1
Primer monólogo de la hija
dios me estaba apuntando
cuando bajé de tu casa
y no hubo más manto de luces para mí
dios
me estaba apuntando
me vio rodar por los escalones
de la geografía
que me atravesaba entonces me disparó
caí con los brazos abiertos
como caen las desesperadas
como caen
las que reciben la magnitud de la noche
con las fosas nasales
caí
caí exhalando me abrí
me dilaté
diez centímetros de dilatación dijeron
mi cuerpo era una falla un recipiente
entonces me tragué el río completo
Ya vestida por la última envoltura
dios me disparó de nuevo
por fin me salí de las texturas óseas
y cuando arranqué la definitiva superficie
solté mis manos de dónde no había sujeto
ni lengua semejante
y fui aterrizada en otras tierras
por el escaso pulmón
y el agua asimilada en el pecho
que era diamante y rocíos minerales
vinieron los mineros y quisieron bañarme
vinieron los mineros y quisieron ocultarme
con las flores agarradas a la frente
los mineros
vinieron
me acunaron
trajeron vendas de profundidad volcánica
y me retorcí en un nacimiento inverso
conociendo el oscuro desagüe del origen
donde ahora canto
Yo fui el alambrado entre los mundos
y dios
me disparó en la pelvis.
2
padre te narro te entrego mi vocabulario entero mi manuscrito
desde el primer signo hasta aquel que me permite transliterar tu catástrofe
te entrego mis armas tomo las tuyas acepto tus santos votos
las palabras que me diste al cruzar la calle no miro a los costados
esa tarde en la plaza me enseñaste un paso de karate o lo aprendimos juntos
padre no te encuentro en mi lengua materna y sé que vas rápido en la ruta
a turbar el tiempo y yo te narro cuando digo que la cordillera es la
cicatriz que llevo en el estómago en toda la caja laríngea padre
insisto nada ha fracasado si me crece una lengua en el sentido del derrumbe
en el sentido del sentido de la noche.
3
Padre me duele la montaña
la cara de la casa choca contra sí misma
y es imposible abrir las ventanas
algunas tardes puedo agradecer el vacío
pero el tabaco y la bocamina
vuelven a preguntarme por tus muertos
tu campera de conscripto está colgada
vestite de soldado para llevarme a la plaza padre
nadie lee mis poemas sigo acostándome
con hombres casados dicen que el planeta aceleró su órbita
y no es verdad que te caíste del mundo
padre
quiero amputarme la montaña
adorar la corriente narrativa de las ciudades
pero no puedo tener un hijo con la patria.
4
Apostilla sobre la Historia de Occidente
Nosotros animales
no hemos vivido salvo la lesión
de un vientre omnívoro
que luego se arrogó la invención del alfabeto
para decir sobre sí:
madre mercado permanencia.
Así también empezó Occidente:
un grupo de personas
se asoció para enfrentar el frío
descubrió el fuego
la familia
luego la industria.
5
Olvido en la deriva mercantil de un río
No sé por qué siempre termino vertida
en las grandes cadenas de supermercados
echada sobre el suelo como un líquido
desparramada por un cielo invernal lácteo
algo en mi espíritu se va en esos pasillos
me pierdo me pregunto
si no soy también uno de esos objetos plásticos
que fijan su mirada en mi
transeúnte y enferma ante lo último
que queda de oferta en este mundo
me asisten las cajeras un guardia pregunta
la pregunta kantiana qué hacer qué conocer qué esperar
respondo que solo estoy ahí para ahogarme
en el silencio de los animales envasados.
6
Apostilla de un sueño con Von Clausewitz
los órganos que intervienen en el habla
son los mismos que desencadenan
las catástrofes
el lenguaje es la guerra por otros medios
para vivir necesita
de dos patrias enemigas
un par de pulmones y una boca.
7
Carta al representante de Carrefour en Argentina
para perder la forma humana basta abandonar
el habla y dejar de asistir a su supermercado
Sr. stephan
mi poesía tiene que ver ante todo con usted
porque escribir es un síntoma de mutismo al
igual que los vegetales sellados al vacío porque
cada vez que entro a su local
me pregunto qué fue de los sans culottes
y compro dos kilos de limones
mi poesía es una herida de su supermercado
porque hace quince años dosifico mi muerte
con sus productos de segunda línea.
mi escritura tiene que ver
ante todo con usted
porque en el intento coartado de perder
el nombre mi cuerpo cae entumecido como los
animales que usted comercializa
¿conoce esa fractura stephan?
8
Lilia
Lilia apaga las luces del pasillo
corremos una dentro de la otra
Yo y mis hermanas delgadas envolturas de lo mismo
comemos tierra tomamos frutos azules
de algo desprendido y muerto
y tragamos de eso cinco porciones oscuras
porque hay un signo que con luz no puede devorarse.
9
Segunda apostilla sobre la Historia de Occidente
La orilla del mar
fue necesaria para la aparición
del bosque
del agua también fueron
bestias aladas perros
Un día la humanidad
redescubrió el cemento
luego
el museo moderno.
10
Apostilla sobre la conformación de los Estados Nacionales
no existen tipologías puras
que expliquen un palacio de gobierno
sobre una huaca sagrada
tampoco una carta magna
bordada con cabello indígena
y demás restos blandos.
Lilia Parisí, nació en la provincia de San Juan, vivió en México y en Chile y reside actualmente en Buenos Aires. Es Licenciada en Sociología y Magíster en Escritura Creativa. Ha participado en festivales de poesía latinoamericanos. Sus textos han sido publicados en diversas revistas literarias de Latinoamérica. Ha participado como escritora invitada en la Feria Internacional del Libro de Quito 2024. Coordina encuentros de escritura creativa y acompaña proyectos de obra literaria. Es autora del poemario Las Bestias, (Nulú Bonsai, 2021), y Padre Narrado, que fue publicado en mayo de 2024 por la editorial Gog y Magog.