Responde Melissa Olivares
- ¿Cómo fue tu abordaje a la literatura y cuáles fueron tus inicios lectores? Autores, autoras e influencias
Empecé muy pequeña en la literatura porque veía a mi familia leer por disfrute. En casa habían colecciones de literatura universal, en especial narraciones francesas, inglesas, irlandesas y rusas traídas por mi madre. También tuve muchos libros clásicos, fairy tales fábulas, narraciones bíblicas. Era -hasta ahora- obsesiva cuando un autor o autora de cuentos me gustaba. La lectura era un espacio de disfrute y creo que el hecho de ser la más pequeña de la familia y ver a todos leer me llevó también a hacerlo.
Me preguntas por mis autores e influencias y es imposible no detenerme a pensar en movimientos literarios y momentos de mi vida; en especial cuando estudié Literatura, ya que encontré la sistematicidad que tanto buscaba desde la niñez. Seleccionar a escritores y escritoras sería dejar de lado a otros y otras que me han influenciado, pero si tomo a todos y todas, esta respuesta se volvería larguísima. Pienso en el ensayo Los demasiados libros de Gabriel Zaid y el impacto que tuvo para mí la primera parte la lectura, en donde menciona y sustenta matemáticamente su visión malthusiana con respecto a que los libros se multiplican en proporción geométrica y los lectores en proporción aritmética. Puede sonar una verdad evidente, pero este libro a los 18 años me hizo pensar que no me alcanzaría la vida, así que tenía que direccionar mis lecturas, y más cuando quería empaparme de otros discursos que no sean los literarios. Por eso intentaré nombrar algunos y algunas influencias:
A nivel retórico y rítmico tengo mucha influencia en poesía de los simbolistas franceses. El simbolismo peruano de Eguren, el modernismo de Chocano, Antonio machado y Juana de Ibarbourou. La vanguardia hispanoamericana. Aunque, sobre todo, bebo del Barroco: Sor Juana Inés de la Cruz, San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila, Baltazar Gracian, John Donne, Milton, Gian Battista Marino, Góngora,etc. Así como tambien de los poetas y narradores romanticos ingleses, Keats, Wordsworth, Mary Shelley;Dickens, Holmes, Shelley, las hermanas Brontë, Elizabeth Barret. La literatura estadounidense: Hawthorne, Stevenson, Melville, Hemingway, Mc. Carthy, Carver, Flannery O’Connor, Elizabeth Bishop, Sylvia Plath, Anne Sexton. Y tantos etcéteras.
- ¿Existe algún mecanismo o lógica de acción en tu proceso creativo y de redacción?
Sí tengo un modo metódico de trabajar en mi creación. Creo que la creación literaria, cuando se mezcla con otras disciplinas, en este caso con el arte y el diseño, se vuelve una labor más exhaustiva de investigación y esquematización.
Normalmente, el camino que empleo para mi proceso creativo parte de una emoción o interés apasionado por un tema o temas, alguna imagen, o muchas imágenes en mi mente. Luego, a partir de esa “inspiración”, conceptualizo y estructuro. Supongo que tiene que ver con mi personalidad y las influencias que he tenido en mi proceso de trabajo: el puntillismo de los realistas franceses decimonónicos, la potencia y alteridad del Barroco español, en especial la poesía devocional de místicos; ese éxtasis que lleva una fuerza rítmica y de contenido como, una suerte de colisión, que admiro y que emparento con el metal y el rock. La filosofía y la teoría literaria en cuanto a lo sistemáticas que suelen ser, sin que, para mí, sean aburridas.
A todo esto podría añadirle el diseño y la moda y su proceso de construcción que traslado a mis proyectos mixtos: Pienso en la exactitud milimétrica, casi arquitectónica, del diseñador Cristóbal Balenciaga, el perfeccionismo, sin perder la suavidad, de Christian Dior; la tradición más la vanguardia de Yves Saint Laurent y la transformación de la Haute Couture, desde lo contemporáneo y accesible, del diseñador italiano Giambattista Valli.
Además, tengo influencia de la medicina, la biología; la idea de sistemas orgánicos e inorgánicos y esqueletos fueron piezas claves para mí. Debo añadir la música: los álbumes conceptuales del rock pro progresivo, el barroco, el romanticismo, los dodecafónicos, la música post-clásica, etc. He tomado muchas disciplinas para estructurar los dos libros, en especial para Anastasia y la mirada de las 1000 yardas.
Si hablo de lo textual, doy primacía a la retórica vinculada con el ritmo porque me interesa generar emociones en el lector desde la parte del sonido. Puedo relegar una palabra o palabras, aunque sean precisas para la comunicación con el fin de darle prioridad a lo que quiero hacer sentir desde el plano retórico. Aunque intento que haya un equilibrio en ello, aspecto que es sumamente difícil, casi enloquecedor; por eso me creo incapaz de escribir un libro en meses o en un año. Y solo estoy hablando de lo textual, imagínate hacer confluir ello con otros discursos. Es un trabajo que tomó y toma tiempo.
Siento que estoy siendo mezquina al no nombrar todo lo que me ha influenciado para mis proyectos interartísticos, pero sería una respuesta larguísima.
- ¿Cómo eliges tus historias o tus versos? Te apoderas de escenas o ellas se apoderan de tu genio interno
Suelo partir de intereses constantes, de temas que se me presentan por etapas en mis lecturas o desde el arte y del diseño. Parto de una escena, imagen o formato, y otras veces de un sonido, una construcción melódica (aquí la influencia enorme de la música y la rítmica literaria). También de lo que vivo y de las personas que conozco que, en su mayoría no pertenecen al ámbito literario ( aprendo muchísimo de ellas formas diferentes de hablar, vivencias, refranes, tradiciones, sonidos…), de objetos, animales, naturaleza, imágenes, etc.
Luego, hago una especie de organización y preparación de proyecto. No creo en el genio, ni tampoco en la inspiración perse, ni en el apoderamiento del azar; incluso en los momentos más contemplativos, hago una investigación a posteriori. Esto no quiere decir que no haya un proceso creativo y una gran libertad ¡Claro que la hay! Es solo que creo en la libertad, como la que se logra en la vida, a partir de un cimiento en el que hay que trabajar y construir acercándose al equilibrio.
No sé si fue por mi formación literaria y de diseño que me volví tan metódica para trabajar, si ya era así, o es que busqué ese orden debido a la necesidad de desarrollar la propuesta de fusión de literatura con diseño y arte sobre esta base.
- Respecto a tu obra, el libro ilustrado Anastasia y la mirada de 1000 yardas. Siendo un libro que mezcla literatura, arte y diseño, cuéntanos sobre el camino que te llevó a publicarlo
Fue hace muchos años que empecé este libro, para ser precisa casi se cumplen catorce años. Partí de una historia personal (un homenaje a mi tío fallecido) para luego convertirla en un proyecto.
En un principio, tenía planeado solo hacer dibujos anatómicos, en la frustración de no ser médico, y porque me sentía limitada para explicar la muerte desde el plano textual. Pensaba que el lenguaje no podía cubrir todo lo que quería transmitir o que hacerlo iba a ser muy complicado, que necesitaba más herramientas, más bagaje literario y lingüístico. Luego, me di cuenta que, efectivamente, el lenguaje no lo cubre todo ni está por encima de otras manifestaciones. Así que decidí fusionar disciplinas, creo que también fue por la necesidad de sentirme completa en mi vida. Con la literatura tenía el 50% cubierto y me faltaba la otra mitad: el arte y diseño, en especial el diseño de Modas.
Por este motivo es que no concibo que sea un poemario, ni un libro poemas, como si la poesía estuviese a la cabeza. En este libro veo una suerte de teatro del siglo XX: todo es importante, las luces, la tramolla, el vestuario, el cuerpo, el texto, etc.
Ahora, el reto enorme era realizar una suerte de obra total; por eso los trece años invertidos. Lo interesante es que ocurrió algo que me di cuenta cuando hablaban del libro en mi país: en todo ese trayecto de composición, me di cuenta que había crecido y junto conmigo la niña Anastasia (el personaje de esta creación).
- Me atrapó bastante el poema Bonus Track de Anastasia-Patrón de vestido doble capa y esa capacidad de ir arrastrando frases y palabras para hacerlas mutar de un salto a otro. ¿Esa insistencia es estilo o algún patrón creativo?
Es una apreciación bastante interesante porque, efectivamente, me enfoco mucho en la parte retórica. En un afán de llegar a un equilibrio entre contenido y ritmo, a modo de sinergia de los dos, que potencie lo que quiero decir: el “cómo” junto con el “qué”.
Pienso que hay que leer mucho la tradición literaria (lo extendería a la musical y a otras disciplinas también). Estoy en una búsqueda constante de nuevos registros. Amo las metáforas de la vida cotidiana, el hablar diario de mucha gente que no se encuentra en los espacios académicos.
En La batalla de la vuelta de obligado y Anastasia y la mirada de las 1000 yardas usé vicios del lenguaje -no sé si sea adecuado decirle así porque creo que estos “errores” son grandes manifestaciones ricas del lenguaje-, registros lingüísticos diferentes, alteraciones sintácticas. Además, los tropos de la tradición literaria, en especial de la barroca: contraposición, el hipérbaton, la dilogía, el sarcasmo, el polisíndeton. En Anastasia, sobre todo, usé sinécdoque, la metátesis, el paralelismos, braquilogía, etc.
Puede parecer una lista fácil, pero es algo que llevo trabajando, en un intento constante de no repetirme, no siempre con victoria, desde muy pequeña en mi escritura,. Por eso, resalto tanto la importancia de la formación literaria y no creer en la mera actitud contemplativa o la inspiración banalizada. Contrario a la idea intuitiva de la escritura, creo que debe verse como un trabajo que requiere sistematicidad y precisión, sin que ello esté peleado con la creatividad. No confío, ni defiendo las visiones impresionistas frente al trabajo con el lenguaje que, como todo arte, requiere una seria y ardua labor.
- Respecto a la selección de imágenes e ilustraciones, que técnica ocupas y cómo adhieres las imágenes de tu Poética con el arte gráfico.
En realidad las imágenes, ilustraciones y el diseño gráfico no los pienso como adhesiones o complementos para mi trabajo poético, sino más bien como elementos artísticos y de creación autónomos que conviven con lo textual, sin que este último se halle en la cúspide. No considero que haga poesía visual, de vanguardia, ni conceptual. Tampoco que todo parta de la poesía; de hecho, no me siento poeta totalmente en La batalla y Anastasia. Sería como decirle a un diseñador de moda que es costurero, cuando tiene que hacer varias labores, o dirigirlas, dentro de su profesión). Quizá esto se pueda observar más en la recepción de un diseñador y artista al de un escritor, versado en letras o de historia del arte. Los enfoques, a mi parecer, parten de aristas o ejes, no de una pirámide, en donde las letras se encuentran en la cúspide. Solo son un eje más entre tantos otros, y desde ese eje han construido mucha teoría al respecto, mientras que las otras disciplinas no, quizá debido a la direccionalidad de su arte. Si bien, desde el lado literario exploro mucho con el lenguaje y su labilidad y la ruptura de sentido, este trabajo no se encamina a un intento de expandir la poesía_ como si ella estuviera por encima de todo o fuera mi interés máximo_ en una suerte de sacralización que ocurría en el tiempo arcaico griego y cantáramos a los dioses. De hecho, lo que busco es una des-jerarquización del texto como único camino de voz y habla y no como complemento para una obra. Este cambio, por ejemplo, si ha ocurrido en el teatro del siglo XX, donde el texto es un elemento que convive con otros para crear una pieza teatral.
La segunda razón es una necesidad vital de sentirme completa en la creación, y solo me ocurre cuando fusiono la literatura, las artes y el diseño (avoir le cule entre deux chaises, dicen los franceses). Este deseo no es de ahora, me ocurre desde que era niña. Parafraseando a Hopper, creo que el desarrollo de la obra futura se encuentra en la obra primeriza, y esto apenas cambia desde el nacimiento hasta la muerte. Empecé con las letras y el diseño de manera rudimentaria desde pequeña, cuando hacía ropas y dibujaba para mis barbies y muñecas recortables, a la par que leía y escribía. Luego, busqué preparaciones formales de las dos: nada ha cambiado, solo lo profesionalicé.
Si traslado todo lo mencionado a La batalla de la vuelta de obligado y a Anastasia y la mirada de las 1000 yardas me resulta preocupante que estos dos libros sean llamados poemarios o esta segunda obra libro de poemas ilustrado. Es como si fuéramos a ver una obra de teatro contemporánea y solo escucháramos el texto fielmente y dijéramos que hemos comprado una entrada para escuchar un texto, sin contemplar todos los demás elementos que componen la puesta en escena.
Luego están las ubicaciones de estos en la vanguardia que se me figura como juntar libros de medicina, cocina, moda, jardinería y decir que estos tres últimos son una repetición de la primera porque llevan algunas palabras iguales. Entonces, falazmente, como los tres también son libros, por tanto, pertenecen a la medicina.
Lo positivo de estos encasillamientos es que se convierten oportunidades y retos para abrir nuevos caminos, incluso para mí, desde el lado de la investigación. Por el momento, no se me ha ocurrido qué nombre ponerles; le llamo libro objeto a La batalla… y a Anastasia…, libro ilustrado. A propósito de estos nombres, creo que hacerles entrar en un plano, aparentemente inerte, de encuentro con un todo podría ser algo mucho menos alejado que decirles poemarios.
- ¿Qué piensas de la literatura latinoamericana y tu perspectiva desde España?
Creo que la literatura latinoamericana tiene una riqueza enorme; incluso en los diálogos con Europa y Estados Unidos, la esencia del registro no se pierde, se repotencia. Tenemos la información de allá más la nuestra (Obviamente cuando digo “tenemos” no hay que olvidar que no todos ni todas lo tienen, que en Latinoamérica es un privilegio enorme que nos debe llevar a ser conscientes de la posición y, a modo personal, de una valoración ética desde las humanidades). Quizá tenga que ver con algo que experimento desde España y se ha visto en la historia literaria luego del influjo colonial: no estamos cerrados a nuestra tradición, historia y continente; no observo un equivalente al eurocentrismo. Igual, pienso que todo dique que limite nuestras creaciones, las perjudica.
Algo que me parece maravilloso-espero que con el tiempo se amplié la paleta de escritores y escritoras latinoamericanos- que veo desde España, son los vasos comunicantes entre Europa y Latinoamérica dados desde las instituciones y también por el influjo de las redes sociales. Aunque hay parámetros aún, con el auge virtual las distancias se acortan y las plataformas comunicativas se han expandido, así como también las relaciones de lo académico con la media.
También observo y celebro el trabajo incansable de las editoriales independientes latinoamericanas y españolas y, por qué no decirlo, también de los escritores y escritoras encaminados en conjunto a la difusión de sus ediciones y creaciones respectivamente.
- Respecto a los canales de difusión de tu obra, has podido encontrar salidas para tus dos libros interartisticos o todo ha sido autogestionado
Para ser sincera, cuando acabé mi libro objeto La batalla de la vuelta de obligado- escrito desde los 17 hasta mi 21 años- no encontré una editorial que quisiera darle la oportunidad de publicarse con las bases del formato que traía. Algunas editoriales aceptaban mi libro desde la parte del texto, pero no el diseño (gráficos y el formato de hojas plegables propuesto en el manuscrito que llevaba hecho artesanalmente). Luego, estaban los que no accedían porque su editorial no contaba con un diseñador; los que te decían por negocio que sí se podía hacer, pero sabía que no tenían el conocimiento ni contaban con el equipo, ni tampoco me iban a dejar intervenir en el proceso editorial.
Por otro lado, tenía las opciones cartoneras y artesanales a las que tengo mucho respeto y gusto, pero, si bien mis propuestas estaban ligadas a las artes, no quería llevarlas por el lado de la artesanía, sino por esa búsqueda de exactitud, incluso sino se alcanza, y no ruido creativo del diseño.
La opción fácil y efectiva hubiese sido acoplarme a lo que había, como algunas personas me aconsejaba. Contrario a eso, al final, no tomé ninguno de esos consejos porque no tenía como prioridad ser conocida, sino mostrar mis propuestas desde mis pasiones (la literatura, el arte y el diseño) con el fin de abrir una puerta a estas manifestaciones que veía, y lastimosamente veo, que nos encontramos con muros desde el trabajo colectivo y las visiones de propuestas de este corte.
Al final en el 2019, luego de 8 años, encontré a una editorial llamada Alastor Editores, la cual me brindo la gran oportunidad de publicar mi primer libro La batalla de la vuelta de obligado. Y para mayo del 2022 la publicación de Anastasia y la mirada de las 1000 yardas bajo el mismo sello. Es algo que siempre agradeceré.
Melissa Olivares (Lima, Perú). Magíster en Estudios literarios y teatrales de la Universidad de Granada. Graduada en Literatura hispanoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Estudió Arte, Moda y Diseño textil en la Pontificia Universidad Católica del Perú y la misma carrera en la Escuela Superior de Arte y Diseño- Estación Diseño (España). Publicó su primer poemario interartístico La batalla de la vuelta de obligado (Alastor Editores, 2019) y su segundo libro ilustrado Anastasia y la mirada de las 1000 yardas (2022). Como autora ha aparecido en las antologías poéticas Poesía escrita por mujeres (Ínsula Barataria, 2017) y Antología de poesía hispanoamericana. El vuelo más largo (Ángeles del Papel Editores, 2020). Además, ha colaborado en diversas revistas virtuales y físicas de creación y crítica literaria de Latinoamérica y Europa, la revista electrónica Círculo de Poesía (México) y la revista Anestesia (México) como la revista literaria Ergo n.º 3 (España). Como artista ha colaborado con una ilustración-figurín para la Revista Parnaso de la Universitat de Valencia. Actualmente dirige el n.º 8 de la revista literaria Ergo (Bilbao), edición especial, cuya temática irá en torno a los estudios y creaciones interartísticos
Me encataría participar en tan bella revista. Mi nombre es Eugenia Páez, poeta de Frías, Santiago del Estero, Argentina.
Estimada las bases están en la revista saludos cordiales.