Poesía: Interludio y otros poemas. Melissa Sauma

 

 

Interludio

 

Crecemos con cada mirada cada palabra cada abrazo

crecemos en la duda y en la desesperanza

en la algarabía y en la dicha también se crece

y en el miedo y en el horror y en el llanto.

 

Nos crecen los cabellos y las pestañas

en la noche mientras dormimos,

y al levantarnos y sabernos vivos

sin saber hemos crecido

un paso hacia la última parada.

 

Crecemos en soledad y en compañía

– y también,

y no es lo mismo –

crecemos solos y acompañados.

 

Crecemos en el encuentro y en la distancia

en el asombro y el espanto

en el trayecto y en la estancia

en la risa y el desamparo

 

y la nostalgia nos crece una sombra azul bajo los ojos

y a veces el amor, y a veces el olvido, nos crecen alas

 

y en este crecer sostenido decrecemos sin pausa

tal así que en cada alumbramiento morimos

y en cada duelo

se nace.

 

 

Viendo llover

 

He sabido de la paciencia del agua

que talla gota a gota el cuenco en la piedra.

 

He esperado tantas horas

–la cabeza apoyada en las rodillas

el cuerpo hecho un recinto

los ojos en silencio –

la palabra

–basta una, a veces–

que revele la profundidad de lo vivido.

 

Y he sabido también de la paciencia de la piedra

que tantas veces presintió sobre su espalda el golpe de la gota.

 

Aún espero.

 

 

Personas bajo la lluvia

 

Los que corren por el mito aceptado en la infancia

los que se cubren la cabeza con la lista del mercado

o con un sobre de papel madera tamaño oficio

los que intuyen que cubrirse es inútil

los que leen poemas bajo orondas gotas

que resbalan deformando el libro

y dirán que las figuras que la tinta escurre

son también poesía

los que huyen de la lluvia como de cualquier cosa

que acaso pudiera alterar el orden

los que buscan el sol en el reverso de las nubes

y miran a contraluz esperando el arcoíris

los que siempre llevan un paraguas bajo el brazo

los que venden paraguas

los que usan impermeable aunque no llueva

los que tienen la piel impermeable

los que son lluvia

los que se quejan del clima y ponen mala cara

los que hacen como si no hubiera llovido

los que bailan

antes, durante y después de la lluvia

los que cantan

para que llueva, para que deje de llover, porque ha llovido

los que ven llover desde la galería y escriben sobre la lluvia

los que clasifican las gotas en tamaño, velocidad y frecuencia de caída

los que catalogan a las personas en situaciones de lluvia

los que escriben tratados de supervivencia a diluvios

los que ponen música y suben el volumen a la melancolía

los que escuchan en la lluvia una música

los que esperan que dure poco porque tienen que hacer mucho

los que no perciben que ha llovido

hasta que el río desborda

y hay que mudarse de país

y ya no hay tiempo

para hacer maletas

o despedirse

de los vecinos.

 

 

Antología de abrazos

 

Me gustan los abrazos que inventamos

abrazos que elevan los pies del suelo

abrazos a desnivel, abrazos delgados

en los que uno se abraza a sí mismo

 

abrazos pequeñitos, encorvados, diminutos

abrazos de ojos cerrados y brazos oblicuos

abrazos indecisos de tres golpes en la espalda

abrazos imprevistos de arribo y despedida

 

abrazos intermedios

con uno o dos besos en la mejilla

abrazos que no quieren dejar de ser abrazo

y se renuevan en cuanto terminan

 

abrazos de cuerpo entero

de manos sobre los hombros

de manos en la cintura

abrazos de bolero

 

abrazos que se cantan, que se dicen

que se escriben al pie de una carta

que se envían a través de otros brazos

y esperan largo tiempo para llegar a destino

 

abrazos con saltos y giros

con inclinaciones laterales

como árboles al viento que se abrazan

abrazos que despiertan y abrazos vespertinos

 

abrazos que acompañan

cuando ya no está el abrazo.

 

 

Todo en todo

 

Pensar que todo está hecho de lo mismo:

de nosotros

 

que en el suelo que piso estarán disueltos

los huesos de mis hijos

cuando yo no sea más que una frase escrita

en lo que un día fuera parte de un bosque.

 

Que todo cuanto existe está formado

de una misma materia en distintas proporciones

y un pequeño ejercicio del azar es el que determina

que la rosa sea rosa y el lince sea lince.

 

Que en cada átomo de mi ser está contenido

el vacío contenido en los átomos de cualquier otra criatura

que es esa la sustancia que compartimos

lo que nos separa y unifica.

 

Que en la tierra y el agua y el aire y el fuego

está la bitácora del pasado y del futuro

y todo lo que construimos es parte de algo que ya existe

y seguirá existiendo cuando nos hayamos ido.

 

Que no nos vamos nunca

que seguimos transitando el fluir de la vida

como fósil, nevado, nube o río.

 

 

Melissa Sauma Vaca (Santa Cruz – Bolivia, 1987) Poeta y fotógrafa. Premio Nacional Noveles Escritores de la Cámara del Libro de Santa Cruz, 2017. Ha publicado Luminiscencia (2017, Editorial 3600 y 2017, Editorial Llamarada Verde) y Maneras de parar el mundo (2021, El Ángel Editor y 2022, Editorial Llamarada Verde). Cursó el Diplomado de Escritura Creativa de la UPSA y forma parte del taller de poesía Llamarada Verde.

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