Poesía: A la deriva y otros poemas. Anahí Maya Garvizu

 

 

A la deriva

 

He deseado tanto, esperado tanto

que no noté cuando las horas pasaron sobre mí.

Es fácil ir hacia lo absurdo,

me hace pensar en la plaga distraída de polillas

estrellándose contra el parabrisas de los autobuses

las tardes de aire caliente en el verano.

 

 

Allegro

 

Durante la tormenta nocturna

los relámpagos dibujaron

el contorno de los árboles sobre el cerro.

Una gama de lilas estalló en el cielo,

el gallo confundió el día y cantó.

Un trueno surgió entre las nubes y regresó a ellas.

 

En la sala, banderas coloridas adornaban el pastel

y la arena fue ligeramente desordenada

por el paso de los perros que olisqueaban la comida.

El número de sillas era menor

pero nadie mencionó la fragilidad de ese instante.

La música recorría en las gotas del tejo al lastre

la sombra de las hojas del ceibo se agitó en la pared,

el caballo silencioso sacudió la montura.

 

Era un fragmento único de tiempo y espacio

similar al rayo que agrieta y vuelve a la opacidad

dejando seres partidos o con una nueva apariencia.

El agua corría turbia por las calles de tierra.

Hasta los opas, los jorobados, los añorados ausentes

y las nanas con bocio en el cuello y trenzas blancas

desfilaban al borde del camino

rozando las flores que crecen en forma silvestre

como si tuvieran un lugar a donde ir.

 

 

Jam Session

 

Mi amigo decía: “Todo lo que vive tiembla y provoca temblor”.

El domingo por la mañana frente al supermercado

la fila doblaba la esquina

para entrar a uno de los cajeros automáticos.

En la puerta del otro, un indigente dormía

ante el espasmo de los usuarios

que miraban las repugnantes heridas de sus manos.

Por cada ligero movimiento que hacía

todos sujetaban sus tarjetas de crédito.

Él sin embargo, ya había cruzado el límite,

casi adormecido babeaba en cada ronquido

hasta que levantándose de un sobresalto

sacudió el polvo en sus rodillas

y se alejó como un contrabajo balanceándose lentamente.

 

  

Piezas del sol

 

Llevo la tristeza

como la relación de un campo de girasoles

con la luz.

Entiendo y admito con vergüenza:

¿qué son veinte años de melancolía?

Apenas dos centímetros

entre los anillos de la anchura del tronco

que Madelaine señala con el dedo.

 

 

Cometa

 

Sostengo un cometa

que intento dirigir en vano:

el hilo está tenso

la figura planea sobre la calamina

pero el viento no sopla a mi favor.

La estructura de paja se arquea

la bolsa de plástico se estremece.

Quizá debiera bastarme

la ligereza con que asciende

creando líneas imaginarias

tras la vibración de sus flecos:

las nubes pasan sobre la infancia.

Apenas un corto vuelo

para terminar enredado entre los cables eléctricos

mientras el cielo atardece en tonos morados

pero yo no regreso a mi órbita.

 

 

Anahí Maya Garvizu, Bolivia. Ha publicado su primer libro Las estaciones, en la Editorial Libros del Cardo 2018, Chile; Isto Edições 2023, Brasil y Buena Vista Editora 2023, Argentina. El resto de su trabajo continúa inédito.

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