Poemas. Nataly Noboa

 

Esodérmico

 

Ciclo natural, juego de olvido extendido

armonía

música de huesos que crujen mientras se desintegran

Eterno silbido en diferentes ondas

silencio

sonido de caracol en la profundidad telúrica

 

como es arriba es abajo

|no hay arriba ni abajo|

 

Los días son hojas arrancadas sobre la mesa

caminar que percute la memoria profunda

hilos melódicos que se enredan y desbaratan

Gusano danzante

cuerpo de barro en el barro

 

canto de entrada al silencio / semilla

emitiendo su propio sonido al romperse.

 

 

Alacranes en el álbum familiar

 

Soy una madre simplona
a medio tiempo
en una casa que tiembla en mis manos

cristal resonante

 

espantasueños al viento

en los dinteles

 

mi madre y mi abuela me buscan un padre

entre los huesos apilados de mis amantes

prenden la hoguera
pico cebolla

los objetos que puse en mi departamento

brillan como hijos recién caídos en mis brazos

 

los hombres de mi familia son recuerdo torcido

susurro en el pecho pedregoso

 

Traigo centenares de cuencos a cuestas

roídos por nonatos con cara de rata

El cuenco de la abuela

refracta cuerpos blandos en placentas de vinagre

 

Los trastornos son cosa burguesa

dice Amanda

nosotras solo somos baba animal

y la lengua que la devuelve a la boca

 

Las niñas bien cuidadas tienen sacapuntas

de conejitos
las madres ejemplares planchan vestidos

y hacen coletas perfectas

 

mi madre y yo observamos las piedras desnudas

de nuestros cuerpos
alimentamos demonios de sangre

 

El abuelo camina por los pasillos
tiene la boca descosida
guarda en su caja de madera
una perra de tetas peludas que camina en círculos

con el sexo calcinado

 

el abuelo es un monje oscuro

buscando salir del samsara
puñado de tierra en la garganta

color de atardecer en las comisuras.

 

 

Mi abuela en la orilla

 

Acompáñame abuela

a la terraza vacía

donde nuestros esqueletos bailan

 

Prefiero olvidar tu silencio

recordar el seno sin leche pegado a mi boca

las canciones altisonantes y la desnudez en la bañera

 

Me he quedado sin palabras abuela

Soy un remedo extraño de existencia y nostalgia

 

Pero no quiero volver

Nunca pienso en el retorno

una vez decidida la partida

 

Sin saber, ya había partido a este momento en que te recuerdo

Había partido a todos los momentos cuando te recuerdo

Y te vuelves ilusión construida a retazos de risas ahogadas

de abrazos dados a medias

 

No sé dónde estás

y sin embargo no puedo dejar de soltar el cauce de mi cariño

a las estrellas de tus manos

Resoñar la vía láctea de tus senos marchitos

Tu matriz formando la carne que me olvidaría

al grabarme sus gestos

 

¿Quiénes somos, abuela?

Me abrazas con el pensamiento como a la hija que no tuviste

ni tendrás

Me recuerdas todos los días

al igual que yo recuerdo a mi hija

o a mí misma

 

cada una en su orilla.

 

 

Raíz abisal en la vereda del cuerpo

 

«El trigo las rodea, protegiéndolas»

Comario

 

Estás hijo, acunado en algún uku

esperando la oportunidad de volver

Tus piernas son raíces abisales

senderos laberínticos

intentando ascender a mis párpados

 

Acuéstate de nuevo en mi hombro

y crece hacia el viento

Tu nombre tibio

aún resuena

en mi vientre

 

No te quedes allí

Saca los dedos al sol como brotes de ámbar

 

Ábrete en las flores.

  

 

Jaurías

 

Un mar gris se agita sobre jaurías dormidas

Grillos aullantes

Grillos pobres

 

La música es un eco para todos en el paisaje amontonado

Tascados por el viento

espalda contra espalda rumiando ladridos

 

Olemos el hedor de un dios agonizante

 

Machay kara

emerge

asciende

y retorna hacia lo profundo

En ida y vuelta de un lugar en el que nosotros

somos los únicos aprisionados

 

Sinchi sinchi en nuestra boca

en nuestra piel de limbo

en nuestros ojos de ninguna parte

Asentados en la mitad, donde todo confluye

y todo se confina

 

Pequeños, en medio de un paisaje pequeño

 

Miramos al cielo buscando

constelaciones formadas en nuestros poros

desde el nacimiento

Figuras construidas con un lenguaje limitado

el infinito cercado por ocho enanos deformes

 

Ver para entender

Ver para entender.

 

Desplegamos una danza dolorosa pisando

al jaguar de esencia inmutable

Sus aguas son una música rugiente que intentamos descifrar

 

Nataly Noboa (Quito, Ecuador. 1990). Aprendiz de traducción y profesora de chino mandarín. Publicó la muestra poética bilingüe Poetas chinas del siglo XX (2024). Su libro Sibila fue ganador de los fondos del Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación (IFCI) para su publicación (2023). Es parte de la antología poética de México – Ecuador Diásporas del abisal (2022). Participó en el Festival Poetrónica de Perú, con el videopoema Ángeles Pintados (2023). Publicada en las revistas Santa Rabia Poetry y Espejo de Agua. Fue coordinadora de proyectos en Machankara, con quienes editó varios libros sobre la ancestralidad del agua. VIDEOPOESÍA:
https://youtu.be/B_ueakxl87c?si=aLJPwFFb7Pquq28C REDES SOCIALES: Facebook: https://www.facebook.com/nataly.noboa?mibextid=ZbWKwL Instragram: https://www.instagram.com/sombragris_publicaciones?igsh=OXA3djhrNWgyZDRr

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