Cuerpo de luna. Comentario al libro Luna nueva
Desde que el tiempo es tiempo el universo ha sido siempre un misterio y de alguna manera, aunque se respondan miles de preguntas siempre queda algo pendiente. Una suerte de vacío o espacio entre viñetas que se puede sentir, pero no palpar. Y aunque la ciencia, religión y pensamiento crear ser capaces de llegar a esos de lo vida siempre me ha parecido que el arte, aunque tampoco lo logre al menos hace un intento más sincero, dado que se permite algo que ni yo puedo ser capaz de explicar. Pero que al menos creo que poder reconocer en algunas experiencias; como la de leer un libro o ver una película. Y en este caso quiero presentar un ejemplo de ello con el comentario del libro Luna Nueva, que me ha parecido fascinante en esto de acercarse a lo que queda entre las cosas de la vida y el tiempo.
Luna Nueva es un poemario de Pía Vera Gálvez (Doñihue, 1986) que tiene la particularidad de ser un libro ramificado en su manifestación, dado que además de su palabra tiene el apoyo visual de ilustraciones a cargo de la misma autora, sumado con un enlace para escuchar su lectura en Spotify, lo que permite ampliar la experiencia poética y de alguna forma conectarse mejor entre obra-autora-audiencia.
Pero Luna Nueva más que ser una obra que recopile textos bajo una misma temática es un proceso que se percibe sembrado y cultivado con paciencia para llegar a sentir la experiencia de cada etapa desde la metáfora de la luna con todas sus significaciones, la cual va desde la luna menguante, negra, nueva, creciente y llena. Así, mediante ese recorrido poético la autora propone un viaje tanto hacia su alma como su imaginación donde su biografía se encuentra fuertemente presente en todo el libro, pero marcado desde lo poético.
Es así que al inicio de esta obra tenemos el poema Luna del tiempo que con los versos de la primera estrofa dice: ‹‹La luna carga con mis recuerdos/ este, mi cuerpo/ no es el mismo. / Mi memoria me muestra imágenes/ que ya no existen/ aromas y personas que ya existen››. Lo que permite de inmediato identificar lo que en esencia será parte importante de la obra donde el cuerpo, todo tipo de sensaciones y la conexión con la naturaleza tendrán un valor fundamental para la autora. De igual manera que en el texto Domingo soleado donde se plantea los versos ‹‹¿Has visto lo que el amor le hace a las personas?/ las vuelve pequeñas/ vulnerables/ las enferma/ y las mata››, poco a poco se va trazando el dolor, la pérdida y la fragilidad como parte de su propuesta, pero todo visto desde la mirada femenina.
Lo que lleva a que Luna Nueva a lo largo de su extenso recorrido vaya trazando un constante vaivén entre versos llenos de esperanza y fuerza como en el texto De un golpe al abismo: ‹‹la vida es aquello/ la paz/ la esperanza/ el agradecimiento/ la alegría›› o bien de mucha desesperanza e incertidumbre en estos versos del poema Arrogante humildad ‹‹No duele tanto la falta de sapiencia/ como duele la escasez de tiempo/ como duele la rapidez de la vida/ como duele ser esclava del inevitable correr de los días y las noches/ eternamente esclava››.
Pero además de lo dicho, esta obra permite entregar una voz que es capaz de contradecirse sin problema y que se hace más cercana, porque al ser parte del ciclo lunar ningún momento es igual. Lo que permite que sea un libro que se inicia y cierra en sí mismo para construir un microcosmos poético sobre una visión de mundo con todos sus matices. Permitiendo así que se experimente un viaje vital donde la pérdida, nostalgia, niñez, adultez, dolor, lucha y apatía se pueden conectar con la fuerza, esperanza y conexión entre cuerpo y alma pasen de una lucha a un encuentro consigo misma para abrir un nuevo ciclo.
De esta forma Luna Nueva es una obra tan grande e importante como la luna, porque vemos en su lectura las etapas o ciclos por los que pasa la voz/cuerpo que se hace una con la naturaleza, sus miedos, sueños y deseos. Donde el ciclo y el cambio son lo más importante, al igual que la posibilidad de expresarse. Entonces este libro es una forma de testimonio de un proceso de muerte a vida/vida a muerte y viceversa como ocurre en la naturaleza que sigue su propia esencia. Donde vagan almas rotas que se encuentran, donde un verso puede ser significativo.
Pía Vera Gálvez. Nací en 1986, en Doñihue, comuna de chamantos, cerros y aguardiente, cursé mi enseñanza básica en la Escuela Laura Matus, hasta que a los doce años, mi mamá y yo nos trasladamos a vivir a Mostazal, pueblo de trenes, atardeceres intensos y gente siempre en movimiento. Durante mis años en Doñihue, me abandonó mi padre, murió mi hermano menor, y mi abuelo materno, a esas alturas casi mi padre, le siguió con pena en su corazón. Lo que nadie te dice, es que cuando pierdes a un hermano, pierdes también a quienes te cuidan, los adultos que te aman te siguen amando, pero el dolor tan grande les supera y, durante un tiempo, también los pierdes. En ese periodo de tanta soledad, mi pequeño cuerpo de niña, se vio obligado a crecer y curtirse para poder seguir viviendo. A partir de estos dolores, de una adolescencia de esperadas malas decisiones, de un cáncer a mis veintitantos, de relaciones abusivas, del reencuentro con mi padre durante su cáncer, de su muerte posterior, y de bajar al océano unas cuentas veces para quedarme allí, mi escritura es nutritiva, mi escritura me cura, “cura” de embriagar y de sanar.
Soy mi experiencia, soy mis dolores, soy mis muertos, soy mi escritura.
Muchas gracias a Jorge por tan hermoso comentario de mi libro