EL RONDEL DE UN CANTO MATUTINO
A veces llega la mañana con el canto de un mirlo,
quienquiera seas, imagino ahíncos y rutas nuevas,
con una perpetua onda temporal aquieta el sol su chirlo,
yo lloro y lloro por no recordar las culpas, ni las cuevas:
adentros, muslos de fuego que danzaban caricias longevas.
Suena el mar su ebrio silencio y sin siempre lucirlo
a veces llega la mañana con el canto de un mirlo.
Quienquiera seas, imagino ahíncos y rutas nuevas,
llenarse todo de luces junto a un río, siervo de las glebas
con rosas tapizadas las hierbas. Templo olvidado, vivirlo
se contemplan testimonios, urnas que imponen pálidas pruebas.
Las campanas tocan un rezo al oído del viento y para sentirlo
a veces llega la mañana con el canto de un mirlo.
NO EN OTRO LADO
Sobre ademanes de lodo
derramamos jarros de agua fría,
pero antes de abdicar,
intentemos inocular
los bríos del cielo coralino,
los visos de la gloria
en los botones de rosa,
en las monteras del escarpado navegar,
en las voces que buscan
el revés del desavío desvaído.
En redor del cariz de la hierbaluisa
fluctuemos el pivote del amor
apremiando los bordes de un moisés
pintado en las mayólicas asilvestradas
de un pirático solario.
Caminemos por senderos secretos
rumbo a una cumbre de petroglifos
que trazan el significado de la vida
con el rostro de los osos.
Tengamos el orgullo de la lucidez
y al mirar las colinas brumosas,
los morados farolillos, circundémoslos
con el mayor enigma desvelado:
nuestros dioses están aquí
tatuados en la memoria epicúrea
de las capas aguaderas
de una tentación absoluta.
DIFUSAMENTE
Ininterrumpida respiración,
sobre mi vientre el perro soñaba:
de sus ramas de helicópteros los castaños
pulverizaban inflorescencias esféricas,
se entremezclaban con la indulgencia
suculenta del otoño apremiando
la eucaristía de cabriolas y hojas aserradas.
Por el entorno brillantemente blanco
pirueteaba el idilio de los cisnes
y del culantrillo de pozo se desperezaba
un aroma rumoroso – posdata
rezagada de un tiempo estrellar.
Soñaba el perro entre mis brazos
o se marchaba, calladamente se marchaba y detrás,
estacionaria en la lengua arista del terror,
mi alma caída al suelo
– escaques de tierra perdida y lascas.
A hurtadillas las lluvias penetraban
las paredes de tantos soportales,
compañeros de los vientos los mustios tejados.
Desapercibida la pequeñez del aire,
de los segundos la gelidez,
estaba allí calladamente amusgando los ojos
para hacer invisible un descarnado cantil,
para pervivir creyendo que frente al mar
unas cuevas asilarían
el descanso de las aves,
la anuencia suavizante de los alberos,
el florilegio de rosas y setos de boj,
de un perro el sueño
con mis labios sellado,
con el alba
su ininterrumpida respiración.
CONDICIONANTE
Si una voz que recuerdo me lo pidiera
volaría allí
donde no iluminan los luceros
su persistencia, sino
unas flores de ojos acastañados.
Del cuello colgado
un albatros llevaría
rondando el hilo de la vida
mientras, extraño al pleito por la verdad, el tiempo
juzgaría, tal vez, en rebeldía
mi frente añosa
como un invierno aturullado.
Por carencia de pruebas,
los árboles llegarían a ser la señera compañía
de los cierzos transparentes
y entre indóciles cabelleras de algas
se entendería un presagio:
descansará el mar cuando
por todos los resquicios de los concheros
la luz germine aspas de amor.
EL CLAVEL DE UN HOMBRE
Una noche de lluvia,
orfeón in aeternum
por la cañería de cetrinos chopales,
esperaba un clavel
en el aire malherido de la soledad
el regreso de un hombre.
Su mayor misterio, su propia voz,
encajero de diáforas y clepsidras.
Adalid de la tenue tristeza,
lo había dejado, corimbo desparramado,
en una mesa tersa de sombras
cuyos pies buscaban la placidez
en la bajada de una cama
armoniosamente irregular.
Cómo llovía, cómo fingía el viento
la plétora semántica de su vahído,
cómo el hombre, enviciando las preces,
recordó la llamada de la flor,
su despellejada piel.
Tarea regia renunciar,
adrizó su cansada vista
agarrando, madura y densa, la añoranza
por el clavel, gradecilla escarlata
en las horas de hoja
una noche de lluvia.
TARAREANDO «AS TIME GOES BY»
Un día arrebataré
el rincón de tu alma
para esconderlo en
la irisación más subterránea
de los ojos.
Insaciable tu cuerpo responderá
reconociendo los ritmos añejos
que disuelven el tiempo,
que destierran las distancias.
Recordaremos entonces
tantas cosas esparcidas en el mar
por la centella galáctica de los huesos.
El timbre de tu voz me hará
reír o llorar,
retemblar u olvidar
de nuevo las heridas.
Las tuyas curarán al tocar
la arena destilada por la lluvia.
Desearás guardarme inmutable
en la noche
cuando a tientas
dibujes siluetas rescatadas
del dolor ambiguo
de las palabras.
Y mientras la música rompa
– alargando un pasado tierno –
la incertidumbre insistente de las nubes,
cesará de ser la esperanza
un estribillo letárgico
en el rincón de tu alma
que arrebataré un día…
EL RONDEL DEL CORRALERO EXPECTANTE
Esperaba un corralero entre las luces de la medialuna,
cabeza acarnerada, con la mirada desjarretaba la vitrina del cielo,
sin demora, alienígeno abismo, quebrada montuna,
el tiempo rielaba, entreverando en la noche astillas de hielo.
Nostalgia en las alforjas, crines onduladas, una mano las encuna.
Llegando desde las pupilas de un incipiente hoyuelo
esperaba un corralero entre las luces de la medialuna,
cabeza acarnerada, con la mirada desjarretaba la vitrina del cielo,
la balada de sus rezos se acallaba como íngrimo duelo.
Los toquis se habían ido cerrando los postigos, en la laguna
había empezado el ciclópeo olvido, de las aves el último vuelo.
Encaje de cernejas, un nombre-estribillo, cabeceando estrellas una por una,
esperaba un corralero entre las luces de la medialuna.
Ioana Cecovniuc: docente universitaria en el marco del Lectorado Rumano de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile (Santiago de Chile). Ha publicado poesía en las revistas de arte y literatura Crisopeya (Colombia), Alborismos/Antología Los Herederos del Parnaso 2022 (Venezuela), Diversidad literaria (España), Yoveraqué (Perú). Igualmente, traducciones de poemas del español al inglés en Crisopeya (Colombia) y del español al rumano en Via Rumania Cultura (Rumanía). Premio internacional y diploma de honor en el XI° Concurso Natalicio de la poetisa nacional Ermelinda Díaz, Quilpué, Chile (2021).
Excelsos versos que conmueven las fibras más profundas del alma.
¡Muchos éxitos para la creadora de mundos líricos!
Walter Toscano