Poesía. Camila Eschmann

 

Hijas de la misma madre

 

Caminando al unísono,

El sonido de las suelas de zapato,

Y el silbido del viento,

Haciendo música en mis amígdalas,

Recorriendo las células más recónditas,

en vuelo me susurran…

Somos hijas de la misma madre

Somos hijas de la misma madre.

buscando protección en aquel árbol

Puedo sentir como la rama

Se hunde en mi vientre

Podría ser la extensión

De mi cordón umbilical.

Ga lo pe an do an do

Ga lo pe an do va mos

 

 

Fin

 

3 veces,

Miré tus párpados,

3 veces,

Miré tus párpados,

3 veces,

Te dormiste.

6 lágrimas

Voté.

Mi corazón se incendiaba,

Por mirar esa puerta,

Y saber que al salir

No volvería a ti.

Dormido sonreías,

No leíste el fin.

 

 

Cruces misteriosos

 

Cuando las masas se mueven,

todo puede pasar.

Historias guardadas

en corazones curiosos

esperan su instante para despertar.

 

La vida, en su danza incierta,

traza cruces misteriosos.

Quien camina lento tropieza

con quien corre sin reposo.

 

Dos mundos chocan,

dos ojos se miran,

Catarsis destemplado

Un universo nace

sin palabras, sin esfuerzo.

 

boca, un eco dulce,

una armonía secreta.

El sonido más cercano

a la melodía del viento

cuando susurra en mis ausencias.

 

De vez en cuando,

para no olvidar que hay conexiones

que son inevitables,

que hay historias grandes

que quedan guardadas

como tinta invisible

en las páginas del tiempo.

 

 

A cualquiera que se lo merezca

 

El invierno dónde palpitaban mis manos

Olvidándose de sus raíces australes

Rojas y tambaleando suspiros

Tartamudeando desesperadas

Sin fuerzas para cachetear

a cualquiera que se lo merezca

El pasado desvergonzado

Me lo he llevado en carretilla,

Mientras el hielo traspasaba capa tras capa

Ja ja ja esbozaban mis palmas,

Cómo si la fuerza de la escarcha

no fuese suficiente para taparles la boca

Y ahora menos que nunca morirán,

Porque a quien le ha tocado ver

los dedos salpicados de escupos ajenos,

Podrá perdonar a cualquiera que se lo merezca,

La manta de supe heroína que he ido tejiendo

La sacaré a flamear, flamearemos nosotras y ustedes

A quienes pensaron enterrados en la nieve,

Pero que pudieron hacer fogatas

para calentar a cualquiera que se lo merezca

 

 

Ejercicio de poder

 

Cuando algunos buscan empleo,

aparece el lobo feroz,

astuto, ágil,

aferrado a su disfraz de mentor.

 

Te observa desde su torre,

con promesas de ascenso y guías de papel,

pero su oferta lleva un filo oculto,

una trampa envuelta en miel.

 

Te invita a saltar la cuerda,

te sonríe como quien da,

pero el precio es un silencio roto,

una deuda que no es real.

 

Te guiñará un ojo,

a ver si caes,

a ver si su jerarquía

le compra lo que su nombre no puede.

 

No mires con ojos desnudos,

porque la inocencia es un río claro,

pero si bebes sin ver el fondo,

puedes ahogarte en su engaño.

 

El poder es solo humo

en la caverna de los que temen la luz.

La oveja tierna siempre puede ser un buen flanco,

una presa fácil.

Que tu lana sea abrigo y coraza,

no solo el botín de otro invierno.

 

Camila Eschmann Navarro (Punta Arenas, Chile, 1993) es educadora social infantil y juvenil, poeta y transcriptriz. Su amor por la literatura nació a los 12 años, cuando una profesora de lenguaje fomentó en su curso el hábito de la lectura diaria de fábulas y cuentos, una experiencia que despertó en ella un profundo cariño por las palabras. Ha participado en recitales como No podrán mutilarnos la voz e Islas desoladas en el Estrecho de Magallanes, además del Encuentro Internacional de Escritores M.I.E.L. y la antología Luces Desoladas. También colaboró en la feria literaria Vendaval en Puerto Williams. Su trabajo se extiende al ámbito educativo, compartiendo su experiencia con jóvenes en espacios como el Colegio Punta Arenas y La Granja Feliz. Actualmente, realiza transcripciones relacionadas con consultas indígenas Kawésqar, un trabajo que aborda con respeto y reserva. Para Camila, la poesía es un susurro del alma, una manera de habitar el mundo con los ojos abiertos, descubriendo la belleza que se oculta en lo cotidiano. Es un puente sutil entre la introspección más profunda y la conexión con el entorno, donde las palabras se transforman en luz que ilumina las sombras del ser y revela los matices de la vida.

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