No se puede no actuar. Y escribir y leer poesía es actuar.
«La belleza de lo sublime es una oportunidad de ayudarnos a salir de los pozos de insolidaridad que habitamos»
«La poesía es una acto de solidaridad intergeneracional»
«La poesía no se entiende. La poesía se intuye»
Tareas de mortal
Alzada ante la dictadura de los finales,
¡como si rebelarse ante
el declinar de los ciclos
fuera tarea de mortales!
Agotadas las vías estrechas,
vislumbramos serpenteantes veredas,
oscuras sendas de espinas recias,
nos hundimos en túneles venenosos.
¡y no quedó nada!
Nada de los accidentes del ser,
de lo que se cuenta entre sopas
en la comida del domingo,
ni carne para los chismes jugosos;
algo más bien quedara de novela rusa
o tragedia griega de final sabido
— tres actos.
Eso ha quedado;
eso y nosotros.
Fila de hormigas que se renueva
en la sangre seca hermana.
Siempre la sangre:
la que late,
la que no sangra,
la que se seca,
la que nos seca.
Sin mirar atrás,
teleología y unidad de tiempo, acción y espacio,
que alguien calcule la curva de nuestra función,
ingredientes:
un poema sin final, callado,
versos largos e inéditos girando sobre su eje
helicoidalmente trepándonos: gerundios y adverbios
de tu nombre, de nuestro verbo.
Eso ha quedado;
eso y nosotros.
Quedamos nosotros:
tú, en paz y brisa
y yo, a la enésima potencia sin tangentes,
rotos y enteros.
¿Miran hacia atrás las hormigas?
¡Brecht, rompe la unidad aristotélica!
¿Logrará mi paciencia habitar la secante?
Si la esperanza tocara
la puerta de su casa
si gritara sin aspavientos
en su contundencia
lo que la lastra
lo que le pesa
si lo gritara
con rabia
estallarían las pupilas del naranja
para quedarse a vivir ocres
en los goznes del mañana inexistente
La siesta de la gravedad
Ni mis piernas
descansan ya en tus hombros,
la muerte dijo comprender
lo que dudamos ambos
Los geranios nacieron
a participios lánguidos,
vacuos en su esplendor
se hicieron los brazos
Cierro tus ojos,
mis yemas blandiendo éter siguen en gerundio
Abrazo planetas
en el tronco de ese árbol laten las venas
Nada pesa sin masa
y la gravedad
está echándose la siesta
Oigo el latido
el olor agrede
del lirio rojo aun mitigado
Envoltura de mis párpados
ojos cansados, tantos mirares
con razón: boca
Anhelo desvelo del martes
dedos mojados en saliva,
sumidos juegan en los alientos
lengua, inundas
el dorso en sombra de mis neuronas
hazme sentir tu boca
conmigo dentro
sostienes suave todo el presente
mujer, irradias
haz de luz de mis latidos grises
de mi gris haz luz
Oigo el latido
el olor mitigado
del lirio rojo aún agrede
Lo llamo martes.
Marta Viñes Jimeno (Madrid, 1972). “La poesía se intuye”. Vive, escribe y proyecta poesía. Poeta de hecho poético, docente, prologuista y gestora cultural. Vive desde 2010 en Hamburgo, Alemania. Es Jurado del premio Nacional de Poesía Emergente de la Editorial Cuadranta, editorial española con la que ha publicado sus dos poemarios: “Viento sin tiempo” (2022) y “De Saturno a Neptuno” (2023). Su obra poética ha sido reseñada y publicada en iniciativas poéticas de México, Argentina, Colombia, España, Venezuela, Perú, El Salvador y Alemania. En su cuenta de Instagram @lunaquehiere se pueden seguir sus novedades poéticas. Desde su cuenta @la_chica_acelerda explora vanguardias y poesía punk. Participa activamente en las comunidades de Instagram “Soy Karmika” y “voces de mujeres” dedicadas a dar visibilidad a la poesía escrita por mujeres. Ha escrito desde adolescente. Está convencida de que el cambio empieza por uno mismo, aunque es consciente de que sola no puede. Se considera una activista en todo lo que emprende. Marta aspira a militar el alma.
belleza de letras, libertades de ser con tal espontaneidad y naturaleza, sensualidad y clase en cada estrofa, detrás del poema está el poeta que esculpe grandes emociones y despierta ud eso en los que como yo la leen.