Poesía: El trazo de la tiza y otros poemas. Fadir Delgado Acosta

 

 

El niño juega a ser sepulturero

 

Madre

he enterrado el tigre en el jardín

pero sus garras siguen afuera

¿qué hago?

Es imposible

                      poner                                      

                                  la oscuridad bajo tierra.

  

 

El niño que sacamos de la tierra

 

Tuve anillos donde vi los rieles de un tren

No los conociste

Me los tragué como quien come ojos de pájaros

Sé que no quieres que hable

y señalas las aves que picotean los espejos de los carros

 

Yo solo veo anillos golpeando los vidrios

Quiero contarte del baúl de los zapatos

Ese que se volvía frío en la mitad de la sala

 

Quiero mostrarte el vestido con el que castigo mi cuerpo

Ese mismo que tomaré para vendar al niño que sacamos de la tierra

cuando intentamos hacer una casa en medio de las llamas

 

Fuimos dos cielorrasos que buscaron el país más extraño para desagarrarse

Y celebras el desgarro con una taza de café en la cocina

 

Abro la nevera y pongo hielo en mi vientre para mostrarte cómo llora el niño

que sacamos de la tierra

 

Se enciende una luz roja que no me deja dormir

el niño es esa luz roja

Se apaga cuando lanza sus gritos como flechas

cuando viene con la boca abierta a herirme el pecho

cuando viene con la boca abierta

a romperme el cuerpo con su golpe de hambre.

 

 

El trazo de la tiza

 

Te hablo de los domingos:

 

A veces los domingos entran a la casa sin corazón

Otras veces lo traen en la mano y el corazón tiene el olor de la comida

trasnochada que se guarda en la nevera

 

Quiero hablarte de las moscas que lo miran empujar las puertas

igual que los borrachos cuando traen en los ojos la náusea del bar

 

Te hablo de la mosca brillante

La que no atrapé nunca

A la que le dejaba comida bajo la cama para que cayera en la trampa

 

A los domingos no se les puede poner trampas

Nunca comen del veneno que se les deja en la puerta

 

Creo que tienen los ojos de un héroe ebrio que jamás encontró la guerra

Por eso siempre buscan el duelo

por eso buscan morder la sangre de algún cuerpo que estira el cansancio en la

cama

 

A Eme le harán una cicatriz en el pecho

Te lo confieso y lloró sobre mi estómago que ahora es una piedra que te cubre

 

No sé por qué al pensar en la cicatriz imagino el trazó de una tiza sobre un

pizarrón

A Eme le rayarán el pecho

 

Es posible que también me pasen la misma tiza por el vientre

Por eso prefiero hablarte de los domingos

Me parece cruel pensar que el pecho de Eme es un pizarrón

A ella le preparan el cuarto de un hospital y yo te cuelgo una cortina de osos y

reptiles en este cuarto que aún no te nombra y donde sin miedo podría esperar el

fin del mundo.

 

 

Sangre en el vientre

 

La piel se abre como tierra

como la cabeza deforme de un dios

y su tristeza

 

No tengo auxilio

No puedo encender

el fuego porque

este incendio no es mío

 

No son mías

las palabras

No son mías

las espinas

ni las piedras

ni las larvas del jardín

 

No son mías las ventanas

Ni siquiera es mío el salto

 

Ni siquiera es mía

la herida

tampoco la sangre que limpio de este vientre

 

No son míos

los muertos de esta casa.

 

 

Amenaza de aborto

 

Esta sangre que baja por mis piernas

no pueden ser tus manos

Esta sangre que baja por mis piernas

no puede ser tu cabeza

Esta sangre que baja por mis piernas

no puede ser tu boca

 

Espera que abran la puerta del hospital

Agárrate fuerte

Espera que me salga algún dios de las palabras

que la luz del quirófano incendie los ojos

 

Dime que hay una cuerda

Dime que la ves

Dime que ya la encontraste

No es hora de salir

 

muchacho

 

Tienes que entenderlo

Es imposible

Las manos de tu madre no lograrán sostenerte

porque es imposible arrullar la sangre

 

Tienes que entenderlo

 

Si bajas te secarás como el musgo en las piedras

y mis manos no son piedras

 

Tienes que saberlo

 

Este no eres tú

No bajes

No golpees la puerta

Detente

Dejas algo importante

Olvidas

tu propio cuerpo

 

 

Explicación

 

El niño juega al niño ciego

Le gusta entrar a la oscuridad con los ojos cerrados

La oscuridad para el niño es un juguete que suena como un tren de cuerda

 

Es la mascota que lo persigue hasta cuando se trepa a los muebles de la sala

El animal que no tiene y no tendrá

 

Sé que la madre aprovecha la oscuridad para matar a los gusanos del jardín

El pie de la madre atraviesa como un cuchillo el cuerpo de los insectos

Hay que matar el veneno

-dice

 

¿Cómo le explica al niño que los pies también son filos para matar gusanos?

¿Cómo le explica al niño que los gusanos abren la piel?

¿Cómo le explico que los pies son sellos de veneno para matar insectos?

¿Cómo se le habla a un niño del veneno?

 

El niño ha escondido cadáveres de gusanos bajo las piedras

No sabe de dónde vienen

Tampoco lo pregunta

Ha escondido tantos que ya no recuerda los lugares exactos

La única manera de encontrarlos es cerrando los ojos dentro de la oscuridad

Hay que aguantar la respiración

Es como hundir la cabeza debajo del agua y sacarla en el preciso momento del

auxilio.

 

 

Diagnóstico

 

Afuera el mundo se derrumba

Adentro el juego del niño es armar una torre y volverla a destruir hasta cansarse

El niño no se cansa

La madre se desespera

Quiere que el niño deje la torre en paz

Lo llama a la ventana para que vea a los perros pasear por debajo de los árboles.

El enfermo siente un olor a cloro

Tiene miedo

Ahora los hospitales están por todas partes

El juego nuevo del niño es ver perros desde los vidrios

El miedo nuevo del enfermo es ver hospitales desde los vidrios.

 

 

Quirófano

 

Creo que soy un muro al que le trazan un agujero para que salga la luz

Quién lo creería

También soy una cruz en el quirófano

 

Lo sé:

 

Este lugar es brutal

No escucho la sangre que se pega a la herida de los cuchillos 

El cuerpo es un pez con los ojos congelados que aún tienen el salto del agua

Estaré en este hospital hasta que las aletas revienten el hielo

 

Lo sé:

 

Los hospitales son neveras llenas de desinfectantes que buscan la blancura que

no existe

 

No le pongan gasas a mi temblor

Escuchen los glaciales que bajan por mis piernas

Mis piernas que ahora son dos hipocampos muertos en la orilla

 

 

Mi carne está agujerada

Me amarran como un animal rabioso

Y todo mi cuerpo convulsiona

Dicen que me calme

Y siento que un cielo de pólvora va a explotarme por dentro

 

Han atado mis brazos

Han partido mi vientre

 

Quién lo creería

En la luz de este quirófano

veo el bisturí con el que abrirán mi destino.

 

 

El trasplante

 

El enfermo aprenderá a espantarse la luz de sol como si fueran moscas

Creerá en la tristeza de la aguja

que le hundirán en el cuerpo

Apretará los ojos bajo el bostezo de las enfermeras

No creerá

en la blancura del hospital

No creerá

en las transparencias de las paredes

 

Sí hablará del destino con la comida pegada

como papel sucio a sus dientes

Le hablará al otro enfermo

que duerme después de haberse llenado la boca de cloro

 

¿Habrá en ese hombre un corazón de plástico?

 

Para saberlo

tendría que hundir las manos en el pecho del hombre

igual que un niño

que busca estrellas de mar en un balde de tierra

Sería mejor recordar

cuando los rayos equis atravesaron el cuerpo

y supo que los huesos ocultan cosas para no quedar tan solos bajo los

cementerios

 

Las enfermeras vuelven

y le estampan bostezos en la cara

 

Su cuerpo también quiere dormir

pero la sangre es como un caballo que no deja de saltar

Cree que en cualquier momento ese caballo

le reventará la carne

Que saldrá corriendo

y él no tendrá un corazón suficiente para alcanzarlo

 

Es mejor creer

 

y vuelve

y cree

 

y vuelven los bostezos

 

las enfermeras

el olor a cloro

Y es mejor creer

y cree:

 

En el mediodía como la primera astilla de la luz

En las madres

y sus pechos que sangran en la boca de los recién nacidos

 

Cree:

 

En el corazón de plástico que le incrustarán en el pecho

En la leche que se agria sobre la mesa de los enfermos

 

Sabrá que nunca tocó el fuego

y lo buscará debajo de la cama

Querrá encontrar otro corazón debajo de la cama

porque debajo de las camas siempre hay un mundo en demolición:

 

La huida de los perros

Aretes como hierbas sucias

Los niños que escapan de los relámpagos

 

Bajo las camas

hay un mundo en demolición

 

Hasta enfermos que escapan de su propia sangre

para buscar corazones de plástico en la oscuridad.

 

 

Fadir Delgado Acosta. Escritora de Colombia. Premio Internacional de poesía Tiflos de España 2021. Premio de Poesía Universidad Nacional de Costa Rica, 2020. Fue finalista del Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe de España, 2022, y del Juan Ramón Jiménez de Coral Gables, 2022 de EE.UU. Premio Distrital de poesía de Barranquilla, 2017. Premio Distrital de Cuento de Barranquilla, 2018. Mención especial del Premio Internacional de poesía de Puerto Rico, 2020. Finalista del VII Premio Internacional de Poesía Jovellanos de España, 2020. Primera Mención del Premio Tomás Vargas Osorio de Colombia, 2020. Ganadora de la Beca de Circulación Internacional para creadores, 2018, que otorga el Ministerio de Cultura de Colombia. Premio en Poesía del Concurso Internacional de literatura de la Universidad de Buenaventura (Colombia). 2014. Ganadora de la Residencia Artística en Montreal por parte del Ministerio de Cultura de Colombia y el Consejo de Artes y Letras de Quebec, en el área de literatura 2013. Ganadora de la convocatoria internacional de la Oficina de la Juventud de Québec para participar en un intercambio literario en esta Provincia 2010. Magister en creación literaria. Autora de los libros La Casa de Hierro, El último gesto del pez, No es el agua que hierve, Escritura del precipicio (Colombia), Lo que diga está lleno de polvo (Ecuador), Amenaza de aborto (Puerto Rico), Sangre seca en el espejo y Cama de Hospital vista desde abajo (Costa Rica), La tierra que se tragó el cuerpo, Temperatura exacta del miedo (España). Su libro El Último gesto del pez fue traducido y publicado al francés por la editorial Encre Vive de Paris en el 2015. Sus textos han sido publicados en diferentes revistas literarias nacionales e internacionales. Invitada a distintos festivales y encuentros culturales en Europa, Latinoamérica, Canadá y Egipto. Sus textos han sido traducidos parcialmente al húngaro, árabe, inglés, francés, italiano y portugués.

 

 

 

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