Despertar
Antes no había nada.
Probablemente ya existía, pero yo no lo sabía.
Percibía el ser existiendo en torno mío, el no espacio y el no tiempo rodeándome,
Y yo, inmóvil, desconcertada y aturdida.
Entonces desperté, y apareció la conciencia, y aparecieron los sentidos y los impulsos irrefrenables.
Es hora de vivir, pero, ¿Dónde está la vida?
En el no espacio y el no tiempo, me paralizo y me congelo;
Ante mí se abren dos caminos: la muerte y la eternidad.
Sintiendo Hambre
Sintiendo hambre camino hacia el lecho.
Me tumbo en el suelo y ruedo muy lento.
Al lecho llego, en el lecho me tiro y gimo. No tengo nada.
Hay en mi estómago un agujero, es negro, profundo y está vacío por falta de alimento.
Oigo en él un ruido. Adentro hay un monstruo escondido,
lo siento; se está moviendo, está llorando, está armando una casa en mi agujero.
El agujero duele, el monstruo se está yendo,
está sintiendo hambre y va en busca de alimento.
Y yo me quedo sola con el agujero.
Ya no hay monstruo.
Miro mi lecho; sobrio y vacío. Hago un puchero.
¡Nada que comer!
Boca reflexiva
La boca morada del demonio ya no cierra.
Despierta sin heridas a la expresión que no murió.
Fría carne oscura se ablanda,
se esfuerza aún con la potencia del vacío.
Le cae una baba sincera y sublime,
el vaho es vital.
Ahí se le escapa la morada que tenía guardada.
En lo perdido de aquella boca erosionada.
Y tarde caen los desechos,
el microbio inofensivo que fue su compañero,
la fuerza enferma de cordura impenetrable.
Y se abre la boca a suave ritmo,
manchada en mar y maleficios
con forma dura y agria
en la nada descarada.
El buen augurio
Hoy hace calor en mi cuerpo,
en tus ojos se refleja el sol.
Se alzan los cabellos,
se mezclan las estrellas.
Aquí tiembla,
Nace una hoja bella.
Se abre el cofre puro;
la pupila encendida.
Y triste me grita una lágrima,
se sienta en lo alto de una rosa marchita,
sus poros se le agrietan,
ya no le quedan emblemas.
Luego se verá la neblina
cubierta en manchas lácteas,
y pasara solemne un rato,
ahí donde un ave perdió su ala.
Yo en el mar
Me empujó el mar cuando lo visité en la noche de tristeza.
Me lanzó su aire frío como brazo violento, mientras invitaba a la noche
a perderme en su negrura. Mi equilibrio quedó en cero.
Caí lento y muy suave, como volando hacia él, sentí su fragancia particular; olor a mar.
Mi cara chocó contra el agua,
su sal me atacó.
Entré dando golpes sin dolor y viendo peces y estrellas de mar en viaje.
Seguí bajando, parada, tranquila, echando burbujas que subían perdidas.
Encontré el fondo, me deprimí. Cerré los ojos. Los abrí.
De nuevo, los cerré.
Llegué al final,
mis pies tocaron la arena y en ella me torné.
Fluir
Me miro a través de aguas cristalinas; las ondas me hacen desaparecer.
Es un suceso natural. Todo debe continuar.
La vista está cansada, los sentidos saciados, el corazón pleno, la conciencia elevada, el tiempo agotado,
la vida vivida.
Después de todo no sé qué habrá.
Voy a tomar todos los cristales del mundo y dejar mi reflejo fluir en ellos.
Instinto
Arrancados fueron los cielos en que cobijados vivimos,
Celestes se tornaron el rostro y el cuerpo,
Y suaves; como las ondas del agua, como la brisa en el aire.
Y también nosotros, energía encarnada, caminamos,
Como astros fulgurosos nos estrellarnos contra el futuro,
Cargando huellas y cegueras y nudos y cicatrices.
Se duerme largamente nuestra alma:
¡No somos conciencia! ¡Somos fuerza bruta, fiereza que lastima en cada respiro!
Guardianes del ego, bestias anhelantes,
caminos postizos, puñales infectados de manos virulentas.
Agua contaminada, ¡Somos instinto!
Del equilibrio prescindimos, somos manos liberadas.
En la paz nos escondemos ¡astutos entes divinos!
Golpeamos con ímpetu nuestras caras
Y lentamente caen sus pedazos
¡No somos conciencia!
Constanza Veloso Luarte es Licenciada en Literatura y Ciencias de la Educación (2012), Licenciada en Educación, profesora de Lenguaje y Comunicación (2013) y Magíster en Edición (2018). En 2016 publicó su primer poemario, El rumbo universal, junto a la editorial Opalina Cartonera, bajo una única impresión de tiraje limitado. Fanática del animé y de Japón, es fundadora, directora y editora de Ediciones Zero, editorial chilena dedicada a la publicación de libros de ensayo sobre animación y cultura japonesa. A través de ellos busca abordar ambas áreas, destacando la apropiación que se hace de la cultura popular japonesa desde nuestra cultura sudamericana.