Poemas. José Ernesto

 

CADA VEZ QUE TE VEO
así con tu mirada de abandono
ebria de soledades y melancolías,
un taciturno enamorado de la nostalgia
encuentro que no existe
asombro ni espanto
en tu rostro lánguido,
pero, dentro casi en los huesos
en la fuente primordial de la lágrima
yacen unos cimientos
que se estremecen al derramarse
una gota de la miel del dolor,
al romperse el cristal del amor,
al caer una hoja inútilmente,
sobre mis manos torpes,
al sentir una herida ajena
sanar en mi piel,
al construir un poema
que no me reconoce como poeta.
Cada vez que te miro
busco en tus palabras el sendero
donde van de la mano
el verso lastimado
y la caricia anhelada
que se abren dolidos y alegres
por un pétalo al viento.
Cada vez que te miro
amigo mío callado
cubierto de tristezas
y con esos ojos abisales
anclados al recuerdo
me pregunto si quienes te ven
dicen lo mismo a mis espaldas.

(Poemario: Los pájaros que olvidé en el pasado)

 

 

Silencio, estás muriendo

                Señalabas con la mirada un punto ciego dentro de mí. ¿Qué buscas?, pregunté. Silencio, respondías. De repente un conjuro de ecos llegó a poblar mi boca, ecos de cuerpos, amantes nómadas, llegaron cual estampida de mariposas negras emigrando hacia mi soledad. Mientras un gato blanco araña el techo de mi cabeza maullando su libertad. Un pez se suicidaba saltando fuera de su pecera y un pájaro se arrancaba las plumas en pleno vuelo. Y tú, impávida observabas el caos desde el espejo con una palabra albina en los labios. ¿Qué quieres?, pregunté. Silencio, repetías. Entonces bebiste del agua de mis ojos y con el castigo de la ausencia marcaste mi frente. Comiste de la carne de mis sueños sin percatarte del hambre que yo padecía. ¿Qué deseas?, pregunté. Silencio, insistías. Y amarraste un nombre a mis pies y ataste un nudo a mí garganta no sin antes decirme, “Silencio, estás muriendo” y desde el espejo roto dijiste adiós.

(Poemario: Tatuajes del amor a la piel)

 

 

Vivo en un embudo en una lata vacía esto algo como un menú en braille y yo con tanto que
mirar y esta hambre que de pronto todo es un mar sin playas ni orillas vivo en una isla vitrina
maniquí caribeño bronceado al calor de la derrota y el lamento en esta isla se traga mi

humanidad la escupe como alimento para buitres vivo en una isla enmohecida
cargada de sangre vestida de corbata y corrupción disfrazada de dios y
música urbana y ya nadie va alegre cantando, así como aquel jibarito
porqué duermo en una isla de presente ausente de futuro anieblado
isla Tik Tok isla influencer y todavía seguimos llorando así
pero ya no quedan caminos en esta isla puerto vacío
y pobre ahogada en un vulnerable gris corta venas
el lamento sigue como un espasmo
en mi lengua cuando
quiero decir
Puerto
Rico.

(Poemario: Poemas 2014/2024)

 

 

Hay un parentesco
entre un niño enfermo
y un pájaro triste.
Los dos dejan de cantar.
Horacio Gandhi Hidrovo Peñaherrera

Llegará el minuto silencioso
a morar las aceras de un país desgastado.
Caminará la sombra del árbol
sobre cenizas del bosque
buscando una onza de paz.
La ciudad, un cementerio de risas
no hay silbidos, no hay pasos, no hay alas.
La inercia ha venido a poblar orillas
se instala en el vacío de olas
duerme sobre ruinas del hombre.
Es triste ver la caída del pueblo
y desde un balcón sus espejismos.
No hay salvación para el débil
para quien permitió la infestación
del espíritu, ese animal alado e inocente.
Vacío el cielo,
los parques permanecen calladitos;
un niño canjea ilusiones por lágrimas
cuando deja de reír
y las aves
entumecen las alas
sus gargantas de violín
se quiebran.

(Poemario: La brújula de los pájaros)

 

 

He soñado tu abrazo de plumas
ese nudo lleno de constelaciones
que me enseñabas de niño
y he vuelto a sonreír como cuando tuve 10 años.
Vi las palabras brillar
desde tus labios en un beso
junto a un enjambre de mariposas
que transitaban el aire de tu último respiro.
Soñé tus dedos hurgando mi cabeza
en búsqueda de dragones voladores
y me dormías en tus manos
arropándome con tu vida.
Te pretendí conmigo y eras la reencarnación
de las gaviotas y el mar en tu risa añeja
eras la Luz suave de aquella tarde
que vimos desde el balcón a la hora del café.
Te escribo ahora para vivirte en cada palabra
mientras vas caminando
por los pasillos de las añoranzas
nombrándome con tu voz dátil, madura y dulce.

(Poemario 1.9.2.3)

 

 

Qué hacer hoy con estas palabras
dónde las quemo
a quién se las tatúo en los huesos
en qué manos las dejo sin que se mojen
por la lluvia de la ausencia
hoy casi nada es mío
ni los poemas que escribo en su nombre
ni la última oración que dije para amarla
tampoco la memoria
ni este cuarto en el pecho lleno de recuerdos
pero qué puedo hacer con esta urgencia de sus ojos
qué hago con el silencio que nos desteje
con las horas que soñé a su lado
el tiempo y la edad me trasladan
hacia futuros pasados
el presente lo dejé
en aquellos labios allá en el desierto
en un beso de agua sal y arena
pero hoy, mañana y después
qué hago con los versos que nacerán de su silencio
dónde puedo dejar la mirada
descolgada de sus pechos
quién recogerá estos pedazos de poesía
alguien que me rescate del naufragio…

Montevideo, Uruguay, 2012

(Poemario: Ninguna patria bajo los pies)

 

 

Poema escrito en tiempos de pandemia
cuando la calle es una pesadilla que desaparece a las 5am.

Una niña sola en su cuarto
se envuelve en sus sábanas
y llora…llora porque el miedo
toca su puerta, viene disfrazado
de reina de muerte de virus.
Una niña sola en su cuarto
piensa en su familia en su perro
en sus muñecas y en las voces amigas.
Se pregunta qué es estar sola,
que es morirse y llama a su papá.
Esta niña no se quiere dormir
porque teme que al despertar
la peste se haya robado a su mamá
o a su abuela o, a su hermanita
entonces hace vigilia desde su cama,
pega el oído en las paredes
para escuchar el susurro
que traen los pasos mudos de la pandemia.
Una niña llora al acostarse
no sabe lo que es tener hambre
porque su tierra madre no es Nigeria ni Sudán
pero, entiende que si mañana
su mamá no puede salir a trabajar
no habrá migajas que comer hasta
que sea legal otra vez salir a la calle.
Una niña le escribe a su papá
le dice que está llorando mucho
algo así como una represa rota
en una ciudad abandonada
y su papá quiere llorar con ella
porque no es malo desmoronarse
con el agua cuando sabemos
que estamos hechos de arena
cuando la desesperanza y el silencio
recorre las calles después
de un toque de queda,
porque todos nos vamos a la cama
con miedo de ser atrapados
por la tos, la fiebre y la fatiga.
Porque la noche se ha convertido
en una calle que es una pesadilla
que desaparece a las 5 de la mañana
pero Adriana no sabe eso y se desvela
custodiando el sueño de su mamá
que tampoco sabe que su hija es una centinela
y que su luz desaparece las sombras de la muerte
que hace tiempo en la calle disfrazada de tos, fiebre y fatiga.

(Poemario: Poemas 2014/2024)

 

José Ernesto (nació en 1981 en Rio Piedras, pero hizo su vida en Caguas). Desde una edad temprana, encontró consuelo en la escritura, y en el 2005 comenzó a participar en varios «open mic» en el área metropolitana, donde descubrió otras voces poéticas contemporáneas. En 2011, lanzó su primer poemario, «Bajo la sombra de las palabras», lo que marcó el inicio de una carrera internacional. Invitado al Encuentro La celebración de las artes 2012 en Montevideo, Uruguay, desde entonces ha representado a Puerto Rico en más de 15 ocasiones, presentándose en ciudades como La Habana, New York, y Cartagena solo por mencionar algunas de las ciudades donde José Ernesto ha dejado una huella con su poesía. Su obra incluye títulos como «Tatuajes del amor a la piel» (2013), «La brújula de los pájaros» (2016), y «Ninguna patria bajo los pies» (2024) libro que estaremos presentando hoy. Además, tan reciente como hace 2 semanas fue publicado por la prestigiosa editorial Santa Rabia Poetry en Perú con el libro “Los pájaros que olvidé en el pasado regresaron a mi balcón”. y pronto lanzará su primer poemario infantil, «Caballito de palo», con Editorial Destellos. Este es José Ernesto, un estudiante autodidacta en la poesía, que inspira a jóvenes a través de talleres de escritura creativa en escuelas alrededor de Puerto Rico.

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