Reseña teatral Montaje: «Hotel O’Klock» por Miguel Echeverría

Reseña teatral: Hotel O´Clock : el espejo en la era del simulacro

 

En el corazón de un pueblo aparecen sus intérpretes. Son los imitadores de la sociedad, aquellos que no piden permiso ni perdón, que no desean mal a nadie quienes nos grafican, o será que los talentosos actores y actrices formados en escuelas como la de Teatro Fernando González, son quienes mejor expresan lo que nos pesa. Un elenco que, por el simple hecho de ser ellos mismos, se transforman en un emblema vivo de la actualidad sobre las tablas: un espejo del cuerpo colectivo que habita los dominios de la creatividad.

Las familias repletaron el siempre cercano Mori de Recoleta, los pequeños grupos de relativos a los intérpretes daban un marco de público masivo. En sus manos cargaban ansiedad, anillos y ramos de flores, unos izquierdistas llevaban carteles de su opción a casi una semana de elecciones. La sociedad permeaba en la obra, y sus ejecutores no defraudaron, eran expertos en si mismos, expresiones virtuales con narrativas actuales. Prudentes tiempos para conocer a los más de diez exponentes de la teatralidad, con vivaces diálogos que nos miran con claras ganas de cuestionar. No presencié ningún error, todo fluyó como un río. El drama abría dudas, el sin sentido parecía comedia de pasada. Ese grupo de actores nos llamó a pensar.

 

Vivimos o sobrevivimos en un tiempo donde la conciencia social se ve forzada a adaptarse a los contextos impuestos por quienes detentan las armas —materiales o simbólicas— más letales del momento. La supremacía del deseo capitalista nos ha empujado a un estado humano alejado de toda reflexión. Si el celular aparece como vía de escape, en realidad nadie escapa. Si los padres son novatos, el mundo ya les tendió una trampa: entregar a sus hijos al experimento de las tecnologías autónomas, al pandemónium de las redes sociales y a la vanagloria de la violencia, en un contexto donde la moralidad y el mérito parecen reliquias. La preparación y el buen comportamiento son ahora virtudes subestimadas por quienes dominan los espacios de influencia sin verdadera deliberación.

En este contexto, Hotel O’Klock se alza como un ejercicio teatral valiente, protagonizado por actores y actrices noveles que lanzan sus voces al eco vibrante de la sala repleta del Teatro Mori de Recoleta. Bajo la dirección de Danae Bastías, la obra se construye como un homenaje al recientemente fallecido Héctor Noguera. En escena, el ambiente se carga de significado y se despliega una narrativa de doble realidad: una fantasía tecnológica que se entrelaza con el tedio familiar de un adolescente capaz de vislumbrar la verdad de su existencia.

Los recursos escénicos —las pausas, los falsos comerciales, el uso del inglés— operan como dispositivos críticos que interpelan a un país que aún se niega a reconocer que su colonización económica no ha terminado, sino que ha mutado. Los jóvenes, más que nadie, comprenden las consecuencias linguisticas del uso excesivo de las plataformas digitales: observan a los adultos como los conejillos de indias de un proceso que daña el tejido social, atomizando todos los deseos y relaciones en el individuo.

Desde su construcción contemporánea, Hotel O’Klock da alas a una de las mejores parodias de la realidad reciente. El punto de no retorno en las decisiones de un adolescente —incapaz de discernir entre la verdad y la simulación— lo arrastra a un mundo paralelo que reproduce la banalidad del espectáculo televisivo, donde los anuncios irrumpen incluso en los momentos de mayor intensidad emocional.

Este buen experimento dramatúrgico se atreve a explorar sin filtros el mundo interno de una generación que nunca ha vivido sin la preconfiguración de las redes sociales, de hecho los expone como una suerte de anomalía. Esta condición, lejos de unir, ha profundizado las divisiones, exaltando el éxito económico como única forma de validación, en ese misterioso hotel no se pueden embarazar por políticas de la empresa y, sin afán de adelantar el asesinar es un mandato, desplazando cualquier noción de justicia o igualdad en un mundo digital tenebrosamente similar al de nosotros. Así, Hotel O’Klock se convierte en una crítica feroz y lúcida: una metáfora del mundo actual, donde el dinero y la apariencia se confunden con el éxito. Solo el teatro parece conservar la capacidad de recordarnos que, al final, seguimos siendo actores, reflexivos según la ocasión.

Fecha: Del 7 al 15 de noviembre

Hora: De jueves a sábado, a las 20.30 hrs | Domingo, a las 19.30 hrs

Lugar: Mori Recoleta (Bellavista 77)

Duración: 85 minutos

Edad recomendada: +15 años

Ficha artística:  Dirección: Stephie Bastias | Asistencia de dirección: Dante Parra | Compañía: A des-tiempo | Elenco: Benjamín Arias, Bruno Durán, Catalina Montes, Christian Alveal, Daniela Moreno, Eduardo Letelier, Elena Hohlberg, Esteban Vivalda-Matus, Juan Pablo Muñoz, Martín Ben-Azul, Natalia Pereira, Pedro Ulloa, Romina Silva, Rosario Martínez y Tiare Cabello | Producción: Esteban Vivalda-Matus | Diseño lumínico: Nicolás Sepúlveda | Realización de vestuario: Soledad Albornoz |Diseño escenográfico y visual: Elena Ho.

 

 

 

Por Miguel Echeverría.

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