Reseña «Pérgola de las flores», compañía AC Volarunt. Por Miguel Echeverría M.

El clima nos transforma o eso creemos en ese aparente cielo aleatorio que influye sobre nuestro cuerpo y, así las noches de Santiago tienen una transformación de colores, temperaturas y relaciones humanas en nosotros, fenómeno que me invitó a ver, por fin, un clásico del teatro, de esa dramaturgia chilena que no había presenciado. Fui al Parque Arauco a ver «La pérgola de los flores» clásico de clásicos, era un viernes previo a las fiestas patrias chilenas así que no podía fallar. La obra escrita por Isidora Aguirre y romantizada musicalmente por Francisco Flores del Campo, no me podía ser indiferente y no lo fue. La compañía AC Volarunt, se encargó de seguir retratando el nudo que nos une inesperadamente como cohabitantes de esta tierra,

Pergola de las flores 2024

El Teatro Mori del Parque Arauco estaba repleto un viernes por la noche; los controles de guion y los guiños en cada canción enervan a un público con mucha diversidad en su composición. El despliegue de los actores y actrices eran causantes de muchos movimientos desde los sillones más alejados hasta el murmullo de las ubicaciones más cercanas al escenario. Así apareció Carmela con sus maletas, trenzas y sus inocencias que se difuminan con el paso de los actos. Sorprende la tía Rosaura o el, impecable, rol de Rufino con sus pitutos, consejos de amor y su personificación del alcohol. Destacable el acto de un carabinero que le sacó partes hasta un policía real a quién no le demostraba que era conductor.

Las dos horas de duración de una obra donde hay personas de tercera edad, políticos, trabajadoras y trabajadores invadidos por la contingencia, bien organizados, y de un actuar del que comparto gran parte de su malestar. Somos diferentes, dicen en la pérgola, unos de esfuerzo y otros de suerte.

Tenemos una obra de teatro social que nos cuenta como funciona la corrupción institucional, las penurias para superar el amor interesado o aspiracional, es que incluso deja ver las zozobras a las que los ricos deben llegar. Todo esto en el mes de septiembre en que todos los años se permite replantear nuestra existencia nacional con sentir y que es una necesidad reacomodarse a como nos dejó el invierno junto al Pacífico a los pies de los nevados Andes.

El frío invierno, la lluvia con ventolera que dejó por días casas sin electricidad, agua o las fuertes expresiones de la naturaleza que nos componen la realidad de una manera misteriosa puede ser alterado por un cambio de hora. Escribo esto luego de que mi sociedad tomó el acuerdo de perder una hora sin preguntarle a nadie. En ese contexto, fui a ver teatro chileno con la necesidad de recordar que aquí las obras son de calidad, pero escasas. De lo bueno poco, diría algún siútico, pero por lo mismo destaco la reinterpretación en el siglo XXI de la misma obra que inspiró a tantos coterráneos a crear, inventar o realizar. Aquí el tiempo no existe.

Es más, vi una de las obras culmines de la narrativa identitaria del siglo XX de la vida en Chile, la cuál es incapaz de robarse todo el sentido social con una historia que es un reflejo de los conflictos internos que tenemos como sociedad chilena. como el tradicionalismo y el estilo moderno de pensamiento y así asumir la experiencia de vida, como un determinismo de las relaciones entre los poderosos y quienes soportan. El gusto de poder apreciar una obra en la cuál nos sentimos parte en cualquiera de los roles habla de una obra con código de inmortalidad, porque lo cierto es que los actores nos recuerda que los chilenos somos más bien grises y quitados de bulla, mientras las actrices pelean por destacar en sus personajes antagónicos emuladores de una confrontación entre ricos y pobres, alcaldes y sus influencias, visitas instrumentalizadas o enamorados sin dejar de ser seres vivos del siglo XXI.

Es que es imposible superar con la cultura teatral, llena de la memoria emotiva de este musical y, el agregado de la reflexión sobre el amor que tiene intereses económicos yuxtapuesto, o contrariado con un romanticismo que, si bien explicita sus intereses dominantes, llevan a Carmela a elegir entre un amor posible que la devuelve a su condición de afuerina o la posibilidad de asentarse en la ciudad comportándose o vistiéndose o hablando como una santiaguina más.

En la obra llama la atención el uso del segundo plano o de los personajes sin mayor profundización, pero es un proyecto teatral dadivoso e integrativo de las visiones o se vuelve una doctrina que reemplaza a lo clerical. Conforma rituales, objetivos comunes y promesas que los protagonistas deben superar.

La estridencia agradable de una obra extemporánea que cuenta con músicos en vivo de una importancia destacable porque en gran medida todo esto se trata de un musical por definición. La obra estrenada en la semana más representativa de la chilenidark, una versión crítica del concepto tradicional a las definiciones de patria, sin salirse de los márgenes inventivos del teatro contemporáneo. Puede resultar una reafirmación de lo mismo que celebramos en estas fechas, nuestra independencia, el quebrar profundamente la dependencia de otra sociedad. Somos la posibilidad de ser algo único, sin presencias de anticuadas imposiciones de quienes no viven en estas costas o montañas. La pérgola, es una obra eminentemente chilena, entendible en código multiclasista, explícita en sus canciones y más en lo que dice de la manipulable realidad social.

Debo destacar el cuidado de los actores no protagónicos que interpretan los subtextos, cantan tanto o más que los protagónicos porque ellos que bailan, venden flores, peinan, y personifican el grupo de ciudadanos, corrientes y supervivientes en nuestra realidad, son el portento teatral. El espectáculo actoral es el refugio de los que se han dedicado últimamente a recuperar las tablas para la apreciación popular. Sin estas interpretaciones de esfuerzo patrimonial Septiembre sería una hoja más que cambiar, no la manera de los chilenos de hacernos carnaval.

 

Por Miguel Echeverría Madrid

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *