Reseña: Los terribles blues de Guayaquil de Said Vladimir Ramírez. Por Sebastián Novajas

 

 LOS RECUERDOS DE PEQUEÑO FORMATO

 

Se podría decir que el libro está constituido por un relato largo o incluso una novela corta, y quince cuentos cortos y microrrelatos. Uno podría hablar de todos, o de la esencia que en su totalidad los textos le dan al libro propiamente tal. Mejor dicho, una unidad de sentido. También es un homenaje a Ecuador, a Guayaquil, no solo a Kazbek de Leonardo Valencia (escritor ecuatoriano no el futbolista chileno). Si nos guiamos por el texto más largo, se detectarían las coordenadas que cruzan a toda la obra de Said Vladimir. Si bien el texto desarrolla la historia sobre la creación de un libro de pequeño formato con fotos de Guayaquil a pedido del escritor Kraal, el escritor checo (parece muy acertado que el protagonista no sea un escritor, sino un fotógrafo). Que la historia sea contada desde la perspectiva de quien toma las imágenes y recuerda su historia y no de quien escribe el libro. Aparte se debe destacar la frase ‹‹el libro de pequeño formato››, perfectamente podría ser la metáfora de los recuerdos y pequeños sentires del narrador (narradores de todas las historias de este libro de pequeño formato). Sobre todo, esa relación sentimental entre el narrador y Fernanda que ya es distante al principio, previo viaje, y a su llegada a Guayaquil esa distancia física parece no pesar tanto, pero desde un comienzo el autor nos deja claro que algo se desvaneció y que el protagonista ve en el viaje una posibilidad de recuperar lo perdido con Fernanda (o tal vez de saber lo que está ausente en él). Otro de los detalles a destacar es la cianotipia (un acierto para el extrañamiento) una forma de fotografiar utilizando la oscuridad y los matices de azul. Acaso ahí se encuentra la razón de porque esa Guayaquil que recorre el protagonista adquiere un distanciamiento con la realidad al punto que sus calles se tornan fantasmales, afianzando la distancia con el vacío y a su vez el alejamiento que se va generando con Fernanda. Kraal, el escritor checo, por otra parte, se vuelve una aparición y un guía para el narrador a la hora de cumplir su labor. Una especie de pausa cuando tienen que hablar sobre el libro. La aparición de Fernanda en Guayaquil provoca un alejamiento donde ya se siente un quiebre y crece más cuando ella se hospeda con el narrador. Ella como otra fotografía tomada con cianotipia. Cumplir con el encargo del libro de pequeño formato y entregar las fotografías de una ciudad espectral a la editorial se convierte en lo único que se puede resolver. Incluso el tránsito por la ciudad, que el autor escribe con un lenguaje que evita caer en una violencia exacerbada, para no caer en esa Guayakill del narcotráfico y cárceles sobrepobladas. El narrador avanza en ese desasosiego, su soledad, su desarraigo, en el fondo él sabe que el vínculo con Fernanda no es suficiente, y por eso viajó a la mitad del mundo para encontrarse. Se nota en el tono que hace más densa la atmosfera. Por eso la soledad se mantiene, pero con la labor cumplida, dejando la imagen de una ciudad espectral como un reflejo de él mismo. El recuerdo y la memoria recorren al narrador como a todos los demás relatos. La distancia y el alejamiento como medio para encontrarse en un mundo en constante penumbra a pesar de estar entre la maciza roca de la cordillera y la densa selva ecuatoriana como dos muros insalvables, que, en definitiva, en cada relato se sabe que es así, pero de todas formas se busca recuperar algo de ese pasado, algo pequeño como el libro de pequeño formato. Creando una textura que a ratos vuelven la narración hasta un poco claustrofóbica. Un desvanecimiento. Alejarse para recuperar lo perdido podría ser otra manera de resumir este libro.

 

Los terribles Blues de Guayaquil

Said Vladimir Ramírez

Editorial La Tinta del Silencio, 2024.

Por Sebastián Novajas

 

Said Vladimir Ramírez Téllez (1991, Guerrero). Es Licenciado en Literatura Hispanoamericana por la Universidad Autónoma de Guerrero y Maestro en Humanidades por la misma universidad. La literatura ecuatoriana contemporánea, en particular la Generación del 30 focaliza el centro de su interés académico. Ha publicado ensayo en revistas indexadas, participado en congresos en diversos estados de la república, y realizado estancias de investigación en Ecuador. Es miembro del comité editorial de La Manticora Revista de Humanidades. Como autor ha publicado el libro de cuentos Como cazar al tigre (La tinta del silencio, 2019). Gusta impartir talleres de cuento y poesía. Actualmente cultiva la pasión por la fotografía, los pequeños formatos y las técnicas antiguas como la cianotipia. En sus ratos libres cosecha los azules del trópico. Su nuevo libro de ficciones, Los terribles blues de Guayaquil, se encuentra en imprenta.

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