Poemas. Alfredo Lemon

 

El absurdo es una razón raquítica

El fuego de Heráclito arde turbulento en Argentina
Siempre cobra vigencia el mito de Sísifo

Un verdugo pela papas cojonudo en su ardua ambición

¡Que Satán no sea mi sultán!
La plebe volvió a elegir a Barrabás

¡Piedad para los justos!
¡A la Roca Tarpeya los corruptos!

Me siento enjaulado en el lenguaje del presente
La coyuntura demanda escribirse

Cada frase arrastra un éxodo
La inspiración espiga en lo demás

Es difícil pelearle a cuchillo a las pesadillas
Al fondo veo una luna opaca, inerte

Todo se volvió amenaza
Lo entregado, lo perdido: ciega siega

Otra vez se percibe la inmanencia
de no saber absolutamente nada

Los enemigos no están tan afuera
Recobro fuerza en el recuerdo del regazo de mi madre

Cabalgo cabalgué sobre un meteoro
Desobedezco, luego soy

No me resigno
Me persigno

El peligro nos sacude con su sueño de azogue

 

El diez de Dios

Descansá Diego querido

Tus proezas y derrotas alcanzan para escribir una elegía

Descansá glorioso gladiador guerrero

Hiciste danzar al fútbol con la música de las esferas
Hiciste orgasmear a la Argentina con aquél gol a los ingleses

Sí compañero: tu juego fue belleza/ astucia
gracia de lluvia bajo el sol de los sueños

Descansá Diegote/ Pelusa/ Cabecita negra
Botín de los humildes/ Camiseta embarrada

Cargaste la cruz del triunfo
como una amante pegada al cuerpo

Éxito/ éxtasis/ excesos…

Es difícil regresar de esos sitios
y alejar a las tarántulas

¡Te abrazo grande Campeón!

¿Quién te quiso de verdad?
¿Quién te quiso de mentira?

Descansá hermano hermanito

Confesá que viviste

La tragedia sopla donde quiere
El destino lastima hasta a los héroes

 

Kermés de poesía

Deslumbrante: veo tiburones en las nubes del cielo.
Confío y me lanzo.
¿Será un trance, un guijarro espiritual, una apetencia?
Alerta: un acicate interior clama y reclama decir.
Sideral: tu garganta es un ánfora concupiscente

que quiere nombrar los infinitos.

 

Turbulencias y derivas.
A girar la perinola o tirar los dados.
Resortes, espátulas, tornillos, fuelles.
¿Será un identikit? ¿Un iceberg? ¿Una caricatura?
¿Otro disfraz del exorcista?
Embriaguez.
La araña teje unos mandalas.
La emoción sube por una enredadera.
Creíamos en los buenos tiempos idos,
el periplo donde uno siente estar yéndose
quedándose en un punto, el mismo.
Ofrenda: olvida cualquier sentimiento de limitación,
seguirás vivo con la libertad del que todo lo perdió.
¿A dónde ir entonces y para qué?
Comprobar la verdad sería demasiado.
Nacimos para ser olvidados.
Somos apenas anécdotas de la madre literatura.
Sin embargo todavía existen milagros ocultos por descubrir
y describir.
El poema quiere ser un canto santo:
un vía crucis.

 

Divagaciones

Fumando una cachimba frente al mar de Ihlabela.

En el cielo descansan el alma del mundo
y el ajetreo del tiempo.

Gaviotas errantes bajo una catedral de cristal.

¿Quién habla cuando escribes?
¿Quién dicta la primera frase?
¿Alguien grita su obsesión?

Todo es uno y es lo mismo en este goce efímero,
amarillo, absoluto.

El horizonte brilla distante desnudo.
La poesía traza lo perpetuo.

 

El cofre

La carne está feliz
y quedan muchísimos libros por leer todavía

El deseo es distancia
Está allí, al alcance de la lengua

Desde el paraíso sopla un huracán

El poema no es la realidad
pero simula nombrarla

Lo verosímil es plagio de la mentira

Lo fatal es el gozo de sentirse vivir
Escribir el presente resbalando

Si el ayer vendrá mañana
disfrutémoslo hoy con el espíritu a full

El destino traerá otro intríngulis, otra adivinanza

 

Cumpleaños

365 días que hoy son pasado y un mañana tal vez

Cuerpo, agua, espíritu
Me prolongo todavía

Tengo lo que obtuve,
quedó lejos pero está

Sombras que ondulan en el azul del tiempo
Nubes vacilantes en el viento volador

Pido un poco más y es muchísimo

Mi voz se enreda en un trabalenguas
Rezo un sueño entre azucenas

Bendigo haber nacido bajo el sol de Dios
Corono mi felicidad con alfileres

 

El show está abajo

Marionetas al fin, ni la función
ni el espectáculo volverán a comenzar.

Párrafos pobres, versos estériles,
prosa leprosa.

Metáforas y símbolos gastados como trucos
absurdos, tristes en su teoría.

Adiós refulgencia incendiada del mundo.
El eco no devuelve ningún grito.

Aún barajo pocos dados con mis dedos.
Talentos perdidos,
perdigones de perdices.

¿Para qué decir algo de mí?
¿Seré yo quien está en frente de la página?

Recuerdo haber escrito un carnaval en tercera persona.
Fue ante el espejo de un doble y la sombra de Narciso.

Siempre se corre el riesgo de confundir el relato y la realidad.
Entrecruzar la ficción y la confesión, la catarsis y la neurosis.

Luego el tiempo se muere en nosotros.
En la música del ser que oculta las palabras.
El vuelo y el duelo. La sal y la luz.

¿Qué título pondrías al último poema?

La tierra se va cavar.
Final animal.
Crisol de cristal.
Humo en el humus.

 

Alfredo Lemon (Córdoba, Argentina, 1960). Abogado, Profesor de Filosofía. Obra poética: «ECLIPSES, ARRITMIAS Y PARANOIAS» 1983, «CUERPO AMANECIDO» (1988), «HUMANIDAD HECHA DE PALABRAS» (1991), «SOBRE EL CRISTAL DEL PAPEL» (2001), «23» (2023). Obra filosófica: «EL MONO METAFÍSICO» (1991) Premio Sociedad de Escritores Argentina 1995

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