Poemas. Melissa Carrasco

por qué matar la poesía

 

porque era mentira que nos salvaba

hizo su propio negocio

y quedamos solos

recogiendo los ríos en baldes

fue como esas criaturas que aparecen antes

de la muerte

y sonríen su belleza que

no olvidaremos ni al otro lado

 

todos sepultamos algún poeta

vivo o muerto lo sepultamos a la memoria

no sea la culpa la que nos mire la sangre

en esta noche foránea

 

fueron amigos del mar y no al revés

los peces siempre les fueron negados

como la durabilidad de sus castillos

de arena, hueso y botellas

 

la poesía fue también

trabajo esclavo

revolución que no trajo harina

a los hogares quebrados

amor

no

correspondido

 

la poesía huyó históricamente de su caza

nos miró trenzar los sesos por una palabra

y calló

como la iglesia ante el holocausto

 

la poesía

ausentada en los salones por demasiada luz

-su piel es delicada-

y en los bares de mala muerte por

demasiado músculo

nada    nada la satisfizo

aun así idolatramos

su aire refinado y enfermizo

como resaca de buen alcohol

 

 

HAY QUE MATAR A QUIEN NOS MATA

este genocidio no lo reconoce la humanidad

porque para las leyes naturales

esta es una discusión mística

como las religiones y fondo del vaso

pero

puedo decir

yo vi sus ojos sonriendo melindrosos

ante el everest de mi angustia

no vi su mano ni sus labios

aplacarme la fiebre

yo                 vi                 sus                ojos                sonriendo

ante mi prostitución de invalidez

yo vi sus ojos sonriendo

ante mi cuerpo derruido en la negrura

 

no romanticemos a la dama antigua

que nos excitó el sexo desde la adolescencia

nunca una mano vimos de ella piensen

piensen con el estómago

que no miente

y admitan su perversidad

su absolutismo

su innoble paga

 

este      este será mi testimonio

me vio morir les digo

y no hizo gesto siquiera

sólo sus ojos sonreían

y lo hacían tanto que creí

en mi resurrección en su reino

y dejé ir mi vino

por la ducha cual ofrenda

a la tierra y su amnesia

 

 

los deslindes

de los géneros literarios

siempre serán más

o menos

inútiles

 

la narrativa bien pudiera ser un cuadro de millet

y la poesía

la poesía un cuadro de van gogh

la deformación ocular

movimiento de las hojas una tarde sin viento

un lente para mirar lo que no es

 

mire usted

el sembrador de millet v/s el sembrador de van gogh

 

el realismo de millet no estaba hecho de realidad

como los chupetines de frutilla no están

 

es decir

bah

el romanticismo de millet sombreaba todo lo pastel

su máximo realismo era su romanticismo

su romanticismo era

yo diría que no hay copia posible de la siesta

pero tampoco del sembrador de millet

van gogh admiraba tanto a millet que

en su intento de emularlo deformaba

finalmente todos intentamos

millet parecerse a la definición del sol sobre la siembra

hora de siesta

van gogh parecerse a la definición de millet sobre el sol sobre la siembra

 

todo esto es tan inútil

 

es que el paisaje personal se nos antoja demasiado

y abriendo los ojos no pintamos

sólo

sólo

sólo

tergi

versamos

solos

solos

solos

pedimos modelo vivo

una roca que baile en esta noche sin fiesta

un arbusto que se cruce de piernas y apretando apretando

vacíe su corazón

 

decálogo para matar la poesía o modos de quemar una librería

 

1 La espera hace al paciente. El papel inicia al delincuente. Eso equivale a decir que el delincuente es fuego y crimen, como el paciente es poeta.

 

2 Yo nunca pasé por esa calle.

 

3 Miraba un documental sobre el origen de la abrochadora.

 

4 ¿La fabulosa trivialidad hace un poema?

Invierta la pregunta, quizá halle respuesta.

 

5 Un decálogo es un catálogo decadente.

 

6 La poesía es el arte de la deformación.

¿Muere si quemo los campos de girasoles de Van Gogh?

No.

 

7 Si digo muera la poesía contemporánea y me suicido, ¿muere la poesía?

(Sticker ojos en blanco).

 

8 Si escribo “Poesía Social”, ¿nombro una sociedad?

No, redundás.

 

9 ¿Muere la poesía si quemo una librería?

No.

¿Y si las quemo todas?

No.

 

10 La poesía no está en las librerías.

La poesía no está en las librerías.

 

Melissa Carrasco. Poeta. Performer. Tallerista. Editora de Fractura Ediciones. Profesora en Lengua y Literatura. Licenciada en Educación. Ha publicado: Las Plantas (2016, edición de autora y 2020 por Dendro Ediciones, Perú), La teta negada (2019, Ediciones Culturales Mendoza, y 2020 por Fractura Ediciones), La última cena de los desempleados (2020, Histeria Editorial, Valparaíso, Chile), Por qué matar la poesía (2024, Ediciones en Danza, Buenos Aires) y en variadas antologías. Trabaja en el movimiento cultural Indeseables/ Poesía Itinerante y participa de Colectiva PAP. Colabora desde la gestión cultural en la Asamblea de Trabajadorxs de la literatura – Mza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *