El niño juega a ser sepulturero
Madre
he enterrado el tigre en el jardín
pero sus garras siguen afuera
¿qué hago?
Es imposible
poner
la oscuridad bajo tierra.
El niño que sacamos de la tierra
Tuve anillos donde vi los rieles de un tren
No los conociste
Me los tragué como quien come ojos de pájaros
Sé que no quieres que hable
y señalas las aves que picotean los espejos de los carros
Yo solo veo anillos golpeando los vidrios
Quiero contarte del baúl de los zapatos
Ese que se volvía frío en la mitad de la sala
Quiero mostrarte el vestido con el que castigo mi cuerpo
Ese mismo que tomaré para vendar al niño que sacamos de la tierra
cuando intentamos hacer una casa en medio de las llamas
Fuimos dos cielorrasos que buscaron el país más extraño para desagarrarse
Y celebras el desgarro con una taza de café en la cocina
Abro la nevera y pongo hielo en mi vientre para mostrarte cómo llora el niño
que sacamos de la tierra
Se enciende una luz roja que no me deja dormir
el niño es esa luz roja
Se apaga cuando lanza sus gritos como flechas
cuando viene con la boca abierta a herirme el pecho
cuando viene con la boca abierta
a romperme el cuerpo con su golpe de hambre.
Te hablo de los domingos:
A veces los domingos entran a la casa sin corazón
Otras veces lo traen en la mano y el corazón tiene el olor de la comida
trasnochada que se guarda en la nevera
Quiero hablarte de las moscas que lo miran empujar las puertas
igual que los borrachos cuando traen en los ojos la náusea del bar
Te hablo de la mosca brillante
La que no atrapé nunca
A la que le dejaba comida bajo la cama para que cayera en la trampa
A los domingos no se les puede poner trampas
Nunca comen del veneno que se les deja en la puerta
Creo que tienen los ojos de un héroe ebrio que jamás encontró la guerra
Por eso siempre buscan el duelo
por eso buscan morder la sangre de algún cuerpo que estira el cansancio en la
cama
A Eme le harán una cicatriz en el pecho
Te lo confieso y lloró sobre mi estómago que ahora es una piedra que te cubre
No sé por qué al pensar en la cicatriz imagino el trazó de una tiza sobre un
pizarrón
A Eme le rayarán el pecho
Es posible que también me pasen la misma tiza por el vientre
Por eso prefiero hablarte de los domingos
Me parece cruel pensar que el pecho de Eme es un pizarrón
A ella le preparan el cuarto de un hospital y yo te cuelgo una cortina de osos y
reptiles en este cuarto que aún no te nombra y donde sin miedo podría esperar el
fin del mundo.
La piel se abre como tierra
como la cabeza deforme de un dios
y su tristeza
No tengo auxilio
No puedo encender
el fuego porque
este incendio no es mío
No son mías
las palabras
No son mías
las espinas
ni las piedras
ni las larvas del jardín
No son mías las ventanas
Ni siquiera es mío el salto
Ni siquiera es mía
la herida
tampoco la sangre que limpio de este vientre
No son míos
los muertos de esta casa.
Esta sangre que baja por mis piernas
no pueden ser tus manos
Esta sangre que baja por mis piernas
no puede ser tu cabeza
Esta sangre que baja por mis piernas
no puede ser tu boca
Espera que abran la puerta del hospital
Agárrate fuerte
Espera que me salga algún dios de las palabras
que la luz del quirófano incendie los ojos
Dime que hay una cuerda
Dime que la ves
Dime que ya la encontraste
No es hora de salir
muchacho
Tienes que entenderlo
Es imposible
Las manos de tu madre no lograrán sostenerte
porque es imposible arrullar la sangre
Tienes que entenderlo
Si bajas te secarás como el musgo en las piedras
y mis manos no son piedras
Tienes que saberlo
Este no eres tú
No bajes
No golpees la puerta
Detente
Dejas algo importante
Olvidas
tu propio cuerpo
Explicación
El niño juega al niño ciego
Le gusta entrar a la oscuridad con los ojos cerrados
La oscuridad para el niño es un juguete que suena como un tren de cuerda
Es la mascota que lo persigue hasta cuando se trepa a los muebles de la sala
El animal que no tiene y no tendrá
Sé que la madre aprovecha la oscuridad para matar a los gusanos del jardín
El pie de la madre atraviesa como un cuchillo el cuerpo de los insectos
Hay que matar el veneno
-dice
¿Cómo le explica al niño que los pies también son filos para matar gusanos?
¿Cómo le explica al niño que los gusanos abren la piel?
¿Cómo le explico que los pies son sellos de veneno para matar insectos?
¿Cómo se le habla a un niño del veneno?
El niño ha escondido cadáveres de gusanos bajo las piedras
No sabe de dónde vienen
Tampoco lo pregunta
Ha escondido tantos que ya no recuerda los lugares exactos
La única manera de encontrarlos es cerrando los ojos dentro de la oscuridad
Hay que aguantar la respiración
Es como hundir la cabeza debajo del agua y sacarla en el preciso momento del
auxilio.
Diagnóstico
Afuera el mundo se derrumba
Adentro el juego del niño es armar una torre y volverla a destruir hasta cansarse
El niño no se cansa
La madre se desespera
Quiere que el niño deje la torre en paz
Lo llama a la ventana para que vea a los perros pasear por debajo de los árboles.
El enfermo siente un olor a cloro
Tiene miedo
Ahora los hospitales están por todas partes
El juego nuevo del niño es ver perros desde los vidrios
El miedo nuevo del enfermo es ver hospitales desde los vidrios.
Quirófano
Creo que soy un muro al que le trazan un agujero para que salga la luz
Quién lo creería
También soy una cruz en el quirófano
Lo sé:
Este lugar es brutal
No escucho la sangre que se pega a la herida de los cuchillos
El cuerpo es un pez con los ojos congelados que aún tienen el salto del agua
Estaré en este hospital hasta que las aletas revienten el hielo
Lo sé:
Los hospitales son neveras llenas de desinfectantes que buscan la blancura que
no existe
No le pongan gasas a mi temblor
Escuchen los glaciales que bajan por mis piernas
Mis piernas que ahora son dos hipocampos muertos en la orilla
Mi carne está agujerada
Me amarran como un animal rabioso
Y todo mi cuerpo convulsiona
Dicen que me calme
Y siento que un cielo de pólvora va a explotarme por dentro
Han atado mis brazos
Han partido mi vientre
Quién lo creería
En la luz de este quirófano
veo el bisturí con el que abrirán mi destino.
El trasplante
El enfermo aprenderá a espantarse la luz de sol como si fueran moscas
Creerá en la tristeza de la aguja
que le hundirán en el cuerpo
Apretará los ojos bajo el bostezo de las enfermeras
No creerá
en la blancura del hospital
No creerá
en las transparencias de las paredes
Sí hablará del destino con la comida pegada
como papel sucio a sus dientes
Le hablará al otro enfermo
que duerme después de haberse llenado la boca de cloro
¿Habrá en ese hombre un corazón de plástico?
Para saberlo
tendría que hundir las manos en el pecho del hombre
igual que un niño
que busca estrellas de mar en un balde de tierra
Sería mejor recordar
cuando los rayos equis atravesaron el cuerpo
y supo que los huesos ocultan cosas para no quedar tan solos bajo los
cementerios
Las enfermeras vuelven
y le estampan bostezos en la cara
Su cuerpo también quiere dormir
pero la sangre es como un caballo que no deja de saltar
Cree que en cualquier momento ese caballo
le reventará la carne
Que saldrá corriendo
y él no tendrá un corazón suficiente para alcanzarlo
Es mejor creer
y vuelve
y cree
y vuelven los bostezos
las enfermeras
el olor a cloro
Y es mejor creer
y cree:
En el mediodía como la primera astilla de la luz
En las madres
y sus pechos que sangran en la boca de los recién nacidos
Cree:
En el corazón de plástico que le incrustarán en el pecho
En la leche que se agria sobre la mesa de los enfermos
Sabrá que nunca tocó el fuego
y lo buscará debajo de la cama
Querrá encontrar otro corazón debajo de la cama
porque debajo de las camas siempre hay un mundo en demolición:
La huida de los perros
Aretes como hierbas sucias
Los niños que escapan de los relámpagos
Bajo las camas
hay un mundo en demolición
Hasta enfermos que escapan de su propia sangre
para buscar corazones de plástico en la oscuridad.
Fadir Delgado Acosta. Escritora de Colombia. Premio Internacional de poesía Tiflos de España 2021. Premio de Poesía Universidad Nacional de Costa Rica, 2020. Fue finalista del Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe de España, 2022, y del Juan Ramón Jiménez de Coral Gables, 2022 de EE.UU. Premio Distrital de poesía de Barranquilla, 2017. Premio Distrital de Cuento de Barranquilla, 2018. Mención especial del Premio Internacional de poesía de Puerto Rico, 2020. Finalista del VII Premio Internacional de Poesía Jovellanos de España, 2020. Primera Mención del Premio Tomás Vargas Osorio de Colombia, 2020. Ganadora de la Beca de Circulación Internacional para creadores, 2018, que otorga el Ministerio de Cultura de Colombia. Premio en Poesía del Concurso Internacional de literatura de la Universidad de Buenaventura (Colombia). 2014. Ganadora de la Residencia Artística en Montreal por parte del Ministerio de Cultura de Colombia y el Consejo de Artes y Letras de Quebec, en el área de literatura 2013. Ganadora de la convocatoria internacional de la Oficina de la Juventud de Québec para participar en un intercambio literario en esta Provincia 2010. Magister en creación literaria. Autora de los libros La Casa de Hierro, El último gesto del pez, No es el agua que hierve, Escritura del precipicio (Colombia), Lo que diga está lleno de polvo (Ecuador), Amenaza de aborto (Puerto Rico), Sangre seca en el espejo y Cama de Hospital vista desde abajo (Costa Rica), La tierra que se tragó el cuerpo, Temperatura exacta del miedo (España). Su libro El Último gesto del pez fue traducido y publicado al francés por la editorial Encre Vive de Paris en el 2015. Sus textos han sido publicados en diferentes revistas literarias nacionales e internacionales. Invitada a distintos festivales y encuentros culturales en Europa, Latinoamérica, Canadá y Egipto. Sus textos han sido traducidos parcialmente al húngaro, árabe, inglés, francés, italiano y portugués.