Esodérmico
Ciclo natural, juego de olvido extendido
armonía
música de huesos que crujen mientras se desintegran
Eterno silbido en diferentes ondas
silencio
sonido de caracol en la profundidad telúrica
como es arriba es abajo
|no hay arriba ni abajo|
Los días son hojas arrancadas sobre la mesa
caminar que percute la memoria profunda
hilos melódicos que se enredan y desbaratan
Gusano danzante
cuerpo de barro en el barro
canto de entrada al silencio / semilla
emitiendo su propio sonido al romperse.
Alacranes en el álbum familiar
Soy una madre simplona
a medio tiempo
en una casa que tiembla en mis manos
cristal resonante
espantasueños al viento
en los dinteles
mi madre y mi abuela me buscan un padre
entre los huesos apilados de mis amantes
prenden la hoguera
pico cebolla
los objetos que puse en mi departamento
brillan como hijos recién caídos en mis brazos
los hombres de mi familia son recuerdo torcido
susurro en el pecho pedregoso
Traigo centenares de cuencos a cuestas
roídos por nonatos con cara de rata
El cuenco de la abuela
refracta cuerpos blandos en placentas de vinagre
Los trastornos son cosa burguesa
dice Amanda
nosotras solo somos baba animal
y la lengua que la devuelve a la boca
Las niñas bien cuidadas tienen sacapuntas
de conejitos
las madres ejemplares planchan vestidos
y hacen coletas perfectas
mi madre y yo observamos las piedras desnudas
de nuestros cuerpos
alimentamos demonios de sangre
El abuelo camina por los pasillos
tiene la boca descosida
guarda en su caja de madera
una perra de tetas peludas que camina en círculos
con el sexo calcinado
el abuelo es un monje oscuro
buscando salir del samsara
puñado de tierra en la garganta
color de atardecer en las comisuras.
Mi abuela en la orilla
Acompáñame abuela
a la terraza vacía
donde nuestros esqueletos bailan
Prefiero olvidar tu silencio
recordar el seno sin leche pegado a mi boca
las canciones altisonantes y la desnudez en la bañera
Me he quedado sin palabras abuela
Soy un remedo extraño de existencia y nostalgia
Pero no quiero volver
Nunca pienso en el retorno
una vez decidida la partida
Sin saber, ya había partido a este momento en que te recuerdo
Había partido a todos los momentos cuando te recuerdo
Y te vuelves ilusión construida a retazos de risas ahogadas
de abrazos dados a medias
No sé dónde estás
y sin embargo no puedo dejar de soltar el cauce de mi cariño
a las estrellas de tus manos
Resoñar la vía láctea de tus senos marchitos
Tu matriz formando la carne que me olvidaría
al grabarme sus gestos
¿Quiénes somos, abuela?
Me abrazas con el pensamiento como a la hija que no tuviste
ni tendrás
Me recuerdas todos los días
al igual que yo recuerdo a mi hija
o a mí misma
cada una en su orilla.
Raíz abisal en la vereda del cuerpo
«El trigo las rodea, protegiéndolas»
Comario
Estás hijo, acunado en algún uku
esperando la oportunidad de volver
Tus piernas son raíces abisales
senderos laberínticos
intentando ascender a mis párpados
Acuéstate de nuevo en mi hombro
y crece hacia el viento
Tu nombre tibio
aún resuena
en mi vientre
No te quedes allí
Saca los dedos al sol como brotes de ámbar
Ábrete en las flores.
Jaurías
Un mar gris se agita sobre jaurías dormidas
Grillos aullantes
Grillos pobres
La música es un eco para todos en el paisaje amontonado
Tascados por el viento
espalda contra espalda rumiando ladridos
Olemos el hedor de un dios agonizante
Machay kara
emerge
asciende
y retorna hacia lo profundo
En ida y vuelta de un lugar en el que nosotros
somos los únicos aprisionados
Sinchi sinchi en nuestra boca
en nuestra piel de limbo
en nuestros ojos de ninguna parte
Asentados en la mitad, donde todo confluye
y todo se confina
Pequeños, en medio de un paisaje pequeño
Miramos al cielo buscando
constelaciones formadas en nuestros poros
desde el nacimiento
Figuras construidas con un lenguaje limitado
el infinito cercado por ocho enanos deformes
Ver para entender
Ver para entender.
Desplegamos una danza dolorosa pisando
al jaguar de esencia inmutable
Sus aguas son una música rugiente que intentamos descifrar
Nataly Noboa (Quito, Ecuador. 1990). Aprendiz de traducción y profesora de chino mandarín. Publicó la muestra poética bilingüe Poetas chinas del siglo XX (2024). Su libro Sibila fue ganador de los fondos del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación (IFCI) para su publicación (2023). Es parte de la antología poética de México – Ecuador Diásporas del abisal (2022). Participó en el Festival Poetrónica de Perú, con el videopoema Ángeles Pintados (2023). Publicada en las revistas Santa Rabia Poetry y Espejo de Agua. Fue coordinadora de proyectos en Machankara, con quienes editó varios libros sobre la ancestralidad del agua. VIDEOPOESÍA:
https://youtu.be/B_ueakxl87c?si=aLJPwFFb7Pquq28C REDES SOCIALES: Facebook: https://www.facebook.com/nataly.noboa?mibextid=ZbWKwL Instragram: https://www.instagram.com/sombragris_publicaciones?igsh=OXA3djhrNWgyZDRr