer el mal causado

y la crueldad causante

de tantos reflejos

en las caderas de la ría

 

Los cirios bajo la higuera

no esperan por el viento

cuando llega la medianoche

 

No es la hora del cedro

todavía

porque todavía no seca el barniz

 

 

“escucha como el Viento te busca:

te busca para matarte”

 

Susurra el viento su amenaza

cuchilla lenta sobre vena fugaz

 

Me oculto entre los bosques

de un valle inconcluso

entre las líneas

de una montaña desigual

(debiera ser condenada)

apenas comenzado el frío

en mis testículos

 

Creo en el silencio de la mirada

en la fosa común de los pobres

que no se esconden

que esperan en medio del desierto

al viento que venga a cumplir su promesa

 

la razón de los dioses agonizantes

 

 

“Estas flores son cadenas

y yo habito en las cadenas”

 

Un jardín parecido a una cárcel

envuelve mi casa

parecida a una cárcel

 

Camino por pasillos blancos

que reflejan la luz de las flores

que hacen llagas en mis muñecas

en mis tobillos

en la raíz de mis genitales

 

Grito sin detenerme a pensar

la consecuencia de los pétalos de hierro

del néctar que sabe a semen

 

 

“(el orgullo así muere, en las cavernas)”

 

Envuelto en sombras

muere el orgullo

cercado por soledades

 

En la misma caverna

que Platón confundió con el infierno

y quizás no la confundió

el orgullo vocifera su desastre

engrillado de cuernos

ahogado en su propio espumarajo

 

Envuelto en sombras

muere uno en el infierno

cercado por soledades

 

 

“el suplicio de la realidad y el suplicio del sueño”

 

Me amarran los párpados

demonios que olfatean mi sangre

como si fuera su propia sangre

 

punzan mis tetillas con agujas oxidadas

y ríen en mitad de mi cama

en medio de la luna durmiente

 

Arrancan mis uñas

buscando al Espíritu Santo

ángeles de luz verde y mirada roja

 

queman la raíz de mis oídos

buscando tesoros perdidos

en mitad del sol     amarillo

 

No suena el despertador

porque hace tiempo

quité su alarma

 

 

Alejandro González Espinoza. Profesor. Magister en Familia, autor de los poemarios “Hijos” y “De amor y de muerte” (Ed. Bukowski); “Copulo ergo sum” (Ed. La Equilibrista. España); “Poesía trastornada” (Ed. MedinaLiber). Editor de la revista Literatura Mundial. Participó como secretario ejecutivo, corrector y editor de Casa Bukowski Internacional. Finalista y mención honrosa en distintos concursos latinoamericanos. Publicado en una cuarentena de revistas y medios especializados de 12 países en Latinoamérica, Europa y EE.UU. Participante en antologías de cuento y poesía latinoamericanas. Ha sido traducido al francés, inglés y eslovaco.

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