Poemas. Alexia Castaneda

 

Paraíso

[A Fabio Rivera.]

There’s nothing wrong with you but it has hurt to watch you fade away.
I don’t wanna see the end of the world without you.
-Heaven Takes You Home.
Connie Constance y Swedish House Mafia.

 

He de adorarte como se adoran los santos,
de rodillas y con hambre.
Tómame y dedícame la euforia de la calle,
ámame hasta desconocerme
pero no me mires cuando te diriges a las tumbas,
no quiero verte lejos,
no quiero rezarle al recuerdo de un demonio,
no quiero ver tu fantasma en alguna esquina
y escuchar apenas el eco de mi segundo nombre.

Mi beso fue una llaga para tus labios,
tus labios fueron látigos para mi espalda
y el dolor fue el génesis de un testimonio
escrito con tanta fluidez que nadie notó el sentido de las agujas.

[La sangre coagula en nuestro pecho y evita nuestro último paso.]

Mis pies descansan al filo del cañón
y te deslizas para protegerme del fracaso;
te alabo,
me dices,
y me abrazas como quien nunca supo abrazar a nadie,
con aquella torpeza y el brillo genuino del rocío matutino,
tomas mis palmas llenas de algún mineral de la arcilla
y las polillas se liberan de mi pelo.

Amor, si esto se viene abajo,
quedaremos atrapados bajo tierra,
sin más huesos que los tuyos y los míos
y el fin del mundo nacerá sobre nosotros.

 

 

De Salmos

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Salmos 23:4.

El esqueleto de este valle de sombras
no es más que la metástasis de una mala tregua,
el precio de la paz arde más que ayer,
la inclinación de la mandíbula es el gesto para recibir el golpe,
el frío de la mano es lo que vemos del infierno.

La soledad,
el hambre,
las promesas,
tú.
Quema, todo en este valle quema.

 

 

El fin de mi camino

Alguna vez me preguntaron qué tengo seguro en esta vida.
Me apena confesar que pensé en vos,
me apena porque cualquier día podrías soltar mi brazo,
llevar toda tu ropa y nunca volver a casa;
porque sé que te he hecho creer
que, tal vez, no estaremos aquí para siempre.

Sé que debo arrodillarme y esperar que de nuevo me elijas,
que a pesar de que soy yo el hombre donde escondes tus libros
también soy el que converge con la tristeza dactilar de tus palmas.

Te prometí mostrar mi verdadera transparencia,
mi honestidad inventada.
Así que cuando me preguntan qué tengo seguro en esta vida
me quito la falsa vergüenza y digo que pienso en vos,
vos que sabés amarme después de todos los fallos.
Pienso en vos cuando el silencio te tapa la boca
y te escurre el agua y la nostalgia de cuando en realidad era yo.
En vos que curaste los malos días de mis manos,
que supiste darme una dirección en esta cueva de vectores,
en tu cariño envolviéndome con tanto calor
como la humedad debajo del ladrillo a los insectos.

Mi amor, de qué estoy seguro
si no es el viento de tu rostro el silbido que escucho
antes de que la tierra sepulte mi pellejo envejecido ya de culpa.
Pienso en vos, que te apropiaste de todo mi afecto.

 

 

No vuelvas

No vuelvas sin razón,
no vuelvas,
yo estaré a un millón de años luz de casa.
Soda Stereo.

Arráncame las uñas,
termina la calvicie,
quema mi cuerpo hasta reducirlo a una palabra:
llagas
y envuélveme en una fosa donde quién sabe cuánta masa se descompone,
donde nadie me reconozca
y donde nadie reclama el cadáver.

No cures las úlceras de mis pies empolvados
ni alargues el sendero si no vas a quedarte para siempre,
no prolongues el martirio que anunciará algún día mi muerte,
deja que se deshile la pena en mis versos,
ahoga toda ilusión que haya tenido mi vientre,
cierra la puerta y sal con cuidado para que no te escuchen las sombras.

Y si vuelves, que sea para cumplir lo que te indiqué antes,
porque debo vivir este dolor en tiempo presente,
para no ver mi tragedia conjugarse en tiempo futuro.

 

Alexia Castaneda (El Salvador, San Salvador, 1997). Actualmente estudiante de ingeniería mecánica en la Universidad de El Salvador. Ha participado en recitales locales y en el Décimo festival internacional de poesía Amada Libertad, 2023.

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