ENTRE TORCAZ Y LECHUZA
La incisión de una flor te pronuncia
y tres chanchitos se ovillan en tu costado.
El crepúsculo germina
y me hace noche sin estambres,
sin gestos líquidos donde hundirme.
Ahora dicto la escarcha de un pétalo caduco,
su nadie, la edad de sus pasos, su destiempo
en esa piel musgosa y saqueada por el sol,
y al final del dictamen
no hay floración ni herida
tan solo el ovillo de los crustáceos
y un nuevo crepúsculo entre paréntesis.
Así se hilvanan desmemorias
entre torcaz y lechuza,
entre el brote del árbol y su raíz primera.
Hilvana así mi nombre, padre mío,
entre tu mejilla y el cielo.
UN PAISAJE CADA VEZ MÁS DIMINUTO
Esculpir el aire, disfrutarlo,
reescribir la sangre y las pupilas
porque no hay mirada
fuera de este desnudo grave,
de esta soledad ósea
que me ata al abismo como piedra.
Nadar por la sed de mis manos descalzas,
por los nombres hacia atrás
que pronuncio bajito,
por el geranio que planté
y ahora me desconoce, nadar por mi sombra,
la nacida en el espejo, la que me fragmenta
en nubes deshiladas
de sintaxis interrogante y distraída.
Nadar por mi nombre callado,
gozar de un paisaje
cada vez más diminuto, que apenas late.
Y seguir nadando
hasta esculpir de nuevo el aire,
con más noche en las mejillas
y más piedras en los bolsillos.
GOTEAR OLVIDOS SOBRE EL NOMBRE DE LAS COSAS
A Andrés Rueda y a su cuadro
Luna de Gioconda inspiración Monet.
La luna limpia las alcantarillas de mi cuerpo
y un vientre se desangra
sobre papel pintado con otros nombres.
Soy enjambre que late en tu crepúsculo,
alimento sin orillas donde los pájaros
deshojan el frío mientras yo
me derramo en la sonrisa
de una Gioconda azul, en la piel del óxido,
solo con el desnudo cumplido y los huesos cerrados.
Monet tiñe el espejismo de este perfume
que regresa y empapa la sombra,
el tacto y la sed
para gotear lentamente
sobre el apellido de las cosas.
Y así este cielo amanece
también cerrado por defunción.
LA LLUVIA ES AHORA TU CASA
Entre los dedos de los pies
te nacen nombres como selvas,
y la tarde se enamora del musgo de tus labios,
porque los muertos agujereados de ternuras
mueren más bajo con la violenta luz de las lápidas.
Blanda tierra en los ojos,
enormes manos como citas imposibles
y un cuerpo atroz
que sigue lánguido, tan callado como nunca.
Si tu genealogía de diamante me acompaña
podré coserte vertical a golpe de boca,
en cada beso exiliado, en cada descuido del paladar,
entre utensilios de cocina que te recuerdan diligente
y ese vino de colores
por el que peregrina tu ausencia.
La lluvia es ahora tu casa,
y la hipotermia de los pétalos mi disfraz
para seguirte tras la maleza del jardín.
Marian Raméntol (Barcelona, España, 1966). Artista multidisciplinar que aborda la poesía, traducción, música, fotografía y cinematografía. Directora de la revista cultural La Náusea. Miembro del grupo musical O.D.I con el que ha editado vídeo-libros y diversos álbumes además de bandas sonoras de cortos y mediometrajes. Ha trabajado con músicos experimentales en múltiples recitales y performances. Ha traducido a poetas contemporáneos al catalán, castellano e italiano. Ha publicado diecinueve poemarios y ha sido incluida en dieciséis antologías. Ha sido premiada en diversos concursos nacionales e internacionales, y su obra ha sido ampliamente difundida en revistas especializadas donde ha publicado poesía, ensayo y artículos de opinión. Ha sido traducida al inglés, alemán, italiano, rumano, armenio, portugués, búlgaro, bosnio, montenegrino y estonio. Su actividad en el ámbito artístico y poético le ha llevado a formar parte de festivales (tanto poéticos como de cinematografía), exposiciones, recitales y diferentes actos patrocinados por ayuntamientos, editoriales y otras entidades culturales. Es autora de varios guiones cinematográficos y también conductora (junto a Cesc Fortuny i Fabré) del podcast mensual SINTAGMA de la Plataforma Cultural La Náusea.