Poemas. Lilia Parisí

 

1

 Primer monólogo de la hija

 

dios me estaba apuntando

cuando bajé de tu casa

y no hubo más manto de luces para mí

dios

me estaba apuntando

me vio rodar por los escalones

de la geografía

que me atravesaba entonces me disparó

caí con los brazos abiertos

como caen las desesperadas

como caen

las que reciben la magnitud de la noche

con las fosas nasales

caí

caí exhalando me abrí

me dilaté

diez centímetros de dilatación dijeron

mi cuerpo era una falla un recipiente

entonces me tragué el río completo

 

Ya vestida por la última envoltura

dios me disparó de nuevo

por fin me salí de las texturas óseas

y cuando arranqué la definitiva superficie

solté mis manos de dónde no había sujeto

ni lengua semejante

y fui aterrizada en otras tierras

por el escaso pulmón

y el agua asimilada en el pecho

que era diamante y rocíos minerales

 

vinieron los mineros y quisieron bañarme

vinieron los mineros y quisieron ocultarme

con las flores agarradas a la frente

 

los mineros

vinieron

me acunaron

trajeron vendas de profundidad volcánica

y me retorcí en un nacimiento inverso

conociendo el oscuro desagüe del origen

donde ahora canto

 

Yo fui el alambrado entre los mundos

y dios

me disparó en la pelvis.

 

2

padre te narro               te entrego mi vocabulario entero                   mi manuscrito

desde el primer signo    hasta aquel      que me permite      transliterar tu catástrofe

te entrego mis armas              tomo las tuyas                      acepto tus santos votos

las palabras que me diste             al cruzar la calle               no miro a los costados

esa tarde en la plaza   me enseñaste un paso de karate   o lo aprendimos    juntos

padre    no te encuentro   en mi lengua materna   y sé que vas rápido      en la  ruta

a turbar el tiempo    y yo te narro     cuando digo que   la cordillera    es            la

cicatriz que llevo en el estómago            en toda la caja     laríngea               padre

insisto  nada ha fracasado  si  me  crece una lengua   en el sentido   del derrumbe

en  el sentido                     del sentido                     de la noche.

 

3

Padre me duele la montaña

la cara de la casa choca contra sí misma

y es imposible abrir las ventanas

algunas tardes puedo agradecer el vacío

pero el tabaco y la bocamina

vuelven a preguntarme por tus muertos

tu campera de conscripto está colgada

vestite de soldado para llevarme a la plaza padre

nadie lee mis poemas sigo acostándome

con hombres casados  dicen que el planeta aceleró su órbita

y no es verdad que te caíste del mundo

padre

quiero amputarme la montaña

adorar la corriente narrativa de las ciudades

pero no puedo tener un hijo con la patria.

 

4

Apostilla sobre la Historia de Occidente

Nosotros animales

no hemos vivido salvo la lesión

de un vientre omnívoro

que luego se arrogó la invención del alfabeto

para decir sobre sí:

madre mercado permanencia.

 

Así también empezó Occidente:

un grupo de personas

se asoció para enfrentar el frío

descubrió el fuego

la familia

luego la industria.

 

5

Olvido en la deriva mercantil de un río

 No sé por qué siempre termino vertida

en las grandes cadenas de supermercados

echada sobre el suelo como un líquido

desparramada por un cielo invernal lácteo

algo en mi espíritu se va en esos pasillos

me pierdo me pregunto

si no soy también uno de esos objetos plásticos

que fijan su mirada en mi

transeúnte y enferma ante lo último

que queda de oferta en este mundo

me asisten las cajeras un guardia pregunta

la pregunta kantiana qué hacer qué conocer qué esperar

respondo que solo estoy ahí para ahogarme

en el silencio de los animales envasados.

 

6

Apostilla de un sueño con Von Clausewitz

 

los órganos que intervienen en el habla

son los mismos que desencadenan

las catástrofes

el lenguaje es la guerra por otros medios

para vivir necesita

de dos patrias enemigas

un par de pulmones y una boca.

 

7

Carta al representante de Carrefour en Argentina

para perder la forma humana basta abandonar

el habla y dejar de asistir a su supermercado

Sr. stephan

mi poesía tiene que ver ante todo con usted

porque escribir es un síntoma de mutismo al

igual que los vegetales sellados al vacío porque

cada vez que entro a su local

me pregunto qué fue de los sans culottes

y compro dos kilos de limones

mi poesía es una herida de su supermercado

porque hace quince años dosifico mi muerte

con sus productos de segunda línea.

mi escritura tiene que ver

ante todo con usted

porque en el intento coartado de perder

el nombre mi cuerpo cae entumecido como los

animales que usted comercializa

¿conoce esa fractura stephan?

 

8

Lilia

Lilia apaga las luces del pasillo

corremos una dentro de la otra

Yo y mis hermanas delgadas envolturas de lo mismo

comemos tierra tomamos frutos azules

de algo desprendido y muerto

y tragamos de eso cinco porciones oscuras

porque hay un signo que con luz no puede devorarse.

 

9

Segunda apostilla sobre la Historia de Occidente

La orilla del mar

fue necesaria para la aparición

del bosque

del agua también fueron

bestias aladas perros

Un día la humanidad

redescubrió el cemento

luego

el museo moderno.

 

10

Apostilla sobre la conformación de los Estados Nacionales

 

no existen tipologías puras

que expliquen un palacio de gobierno

sobre una huaca sagrada

tampoco una carta magna

bordada con cabello indígena

y demás restos blandos.

 

 

Lilia Parisí, nació en la provincia de San Juan, vivió en México y en Chile y reside actualmente en Buenos Aires. Es Licenciada en Sociología y Magíster en Escritura Creativa. Ha participado en festivales de poesía latinoamericanos. Sus textos han sido publicados en diversas revistas literarias de Latinoamérica. Ha participado como escritora invitada en la Feria Internacional del Libro de Quito 2024. Coordina encuentros de escritura creativa y acompaña proyectos de obra literaria. Es autora del poemario Las Bestias, (Nulú Bonsai, 2021), y Padre Narrado, que fue publicado en mayo de 2024 por la editorial Gog y Magog.

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