Seis cancioncillas (de agua salada)
I
Esta tendencia mía
de reír como los muertos,
apretar los dientes,
mirarme de reojo en el espejo,
pedirte hasta el alba,
llegar hasta la sangre.
II
El manantial era rojo.
Los ríos, culebras escarlatas,
lágrimas de fuego,
llamas del cielo.
III
Cae la persistente gota,
agujerea mi palma
y se resbala.
El papel corta,
descascaro mis labios,
me voy devorando.
IV
Protégeme de mí, amor mío,
de mis cansadas manos,
mis ojos ausentes,
las palabras que desgarran.
V
Duermo en tu sueño,
me pierdo,
anochezco en tu espalda,
como extraños en el desierto.
VI
¿Quieres beber del inagotable oasis?
Celeste incandescente
Una joven blanca es soñada por el libro que lee.
Dos pájaros juegan con el paisaje.
Sus ojos se encandilan con los últimos rayos de la tarde,
sus cabellos comienzan a cabalgar en el papel,
se confunden con el reflejo de sus recuerdos,
la poesía desaparece en sus labios áridos.
Mírala,
se dice a sí misma hablando en tercera persona,
todo se esfuma.
Sólo perdura la imagen final:
la sangre
un gallo picoteando su afable pierna.
El deseo como una dulce cuchillada,
pero nada es real, a pesar del dolor.
Espera
Lastimas tu mano
cuando acaricias lo nuevo.
Tienes el miedo
de perderte
a cada instante.
El amor no da respuesta.
Que sólo la poesía
sea tu refugio,
pero cuídate,
podría sacrificarte.
Una palabra brilla en mitad de la noche
Después de tanta oscuridad en el mundo
e imponentes rutinas diarias,
algo nos llama.
Más allá del laberinto escalonado,
del recorrido incesante,
nos espera la palabra.
Vejez
Para qué lentes si tenemos los ojos cerrados,
si nuestras rodillas se han agrietado por la espera
mientras los niños las raspan corriendo.
Somos huérfanos de nosotros mismos
en ciudades de mañanas con luna
y sirenas constantes.
Como aves de mar en cielos grises,
no sabemos cuántas vidas iniciamos.
Aplazamos los viajes,
ensayamos trajes que no nos quedan,
concebimos hijos de extraños.
Cuidamos bien nuestros refugios,
deseamos que una palabra nos detenga,
revelamos un secreto que nadie escuchó
y ya lo hemos olvidado.
Catalina González Restrepo (Medellín, Colombia, 1976) es Licenciada en Español y Literatura de la Universidad de Antioquia y Magistra en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, ciudad donde se desempeña como editora de Luna Libros. Ha publicado los libros: Afán de fuga (Editorial Universidad de Antioquia, 2002), La última batalla (Pre-Textos, 2010) y Dos veces extranjeros (Pre-Textos, 2019), y las antologías Seis cancioncillas (de agua salada) y otros poemas (Universidad Nacional de Colombia, 2005) y Una palabra brilla en mitad de la noche (Universidad Externado de Colombia, 2012). Sus poemas han sido traducidos al francés, portugués, italiano, inglés, árabe y ruso.