Me gustaría que no me importara[1]
Me cansa ser feminista, me hastía el feminismo
a veces me gustaría que no me importara
ser más liviana frente al vivir y el devenir
dejar de sentir el peso de la existencia
¿Por qué me tiene que importar tanto?
La pasamos mal, poner el problema, ser el problema
dar las batallas poniendo el pecho a las balas
¿A quién le importa? ¿Importa?
El capitalismo no se rompe, se desdobla leí por ahí
entonces ¿para qué sirve el feminismo?
Para que una marca haga sus poleras con consignas vacías
para que una elite higienizada se apropie de lo que le conviene
u otras compañeras te miren feo por ser contradictoria.
Pero me gusta la contradicción, me gusta fallar
un pañuelo verde o una bandera morada no salvarán al mundo
porque la decadencia es la realidad ¿por qué me tiene que importar?
si el dolor de vivir en la incomodidad se paga con terapia.
Leer y leer a la avanzada intelectual de izquierda feminista
me hace más triste, más angustiada y más atrapada.
Ver cómo se dicen unas a otras como dardos
“¿cómo no pensó en eso?” “¿cómo osa decir esto desde su privilegio?”.
Como si todas estuviéramos blanqueadas y limpias
desde la superioridad moral del feminismo
ese alto pedestal del cual cuesta bajar,
porque desde lo alto se pierde la perspectiva
y se vuelve igual de ciega frente a lo que busca destruir
Me cansa ser feminista, me hastía el feminismo
esa yuta interna que se instala y que hace más densos los días
porque me dan ganas de tirarlo todo y volverme insensible
dejar que me importe y lanzarme a los brazos de la maquinaria
Abrazar el exitismo, el arribismo, el materialismo
que me da el haber pasado por una universidad de elite
someterme a la eficiencia, la eficacia y los objetivos
que cualquier gran corporativo me impone y yo le siga sin chistar
¿Todo sería más fácil, más sencillo, si solo me importara yo?
Pero no puedo, y me da rabia no poder soltarlo
porque me importa aunque no quiera
porque lo siento en mi carne todos los días
cuando duele la injusticia violenta y descarnada
Porque ¿es posible vivir sin sentido?
no tengo respuesta y odio no tenerla
no sé de dónde viene ese impulso animal
que me empuja a luchar por lxs que la sufren como yo
Porque la vida es una mierda injusta
porque miles quedan fuera del juego
con la herida de la alita rota que nos cortaron
desde que pusimos un pie en esta tierra sin pedirlo.
Y porque no puedo quedarme de brazos cruzados
viendo cómo nos aniquilan por dentro y por fuera
empujándonos a ese lugar individualista y violento
donde no hay lugar para tener colores distintos.
Porque nos da miedo la diferencia
porque esa herida sangra con más fuerza
a pesar de los vanos esfuerzos
porque nos hacen creer que está todo perdido
¿Pero qué gracia tiene no dar la pelea?
a la mierda los feminismos de libro
viva la contradicción de las que se tiran mierda unas a otras
tratando de buscar el lugar correcto para dar la pelea
Y porque no puedo no sentir
y porque no puedo hacerla sola
Y no me interesa ningún pedestal
más que el deseo de que nadie quede fuera
o encontrar nuestro sentido en esta angustia
Porque, compañera, esa incomodidad no va a pasar
esa rabia es la llama para ponernos de carne de cañón
y recibir esos latigazos que nos ponen la piel dura
pero que esas cicatrices no nos vuelvan amargas y oscuras
Y es que hoy es un privilegio sentir
y sentimos más allá de nosotras
tejiendo y cortando redes con otrxs
que el disfrute y la alegría alimenten las batallas
que no nos quiten el amor en esta lucha, compañerx
Me cansa ser feminista, me hastía el feminismo
a veces me gustaría que no me importara
pero es hasta ahora la única forma que me hace sentido
y me obliga a poner las manitos en la tierra
y ver posibilidades donde no vemos salida
No hay que obligar a nadie, soltemos esa ilusión
y porque a esta altura ya no hay nada que perder
solo la vida y ni eso ya tiene importancia
solo la de caminar juntas un rato, reírnos, curarnos
y compartir esa rabia que nunca se va a aplacar
Y si amo todo eso, es porque amo vivir así
con rabia, con miedo, con angustia e incomodidad
porque al final el amor es la única certeza
por la que valen todas las batallas
aunque me canse ser feminista
Rota[2]
Me gusta la palabra rota
porque es ambigua y hermosa.
De algo que no funciona, imperfecta
o porque es paria que nadie quiere.
Mi mamá me dice cabra rota
cuando hablo con garabatos en la mesa
o cuando se me sale la población
entre tanto arribismo exitista.
Me miro rota y resquebrajada,
formada por miles de pedacitos
que se rompen una y otra vez
y que no sirve para lo que fue.
Porque intento pegar sin fin,
recogiendo cada pieza inconexa,
cosiendo a mano, dañando mis dedos
cuando no sé ni enhebrar la aguja.
Que duela ser incompleta
como manera incesante y constante
de despedazarse a cada instante
y rearmarse en otras formas.
Inútiles, deformes, sin sentido
de colores, grises y descascaradas
brillantes, opacas, con hoyos
de un corazón y la razón
de ser quebrada y armada.
Me gusta ser rota y deforme,
hablar con malas palabras
porque expresan lo que siento.
Que se note mi colegio con número
como afirmación que nadie necesita.
Me gusta estar quebrada,
que duela, que clave, que ahogue.
Que el proceso de reconstrucción
me invite al olvido y al miedo.
Y me obligo a aprender a coser,
con hilos, a máquina o a mano.
sangrando de mis heridas
para que quede más bonito
con más colores e imperfecciones.
Porque siempre será distinto
más intenso, con más lágrimas
con más risas, con más caricias,
con más garabatos y gritos.
Estar rota y quebrada
para renacer una y otra vez.
Ansiedark de agüita de calzón[3]
I
¿Cómo recuperar el derecho al olvido?
¿Cómo detener la espera constante?
¿Qué hacer con la ansiedark de la esperanza?
El tarot me lo dijo claro:
Carta 1: atravesada por miles de cuchillos
Carta 2: un corazón atravesado por tres cuchillos
Carta 3: colgada boca abajo
¿Puedo sacar otra carta?
Los registros akáshicos lo dijeron fuerte:
Era lo que tenía que pasar,
era tu alma gemela, pero no se podía
no correspondía en esta vida.
Recoge los pedazos y sigue
¿Puedo preguntar de nuevo?
Las regresiones lo mostraron claro:
Te lo encontraste en más de una vida.
Fue un monje, un niño, tu madre,
tienen un viaje que recorrer
pero no en esta vida, no ahora.
¿Puedo volver quince minutos más?
Para que tú existas, debe haber un afuera
y yo soy toda adentro, oscura, contradictoria.
Miel, canela, rosas en una olla,
cinco hojas de laurel con tu nombre,
palo santo y sahumerio para olvidarte,
un pendejo amarrado a una lana roja,
agüita de calzón, bien tibia, bien dulce
para ahogarte con mi pena.
Luna nueva, luna roja, agua de luz
para olvidarte/amarrarte/flagelarte.
II
Tanta audacia para aparecer en mis sueños,
hacerte presente para enojarte conmigo,
para mostrarte incapaz como siempre
y para dejar esa sensación agria de nuevo.
Yo no sé nada del amor
salvo que me provoca correr.
¿Tiene que doler el amor?
¿Tiene que doler para sentir que fue real?
Una vez leí que enamorarse
es salir del yo, como un embrujo.
Perderse en el otro, a veces sin límites,
perdiendo potencia como una estrella agónica.
¿Cómo tan fácil si somos brujas?
Para que tú existas debe haber un afuera
y yo soy toda adentro, oscura, sin fondo.
Mis batallas son agónicos sollozos
aferrada al miedo constante de tu partida.
Qué efectiva la culpa
como mecanismo de control.
Qué brillante artilugio el deseo
para hacernos bailar como marionetas.
Tanto feminismo y video de TikTok
para hacerte volver, ojearte y olvidarte.
Tan difícil zurcir el corazón roto de una rota
cuando ni siquiera puedo enhebrar la aguja.
No me quites mi derecho al olvido
ni la memoria para cerrarte mis sueños.
Que el incienso nocturno te espante
del yo engañado, del yo embrujado.
Me dejaste en visto[4]
Dejar de recibir tus mensajes.
Que los míos no tuvieran respuesta.
Mi luna en capricornio me lo dijo,
pero siempre queda la ilusión.
Qué pesada se hace la elección
cuando te caen mal los hombres.
Ojalá fuera solo el patriarcado
o que de verdad les importara algo.
Te odio por ser tan perfecto.
Por mostrarme que podía ser distinto,
ver que la vara está muy baja en el sur
y que es fácil culpar al subdesarrollo.
Envidio tu vida pequeña burguesa
en mi ciudad favorita del mundo.
Admiro cómo bailas la soledad
disfrutando cada movimiento.
Te odio por ser más ordenado que yo
por ser más cuidadoso con el dinero que yo
por tener una casa propia antes que yo
por hacer más ejercicio que yo
por viajar más libre que yo
por ser tan amable y distante
y por hacerme sentir como una reina.
No te pude tomar en serio
ni cruzar la frontera real.
Lo intenté de todas las formas
pero la ilusión aturdió un poco
y apareció la niña temerosa.
Gracias a ti aprendí a nadar
porque mi ego no soportó la ayuda.
Gracias a ti alivié la soledad
y el tiempo fue menos pesado.
La distancia hace soltar rápido,
entender las señales es un don
o las no palabras enviadas
para continuar la búsqueda.
Fue innecesario despertar así,
con ese último mensaje en mi celular.
Me caes mal prusiano perfecto
con tu responsabilidad sexo afectiva.
Para qué romper el recuerdo agónico
del poder fugaz que vio esta reina.
Qué rabia no poder odiarte.
Qué rabia que tu bondad hiciera mi día gris.
Qué lástima que eres la mejor persona
de esa raza absurda y cruel.
Ojalá la primavera sudaca te coja y acoja,
sientas más colores y olores
y encuentres la soldado perfecta
para devenir el invierno de tu corazón
Consejos[5]
Los mejores consejos que me han dado,
de esos que uno se tatúa en la piel y no se olvidan,
me los dio mi mamita a los quince años.
El primero:
“Haz cualquier wea,
lo que quieras con tu vida,
pero no quedí embarazada,
no antes de salir del colegio.
Toma pastillas, por último,
porque ahí, una como mujer
se caga el resto de la vida.
Estudia, no más, dedícate a estudiar
que es lo único que te puedo dejar”.
El segundo:
“No confíes en los hombres, no sirve.
Mira a tu papá no más
las mujeres podemos solitas.
No se necesita a nadie al lado
para hacer las cosas que uno quiere”.
Mi mamá ha trabajado toda su vida
como vendedora de mall y de retail
con esos horarios que no dejan espacio al disfrute,
porque al capitalismo no le conviene
el amor de familia proletaria.
Desde que echó a mi papá por levantarle la mano
nunca volvió a tener pareja estable.
Eso fue cuando yo tenía 2 años, ahora tengo 35.
Gracias por tanta sabiduría mamita
Heredé de ti lo valiente y desconfiada.
El haber estudiado sin guagua
Hoy me paga la terapia.
Te amo mucho
[1] De Varios autores. Enjambre. Antología poética colectiva. Editorial Moda y Pueblo. 2022
[2] De Beatrix Margarita, Me da miedo mirar el cielo, Editorial Letras Nómadas, 2024.
[3] De Beatrix Margarita, Me da miedo mirar el cielo, Editorial Letras Nómadas, 2024.
[4] De Beatrix Margarita, Me da miedo mirar el cielo, Editorial Letras Nómadas, 2024.
[5] De Beatrix Margarita, Me da miedo mirar el cielo, Editorial Letras Nómadas, 2024.
Beatrix Margarita Leal (Lo Hermida, Santiago, 1988) es investigadora para el diseño, docente universitaria, licenciada en Historia, Magíster en Comunicación, Magíster en diseño avanzado PUC, poeta, música y pintora amateur. Fue bajista de la banda punk rock Portaligas. Participó de la Antología Colectiva Enjambre (2021) de la editorial Moda y Pueblo y del compilado Cultura Prisionera (2024) de la editorial Santiago-Ander. Publicó el poemario Me da miedo mirar el cielo (2024) de la editorial Letras Nómadas. Es parte de Núcleo Adela, donde trabaja temas sobre diseño, género y feminismos.