Acordes en el cosmos. Comentario al libro Casa de Salud
“Tengo que esperar al amanecer/ para desaparecer/ irme lejos/ extraviarme y revivir” Costa Esqueleto- Mantarraya
Antes de empezar quisiera solicitar que quien lea esto se dé un minuto para buscar en su memoria un momento particular; el cual es recordar su primer concierto. ¿Te puedes acordar cuándo fue, dónde fue, con quién estabas y lo que sentiste? Porque esas experiencias a pesar del cliché, sólo se viven una vez. Como el primer trabajo o la primera droga. Porque de alguna manera esta obra a comentar a continuación puede ser para mucha gente su primera vez.
Casa de Salud es la ópera prima de Francisco Arriagada (Concepción 1989). Una novela que no es una recopilación de historias en torno al espacio cultural bohemio o una apología a la ciudad, sino más bien es un microcosmos vinculado con ese espacio alrededor de una suma de relaciones e ilusiones; al igual que presenciar la vida y muerte de las cosas. Y es que esta obra gira en torno a un año de vida de un mechón literario que llega a vincularse con una banda en ascenso: Radio Advis; lo que le permite acceder al tras bambalinas del rock con sus ensayos, relaciones, historias y vicisitudes de una realidad para algunos incuestionable, sólo por ser parte del arte, pero que contiene sus ires y venires como todo en la vida.
Pero a pesar de su premisa que nos puede hacer creer que es una obra donde sólo habita el rock, vamos encontrando en la lectura a otros estilos que se hacen presentes como el bolero, blues, jazz y folclor. Al igual que cierta referencia a la poesía chilena y el cine. Lo que nos lleva a darnos cuenta que Casa de Salud va más allá de una primera escuchada, sino que requiere meterse en la exploración para ir encontrar las referencias a la zona penquista, que es algo que lo hace muy valioso como obra territorial.
Y si bien la voz de la obra se ambienta en el período universitario, no por ello el autor sólo crea una historia en torno a la bohemia, sino también entrega algunas ideas interesantes como la de los cinco tipos de músicos, donde plantea el autor que son:
“Aquel que se disfraza de músico con el único objetivo de saciar una necesidad de atención y pertenencia, el que depende emocionalmente de la música y ve la música con los ojos que una religión, el que entró al mundo por casualidad y se mantiene en él porque le es fácil, el que aúna la música en una amalgama artística que incluye otras ramas y, finalmente, el que entiende y estudia la música como un fenómeno, teóricamente, intentando alcanzar la máxima sabiduría” (pag 39). Y es que esta idea se profundiza podría aplicarse no solamente al ámbito cultural.
¿Pero hacia dónde nos lleva esta historia? ¿Qué es lo que hay detrás de los acordes, voces sensuales y frías madrugadas? ¿Qué hay detrás de ese espíritu adolescente?. Pues desde mi punto de vista podría decir que Casa de Salud es una obra sobre el amor y el desamor unido al viaje de una banda y su espectador. Siendo el amor de amigos, parejas, y de un grupo de gente que lo expresa en un tipo de arte.
De esta forma Casa de Salud se convierte en una mezcla entre obra de iniciación y recuerdo postadolescente, tal como ese primer disco que escuchamos de una banda sin la experiencia, pues eso te lo da la vida en carretera, pero que al mismo tiempo se lanza con toda su alma porque no tiene nada que perder. Convirtiéndose así este libro en una apología a ese primer concierto al que asistimos en nuestra vida, donde el golpe de las olas sónicas acarrea nuestros cuerpos y nos lleva a un mejor lugar. Y es así, entonces, que vale la pena comprometerse con esta lectura y la experiencia de otra madrugada al son de acordes en el cosmos.
Francisco Arriagada (Concepción, 1989). Es ingeniero informático de la Universidad de Concepción. Ha sido seleccionado en el concurso Concepción 100 palabras Tomo II donde dos de sus microcuentos fueron distinguidos y de momento Casa de salud es su primera novela.
Jorge Cocio Sepúlveda. Profesor de Filosofía, además es músico y escritor independiente. Ha desarrollado un proyecto musical concretado en tres discos: “Nada es eterno” (2009), “Preludio de invierno” (2010) y “Frío verano” (2017). Asimismo, ha editado tres proyectos de poesía: Noche primitiva (2013), Continente (2017) y La Ebullición de las cosas (2021); y una novela corta: Krisálida (2022). Además colabora con reseñas de cine, literatura y música para algunas páginas culturales.